Trastornos del sueño en niños: causas, recomendaciones y tipos
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Trastorno del Sueño: los trastornos que afectan a los niños suceden cuando el niño ya ha conciliado el sueño y durante la noche hacen que se despierte. Niños que se despiertan a mitad de la noche, niños que se impresionan con facilidad, niños excesivamente lentos en su comportamiento que no alcanzan nunca el agotamiento durante el día, a los que les llama la atención todo lo que les rodea y niños fácilmente excitables. Causas: problemas fisiológicos causados por el propio desarrollo del niño, que le estén saliendo los dientes, que tenga hambre, que tenga problemas de higiene, que esté demasiado cansado o excitado. Dinámica familiar y los lazos afectivos también afectan al estado de ánimo y, por tanto, al comportamiento relacionado con el sueño. Acumulación de ansiedad provocada por la familia. Cambios de ambiente y pensamientos negativos como sensación de abandono por parte de los padres. Recomendaciones: a la hora de irse a dormir, realizar actividades lúdicas sin mucha agitación que sean tranquilizadoras y relajantes. Fijaremos pautas para que los niños tengan un dormitorio independiente y siempre el mismo. Establecer un horario fijo para irse a la cama y fijar una rutina a la hora de dormir. Una vez en la cama, se le puede dar el objeto de apego. No prestar demasiada atención al niño cuando se despierte en mitad de la noche. Trastornos más frecuentes: Disomnia, alteraciones que afectan a la calidad y horario del sueño. La más frecuente es el insomnio, que se refiere a las dificultades para irse a dormir o a la tendencia de desvelarse varias veces durante la noche. Causas: perturbaciones orgánicas, dificultades en la adquisición del hábito de dormir y signos de conflicto emocional. Narcolepsia, alteración neurológica que afecta al sueño y se manifiesta con un sueño constante y no controlado. Parasomnias, fenómenos anómalos en el curso del sueño que lo pueden interrumpir o no, pero que se centran en la alteración y no en su efecto sobre el hecho de dormir o despertarse. Características: no existen casi quejas por parte de los niños que las sufren, son espectaculares pero no son nocivas para el niño. Se dan entre los 3 y 6 años. Tipos: Sonambulismo, episodios repetidos que hacen que el sujeto se levante de la cama y camine sin ser consciente de ello. Estos episodios se dan en la fase 3 y 4 del sueño lento, el sujeto está profundamente dormido. Pueden durar segundos o 20 minutos. Intervención: intentar reconducirlo a la cama hablándole poco a poco, usando frases sencillas, no se le tiene que intentar despertar y adoptar medidas de seguridad. Pesadillas, despertares frecuentes en los que se tiene un recuerdo detallado del sueño que ha sido muy vivido y que da miedo. La persona se despierta ansiosa, chillando y asegurando que tiene miedo. Se dan en el sueño REM, siendo más frecuentes al final de la noche. Al despertarse, la persona está orientada y puede explicar el contenido del sueño. Edad: 3 y 6 años. Intervención: tranquilizar al niño. Terrores nocturnos, episodios repetidos de despertar brusco que normalmente se inician con un grito de pánico y siguen con signos de intensa ansiedad y movimientos estereotipados. No responde a intentos tranquilizadores de los padres, a quienes no reconoce y es incapaz de contactar con la realidad. Duran de 2 a 10 minutos y no se recuerdan. Se dan en el sueño lento, fases 3 y 4. Edad: 3-12 años. Actuación: quedarse con el pequeño para evitar que se caiga. Bruxismo, rechinar de dientes. Se produce por la acumulación de tensión en la zona de la mandíbula, tensión que se descarga durante el sueño. Se puede relacionar con el estrés y factores genéticos. Resulta molesto para los demás y puede ser perjudicial para el niño. Somniloquia, consiste en hablar, gritar, reír o llorar en sueños en cualquier fase, aunque es más habitual en la madrugada. Lo más habitual es que se trate de palabras sueltas o frases muy cortas. Al día siguiente no se recuerda nada. Puede estar relacionado con el estrés. Jactatio capitis, hábito motor que consiste en mover rítmicamente la cabeza sobre la almohada. Se da al empezar a dormirse para relajarse. Se inicia a los 6 meses y dura hasta los 2-4 años. Se considera normal, pero si a los 4 años sigue, dejan de serlo. Ronquidos, entre el 7-10% de los niños son roncadores habituales. Si se presentan ronquidos persistentes acompañados con boca abierta y ciertas dificultades de respiración, es necesario consultar a un especialista. Dificultades para irse a dormir: temores o por no querer interrumpir la actividad que están haciendo. Diferencias entre horarios establecidos. Para agilizar el sueño, debemos tener en cuenta que los factores que facilitan que el niño duerma y el entorno son adecuados para ello. Causas por las que no quiere dormir: le cuesta irse a dormir porque lo que está haciendo es más importante para él, tiene miedo, piensa que irse a la cama es alejarse de su familia. Factores facilitadores: cercanía de familiares, poner normas de conducta a la hora de descanso, establecer rutinas de aprendizaje y de higiene, entorno adecuado, clima armonioso, temperatura adecuada y regulada... Conductas rituales antes de irse a dormir. Una vez en la cama, que permanezca con alguien de confianza para que se duerma pronto, dejarle un juguete, un poco de luz. Actitud del educador y los padres: no plantearle la hora de dormir como un castigo, afectividad necesaria y primordial, no acudir directamente si empieza a llorar.