Trastornos de Conducta Infantil: Causas, Evaluación y Estrategias de Intervención
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Trastorno de Conducta
Se define como un conjunto de comportamientos inadecuados para la edad del niño, los cuales le producen conflictos con su entorno social, una alteración en su estado de ánimo o le conducen al fracaso escolar (Belda y Arco, 2004).
Evolución de los Trastornos de Conducta y Conexión con otras NEE
El fracaso escolar puede estar vinculado a dos vertientes principales:
- Trastorno conductual: El niño causa problemas a otras personas o transgrede las normas y conductas socialmente aceptables.
- Problema emocional: Se refiere a manifestaciones conductuales que surgen como respuesta a estados emocionales aversivos como la infelicidad, la frustración o la tristeza.
Causas de los Trastornos de Conducta
Los factores que influyen se pueden agrupar en dos categorías principales:
- Factores del sujeto (ontogenético): Relacionados con las características individuales del niño.
- Factores contextuales: Incluyen el entorno del niño, que según la teoría de sistemas de Bronfenbrenner, se organizan en:
- Microsistemas: Factores familiares, escolares y sociales (grupo de iguales).
- Mesosistema: La interrelación entre los diferentes microsistemas (familia-escuela, por ejemplo).
La Evaluación de los Problemas de Conducta
Desde una perspectiva ecológico-sistémica, la evaluación debe ser integral. La recogida de información debe incluir:
- Diferentes informantes (padres, profesores, el propio niño).
- Distintos tipos de técnicas (entrevistas, cuestionarios, observación).
- Diversos contextos (hogar, escuela, actividades extraescolares).
Técnicas de Evaluación
Entrevista
Permite recoger información sobre variables históricas y actuales mediante preguntas abiertas y cerradas. Es fundamental obtener datos sobre:
- El niño: Su percepción, sentimientos y pensamientos.
- Su conducta: Descripción detallada del comportamiento problemático.
- El entorno:
- Situaciones en las que ocurre la conducta.
- Elementos presentes (antes, durante y después del comportamiento).
- Respuestas de las distintas personas que interactúan con el niño en los diferentes contextos.
Escalas, Cuestionarios y Autoinformes
Estas herramientas comparan el comportamiento del niño con el de su grupo social de referencia. Sus principales funciones y limitaciones son:
- Permiten identificar de manera descriptiva la topografía de las conductas.
- Sin embargo, podrían dejar muchos parámetros importantes sin información detallada.
Observación y Registro
Consiste en observar las conductas en su contexto natural o en un entorno artificial controlado. Aspectos clave:
- Requiere un entrenamiento del observador para garantizar la objetividad.
- También se puede entrenar a los adultos que conviven con el niño para que realicen una recogida sistemática de datos.
La Intervención en los Problemas de Conducta
Desde una perspectiva ecológico-sistémica, se debe diseñar una intervención que atienda a los diversos factores que pueden estar influyendo en el problema de conducta. Se trata de adaptar el esquema de actuación propuesto en el artículo Evaluar interviniendo, intervenir evaluando.
Una Primera Respuesta a los Problemas de Conducta en el Aula
- Acuerdos del equipo docente: Reunir a los profesores que comparten al alumno para unificar criterios sobre normas, respuestas, sanciones y recompensas.
- Comprensión del comportamiento: Intentar comprender que la conducta no es necesariamente “intencional” o “culpa” del niño.
- Explicitar las normas: Establecer claramente las normas del aula y las consecuencias de su incumplimiento, tanto verbalmente como mediante apoyos visuales (carteles).
- Diálogo con el alumno: Hablar con el estudiante sobre su comportamiento, el porqué del mismo y sus consecuencias para él y sus compañeros.
- Ignorar conductas inadecuadas: En la medida de lo posible, ignorar los comportamientos disruptivos leves para no reforzarlos con atención. Es crucial no perder el control ni enfadarse.
- Reforzar la buena conducta: Prestar atención y felicitar activamente al alumno cuando se comporta de manera adecuada.
- Comunicación efectiva: Las instrucciones y respuestas verbales de los adultos deben ser breves, precisas y concretas. Las amenazas, reproches o discusiones continuas no son eficaces.
- Anticipación: Estar atentos y discriminar las señales que predicen un episodio de rabieta o desobediencia para poder controlarlo, ya sea alejando al niño de la situación conflictiva o distrayéndolo con otra actividad.
- Asignar responsabilidades: Darle al alumno responsabilidades dentro del aula para fomentar su sentido de pertenencia y autoestima.
- Contratos de conducta: Firmar un contrato con el alumno donde se especifiquen los comportamientos esperados y las recompensas asociadas.
- Apoyo entre iguales: Utilizar estrategias como grupos cooperativos o la tutorización entre iguales para fomentar un entorno de apoyo.
- Colaboración familia-escuela: Mantener una comunicación fluida y constante entre la familia y el centro educativo para coordinar las actuaciones.