Trastorno Límite de la Personalidad (TLP): Síntomas, Características y Criterios Diagnósticos
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Definición del Trastorno Límite de la Personalidad
El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) consiste en un patrón generalizado de inestabilidad en las relaciones personales, la propia imagen y las emociones, así como una marcada impulsividad. Suele comenzar en la adultez temprana.
Criterios Diagnósticos y Síntomas Clave del TLP
Para un diagnóstico de TLP, se requiere la presencia de cinco o más de los siguientes rasgos:
- Esfuerzos intensos por evitar un abandono real o imaginario. Las personas con TLP experimentan un miedo muy intenso a ser abandonadas por la persona que aman (o cualquier persona importante para ellas) y suelen reaccionar con ira inapropiada o pánico ante la separación, incluso si es temporal. Por ejemplo, si alguien llega tarde a una cita o la anula, pueden interpretarlo como un indicio de posible abandono o traición y reaccionar de forma muy intensa.
- Relaciones interpersonales inestables, caracterizadas por la alternancia entre la idealización de la otra persona y su desvalorización total. Pueden considerar a alguien un ser maravilloso y excepcional en el primer o segundo encuentro, sintiendo emociones muy intensas, deseando su atención continua y compartiendo detalles íntimos desde el inicio. Sin embargo, si esta persona no cumple con esas altas expectativas (lo cual es común), pueden pasar fácilmente al extremo opuesto, creyendo que no les importan, que han sido traicionadas o que la otra persona es decepcionante o mala.
- Problemas de identidad: una autoimagen o sentido del yo marcadamente inestable. Cambian bruscamente sus metas, valores, aspiraciones profesionales, opiniones y tipos de amigos. No tienen claro lo que desean ni una identidad definida, sino que cambian en función de las influencias externas. Cuando carecen de una relación de amor y apoyo, pueden incluso sentir que no son nada o que no existen en absoluto.
- Impulsividad en al menos dos áreas que pueden perjudicarse a sí mismos. Por ejemplo, pueden gastar dinero de forma irresponsable, comer compulsivamente, abusar de sustancias, practicar sexo no seguro o conducir de forma temeraria.
- Conductas suicidas recurrentes o automutilación.
- Inestabilidad afectiva debida a una reactividad emocional marcada (por ejemplo, episodios de disforia, irritabilidad o ansiedad que duran solo unas horas o, rara vez, unos días). Generalmente, su estado de ánimo es disfórico, con frecuentes estallidos de rabia, pánico o desesperación, debido a que reaccionan con gran intensidad ante los diversos sucesos de la vida, sintiendo emociones muy intensas y con problemas para controlarlas.
- Sensación crónica de vacío, falta de sentido y soledad.
- Ira intensa e inapropiada o dificultades para controlarla.
- Ideación paranoide temporal en periodos de estrés intenso o síntomas disociativos severos.