Transición del Románico al Gótico: El Protogótico y la Arquitectura Cisterciense

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El protogótico, en la transición del arte románico al gótico, tuvo un papel destacado gracias a la reforma cisterciense. Esta reforma favorecía un nuevo concepto del arte caracterizado por la sencillez arquitectónica y ornamental. La arquitectura cisterciense, que se considera protogótica, fue ubicada lejos de las concentraciones urbanas y de los núcleos de poder, es decir, en sitios aislados en zonas rurales.

Sus iglesias, concebidas para el uso exclusivo de la comunidad, con la separación de poderes y hermanos, determinan la existencia de dos coros en un templo de tipo basilical con tres naves, cabecera rectilínea y ábside de planta cuadrangular. El arco ojival y la bóveda de crucería son característicos. A pesar de su austeridad inicial, la orden cisterciense acumula una importante riqueza a causa del tipo de vida y el incremento de sus miembros. Por esto, acabó construyendo iglesias tan monumentales y lujosas como las que antes habían criticado, como Poblet, Santes Creus y Fietro.

La Arquitectura Gótica: Luminosidad y Elevación

La arquitectura gótica seguirá siendo principalmente eclesiástica. Dos elementos destacan ahora: la luminosidad y la elevación. Frente a la oscuridad del románico, el gótico consigue grandes entradas de luz gracias a las vidrieras situadas en los muros, que pierden su función de soporte. Las catedrales se hacen más altas y monumentales.

En cuanto a los elementos constructivos, la arquitectura gótica introduce el arco ojival y la bóveda de crucería. Este arco permite distribuir mejor las cargas laterales, y la bóveda de crucería transmite las cargas a cuatro puntos. Está formada del esqueleto y la plementería, originando bóvedas cuadripartidas (más corrientes), sexpartidas, estrelladas… Las cargas de las bóvedas las recogen los pilares, a los que se le adosan los baquetones para proyectarlos hacia los contrafuertes. Éstos son separados del muro por los arbotantes, que transmiten cargas laterales hacia ellos. El contrafuerte se suele rematar en un pináculo, que decora y reorganiza las fuerzas de las cargas. Así, los muros pueden ser reemplazados por grandes vidrieras que dejan entrar la luz “divina”.

La Catedral Gótica: Máximo Exponente

La catedral fue el máximo exponente de la arquitectura gótica; cualquier ciudad que se preciara debía poseer al menos una, y hubo mucha competencia por erigir la mejor. La planta acostumbraba a ser longitudinal, con tres o cinco naves, e incorpora un crucero. La cabecera es ahora poligonal, y en ella se sitúan el presbiterio, el deambulatorio y las capillas exteriores. Aparecen elementos como el triforio o el claristorio, propios del gótico. Las fachadas se desarrollan ampliamente y en las portadas se colocan los gabletes y los rosetones, unas oberturas circulares con vidrieras.

Arquitectura Civil Gótica

No debemos olvidar la arquitectura civil, el edificio más importante de la cual fueron las lonjas o mercados, espacios cerrados dentro de la ciudad donde se intercambiaban alimentos. Destacamos también hospitales y ayuntamientos.

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