Transición Española: Últimos Años del Franquismo y Oposición al Régimen (1969-1975)

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Etapa Final del Franquismo (1969-1975)

Con la formación del llamado “gobierno monocolor” en 1969, el franquismo entra en sus últimos años. Pese al predominio del Opus Dei, las desavenencias entre aperturistas e inmovilistas se suceden, especialmente tras estallar el “escándalo Matesa”, una empresa de maquinaria textil conectada con el entorno del Opus Dei. Esta empresa protagonizó un fraude financiero relacionado con la exportación, las denuncias de corrupción implicaron a altos cargos del régimen. El escándalo fue difundido por la prensa y los sectores más inmovilistas del gobierno culparon del desprestigio a la apertura informativa propiciada por la Ley de Prensa.

El caso Matesa (1969) tuvo repercusiones políticas importantes, ya que provocó la expulsión del sector más tecnócrata del gobierno, a los que se responsabilizaba también del aumento de la contestación social. El nuevo vicepresidente del gobierno, Carrero Blanco, impulsó un endurecimiento del régimen: el estado de excepción se convirtió en un recurso frecuente; aumentaron las detenciones y la violencia policial; en 1970 un Consejo de Guerra (Proceso de Burgos) condenó a nueve miembros de ETA a la pena de muerte (ante la fuerte protesta internacional, Franco conmutó las penas de muerte por cadenas perpetuas).

En junio de 1973, Luis Carrero Blanco fue nombrado Presidente del Gobierno, convirtiéndose en la persona clave para mantener la unión de todas las “familias” franquistas. Era la primera vez que se diferenciaban los cargos de Jefe de Estado (Franco) y Presidente del Gobierno.

Seis meses después, el 20 de diciembre de 1973, un atentado de ETA acababa con la vida del Almirante Carrero Blanco. Era un golpe durísimo para el régimen, con Franco cada vez más enfermo, Carrero era el único capaz de mantener unidos a los diferentes sectores del franquismo. A partir de ese momento creció la fractura entre los inmovilistas (conocidos como “el búnker” y defensores del carácter inalterable de los principios del Movimiento - Girón, Solís, Blas Piñar -), y los aperturistas (partidarios de un cambio progresivo que permitiese la formación de asociaciones políticas - Fraga, Areiza, Pío Cabanillas -).

En enero de 1974 se formó un nuevo gobierno presidido por Carlos Arias Navarro, que pretendía unir a aperturistas e inmovilistas. El programa del gobierno quedó resumido en el llamado “espíritu del 12 de febrero”, fecha en la que el nuevo presidente presentó en las Cortes un proyecto de apertura hacia un mayor pluralismo político. El “búnker” denunció el inminente peligro de destrucción del régimen y Arias Navarro volvió a acercarse al inmovilismo. Pese a la publicación de la Ley de Asociaciones Políticas (diciembre de 1974), el clima de inestabilidad política fue en aumento. Proliferaron las manifestaciones callejeras y las huelgas obreras, además los grupos de oposición promovieron la creación de organismos unitarios para reivindicar la democratización del país e impedir la continuidad del franquismo:

  • En 1971 se creó la Asamblea de Cataluña, que englobaba a toda la oposición catalana.
  • En 1974, por iniciativa del PCE, se formó en París la Junta Democrática de España, que integraba a fuerzas de izquierda (sin el PSOE) e incluso a algunas personalidades de la derecha democrática. Propugnaban la formación de un gobierno provisional que implantase un régimen democrático.
  • En 1975, el PSOE impulsó la Plataforma de Convergencia Democrática junto a la Democracia Cristiana y el PNV. Posteriormente la Junta y la Plataforma terminaron por fundirse en un organismo común al mantener un programa similar. Fundaron la Coordinadora Democrática (“Platajunta”).

En los últimos años de la dictadura se produjo también un recrudecimiento de la violencia política: ETA incrementó sus atentados y, además, creció un terrorismo de ultraizquierda (GRAPO y FRAP). El franquismo respondió con una intensificación de la represión: un joven anarquista (Puig Antich) fue ejecutado en 1974; el decreto de Ley Antiterrorista (1975) significó en la práctica la instauración de un estado de excepción permanente. Apenas dos meses antes de la muerte del dictador fueron ejecutados cinco activistas de ETA y del FRAP, a pesar de las numerosas peticiones internacionales de indulto.

El final definitivo del régimen vino por el agravamiento de la enfermedad de Franco a lo largo de 1974 y 1975. Con el dictador incapacitado para ejercer sus funciones de Jefe del Estado, estalló el “conflicto del Sahara”. El rey Hassan II de Marruecos, que contaba con el apoyo de EEUU para frenar una posible expansión de la Argelia socialista, organizó la Marcha Verde, una invasión pacífica del Sahara. España optó por claudicar: firmó el Acuerdo de Madrid, que suponía la entrega del Sahara a Marruecos y a Mauritania. El abandono de España inició un conflicto todavía no resuelto en la actualidad (el Frente Polisario reclama la independencia del pueblo saharaui).

Finalmente, Franco falleció el 20 de noviembre de 1975 dejando tras de sí un régimen anacrónico y en profunda crisis.

La Oposición al Régimen Franquista

Como consecuencia de los profundos cambios experimentados en la sociedad española, que en proporción creciente aspiraba a las mismas libertades que se disfrutaban en Europa, desde los años sesenta se fueron ampliando los frentes de oposición al régimen. Los principales grupos de oposición fueron los siguientes:

  • El movimiento obrero: el sindicato más importante fue CCOO (Comisiones Obreras, de ideología comunista y liderado por Marcelino Camacho); también destacaron UGT (socialista), USO (cristiano) y ELA-STV (nacionalista vasco).
  • El movimiento estudiantil universitario: desde la década de los sesenta la reivindicación explícita de libertades democráticas fue constante. En 1965 las protestas alcanzaron una gran magnitud y fueron expulsados de sus cátedras destacados profesores como Tierno Galván o Aranguren.
  • La oposición de un sector de la Iglesia, como consecuencia del Concilio Vaticano II (1962 – 1965). Una parte de la jerarquía eclesiástica (cardenal Tarancón) se distanció del régimen y no pocos sacerdotes militaron o colaboraron con los partidos y sindicatos clandestinos.
  • La oposición dentro del ejército, organizada en torno a la UMD (Unión Militar Democrática).
  • Los grupos y partidos políticos ilegales, destacan:

Partidos Políticos Clandestinos Durante el Franquismo

  1. El Partido Comunista de España (PCE), principal fuerza de oposición al régimen.
  2. El PSOE, dirigido por Felipe González, que se renovó en el Congreso de Suresnes (1974).
  3. Los nuevos partidos de extrema izquierda, como el PTE o la ORT.
  4. Partidos minoritarios de carácter moderado, como la Izquierda Democrática de Ruiz Giménez o la Unión Social Demócrata de Dionisio Ridruejo.

Evolución de las Mentalidades y Cultura en la España Franquista

La mentalidad de posguerra era autoritaria, inspirada en el catolicismo y la obediencia jerárquica en todos los ámbitos. En los sesenta, la mentalidad se abrió a la influencia europea. El cambio vino motivado por la llegada de turistas europeos, el regreso de los emigrantes y el acercamiento a Europa del franquismo.

Cultura y Censura Durante el Franquismo

Al término de la Guerra Civil, buena parte de los intelectuales y artistas españoles tuvieron que partir al exilio; las manifestaciones culturales en España hasta 1955 estuvieron marcadas por el clasicismo y la exaltación del nacionalismo español. La censura vigiló las actividades intelectuales y a los medios de comunicación, limitando considerablemente la creación. Aun así, Camilo José Cela en “La familia de Pascual Duarte” o Buero Vallejo en “Historia de una escalera” reflejaron las duras condiciones de vida.

Desarrollismo y Nueva Cultura (1956-1975)

Entre 1956 y 1975, con el desarrollismo, cambió el mensaje del franquismo, que propició el crecimiento de la cultura de evasión: cine folclórico, comedia intrascendente, fútbol y toros. La respuesta de los intelectuales fue un mayor compromiso social: nacía la llamada generación realista, con obras como “El Jarama” de Sánchez Ferlosio o “Las ratas” de Miguel Delibes. El cine también se renovaba reflejando la sociedad española de una manera crítica: “Bienvenido Mr Marshall” de Luis García Berlanga o “Muerte de un ciclista” de Juan Antonio Bardem. A finales de los 60 nació una literatura experimental, con prosistas como Juan Goytisolo y poetas como José Ángel Valente.

Intelectuales Españoles en el Exilio

La cultura española siguió desarrollándose durante el franquismo también fuera del país. Entre los intelectuales del exilio destacan el poeta Rafael Alberti o el ensayista liberal Salvador de Madariaga.

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