Transición Española a la Democracia: Desde la Muerte de Franco hasta la Actualidad
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La Transición Española: De la Dictadura a la Democracia
Los siguientes documentos permiten realizar una composición de texto histórico sobre la transición política hacia la democracia tras la muerte de Francisco Franco.
El Declive del Franquismo (1960-1975)
El régimen surgido en 1939 de la Guerra Civil afrontó en la década de 1960 una etapa de cambios. La liberalización de la economía trajo un crecimiento continuado durante toda la década, en gran medida por factores externos (inversiones extranjeras, llegada de turistas, exportaciones y divisas enviadas por los emigrantes). Esto permitió que la estructura social se transformara: el número de jornaleros agrarios disminuyó y crecieron las clases obreras de la industria y los servicios (que llegaron a ser el 40% de la población activa) con el consecuente crecimiento del movimiento obrero (partidos y sindicatos clandestinos), así como las clases medias (formadas por profesionales liberales, funcionarios y otros trabajadores especializados), mientras que las clases altas seguían siendo una minoría con poder económico e influencia política. Otros cambios vinieron de la mano de la mejora en la formación y educación de la gente (y aún lo haría más a partir de 1970 con la escolarización obligatoria hasta los 14 años), el número de universitarios creció, la mujer se incorporó al mundo laboral y la Iglesia Católica perdió influencia en la población e incluso albergó movimientos de oposición al régimen.
Pero la mejora en las condiciones materiales y un cierto aperturismo en el régimen (Ley de Prensa de 1966, Ley Orgánica del Movimiento y Ley de Libertad Religiosa de 1967) no consiguieron que la gente olvidara la ausencia de libertades. La oposición crecía desde el exilio, pero también en el interior. Ya en 1962, en Múnich, se había organizado un congreso en el que las fuerzas democráticas españolas de izquierdas y derechas, del exilio y del interior, se reunieron para condenar el régimen. La reacción por parte de Franco contra la reunión (que calificó de contubernio) y sus participantes fue dura y aumentó el rechazo internacional.
La entrada en la década de 1970 marca el inicio de la decadencia del régimen debido al constante crecimiento de la oposición y la división dentro de él entre aperturistas e inmovilistas (el búnker). Esto genera conflictividad social y crecen las huelgas y manifestaciones, así como la actividad de la oposición. Coincidió con la crisis del petróleo, la cual puso fin al exitoso modelo económico de la década anterior y dio lugar a la crisis económica que marcó los últimos años del franquismo y la transición.
Con Franco enfermo y su fin próximo, movimientos opuestos comenzaron a tomar posiciones. Desde el búnker pretenden que, cuando muera el dictador, se debe impedir cualquier cambio (el propio Franco había dicho poco antes de su muerte “todo queda atado y bien atado”). Arias Navarro, sucesor de Carrero Blanco (presidente del gobierno asesinado por ETA), daba en las cortes un discurso aperturista; se habló entonces del espíritu del 12 de febrero, pero pronto se vio que todo quedaba en las palabras y que el régimen no cambiaba.
En la oposición, los dos principales partidos lideraron organizaciones suprapartidarias para coordinar el trabajo de grupos afines que compartían un mismo objetivo. El Partido Comunista inspiró en 1974 la Junta Democrática, cuyo programa aspiraba al desmantelamiento y sustitución del gobierno, legalización de todos los partidos, derecho a la huelga, manifestación y reunión, reconocimiento de las autonomías y separación de Iglesia y Estado. El PSOE lideró la Plataforma de Convergencia Democrática (1975), que compartía objetivos con la anterior, por lo que ambas confluyeron en 1976 en la Coordinación Democrática (conocida popularmente como la Platajunta).
Con el régimen dividido y la oposición cada vez más fuerte, el 20 de noviembre de 1975 moría Francisco Franco.
La Transición a la Democracia (1975-1982)
Después de la muerte del Caudillo y la coronación de Juan Carlos I, comenzó un proceso de democratización conocido con el nombre de Transición.
Tras la confirmación de Arias Navarro como primer presidente del gobierno de la monarquía, el camino de las reformas políticas no comenzaría hasta la llegada a la presidencia del gobierno de Adolfo Suárez. Su vocación reformista la manifestó en el mensaje que dirigió al país el 6 de julio de 1976, después de ser investido presidente, en el que aseguraba la vocación democrática de la Corona: > (Doc. 1).
Los meses que siguieron al nombramiento de Suárez fueron decisivos en el proceso de liquidación de la dictadura franquista y de instauración de un sistema democrático. Suárez les dio impulso a las reformas: despenalizó las asociaciones políticas, reguló el derecho a huelga, suprimió el TOP (tribunal encargado de la represión política desde 1963), disolvió el Movimiento (del que había sido ministro-secretario), aprobó la ley de libertad sindical… No obstante, el proyecto más ambicioso de su gobierno fue la elaboración de la Ley para la Reforma Política (Doc. 2), que tenía por objetivo establecer un sistema democrático asentado sobre las siguientes bases: la supremacía de la ley y la soberanía popular, un sistema bicameral y el sufragio universal en la elección de diputados. Asimismo, ese texto legal autorizaba al gobierno y a las Cortes a iniciar las reformas políticas necesarias para conseguir la plena democracia. Así, en un contexto marcado por las tensiones políticas que enfrentaban a los rupturistas, agrupados en la Platajunta, y agravado por la crisis económica y la mobilización obrera, en enero de 1977 entraba en vigor la Ley para la Reforma Política, con la que las propias Cortes franquistas ponían fin al franquismo. A partir de ese momento, se abría el camino para el restablecimiento de las libertades democráticas y para la convocatoria de unas Cortes constituyentes.
El primer gran reto del gobierno de Suárez tras la aprobación de dicha ley fue la convocatoria de elecciones, pues había que legalizar los partidos políticos (entre ellos el Partido Comunista, la bestia negra del franquismo) y consensuar la nueva ley electoral. Una vez celebradas las elecciones, que ganó la Unión de Centro Democrático de Suárez por una amplia mayoría, seguido por el PSOE, todos los esfuerzos se concentraron en lograr el mayor consenso posible entre las fuerzas parlamentarias para lograr dos objetivos principales: elaborar una constitución democrática y adoptar las medidas necesarias para superar la grave crisis económica y los intentos desestabilizadores de la derecha (golpismo) y de los terroristas (ETA, GRAPO…). El primer fruto del consenso político y sindical para salir de la crisis fueron los Pactos de la Moncloa, subscritos en 1977 por las principales fuerzas parlamentarias y sindicales. En esos Pactos se establecieron las medidas necesarias para sanear la economía española y se reconocieron los derechos políticos y las libertades civiles de la ciudadanía en tanto no se aprobase la Constitución.
Con todo, la principal conquista democrática de ese período fue la Constitución. De acuerdo con la Constitución (Doc. 4), aprobada en referendo popular el 6 de diciembre de 1978, > asentado en la >. Esta proclama también la soberanía popular, la monarquía parlamentaria como forma del Estado, el reconocimiento del >, la cooficialidad de las lenguas autonómicas, etc. Además, se reconocen plenos derechos políticos (educación, sanidad, seguridad social, huelga) y la aconfesionalidad del Estado, y se establece la separación e independencia de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y una nueva organización territorial, configurando el Estado en comunidades autónomas.
No obstante, a pesar de los amplios consensos obtenidos, Suárez tuvo que enfrentar una fuerte crisis económica y conflictividad laboral, un proceso autonómico que no siempre pudo mantener bajo su control y una escalada terrorista sin precedentes, así como una crisis de confianza en el seno de su propio partido tras la moción de censura promovida por el PSOE. Estas fueron las razones que lo llevaron a dimitir el 29 de enero de 1981.
El 23 de febrero de ese mismo año, mientras se celebraba la investidura de Calvo Sotelo, que sustituía a Suárez, el coronel Tejero asaltaba el Congreso de los Diputados (Doc. 4). El golpe de Estado de Tejero, que mantuvo secuestrado por unas horas al gobierno y a los representantes de la soberanía popular, fue un intento de los involucionistas para acabar con la democracia. Sin embargo, la movilización popular y el compromiso de las principales organizaciones políticas y sindicales con el proceso democrático hicieron fracasar el golpe de Estado militar. Posteriormente, en octubre de 1982, se celebraron las segundas elecciones democráticas, que ganaba el PSOE con mayoría absoluta. Los primeros gobiernos socialistas, siempre presididos por Felipe González, orientaron sus esfuerzos a consolidar la democracia, para lo que pusieron en marcha una serie de reformas que transformaron y modernizaron España.
La Consolidación Democrática y la España Moderna (1982-Actualidad)
Los Gobiernos Socialistas de Felipe González (1982-1996)
Durante los primeros años del gobierno de Felipe González, la economía española pasó por momentos difíciles con la reconversión industrial y el aumento del paro. En cuanto a la política internacional, España confirma su permanencia en la OTAN mediante referéndum y entra en la CEE el 1 de enero de 1986. Ya en la segunda legislatura del PSOE termina de configurarse el estado de las autonomías y mejora la economía, aunque las cifras de paro siguen siendo importantes. El problema del terrorismo de ETA sigue presente y se agrava con la actividad de los GAL (guerra sucia contra el terrorismo vasco). La entrada en la década de 1990 viene marcada por grandes inversiones en infraestructuras (el primer AVE) y eventos como los Juegos Olímpicos o la Exposición Universal, que llevarán a una crisis económica después de 1992.
El Gobierno del Partido Popular de José María Aznar (1996-2004)
En 1996, después de cuatro legislaturas, el Partido Popular de José María Aznar gana las elecciones y pacta con los nacionalistas vascos y catalanes su investidura como presidente. Las políticas llevadas a cabo por el ministro de economía Rodrigo Rato para salir de la crisis económica fueron encaminadas a la privatización de empresas públicas y a reducir el gasto público, así como al fomento de la construcción como uno de los pilares básicos de la economía española. En las relaciones internacionales, se desplazaron los intereses españoles de Europa hacia los EE.UU. En la segunda legislatura, Aznar gobernó con mayoría absoluta, lo que le permitió políticas y medidas que despertaron gran oposición (Ley de Universidades, Plan Hidrológico, presencia en la guerra de Iraq). En 2002, el Euro se convirtió en moneda oficial.
Los Gobiernos Socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011)
En las elecciones de 2004, 3 días después del atentado del 11M en Madrid, Rodríguez Zapatero ganaba las elecciones y conseguía la presidencia con el apoyo de IU y ERC. La primera legislatura estuvo marcada por la retirada de las tropas de Iraq y por los avances sociales (ley de Dependencia, ley de Memoria Histórica, Matrimonio Homosexual, regularización de inmigrantes, ley de Violencia de Género). Renovó en las siguientes elecciones, una segunda legislatura que fue la del inicio de la crisis económica y aumento del paro hasta los cinco millones, y también del anuncio de ETA del abandono de la lucha armada.
El Gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy (2011-Actualidad)
En noviembre de 2011 Mariano Rajoy ganaba las últimas elecciones hasta nuestros días.