Transición del Antiguo al Nuevo Régimen en España: Revolución, Liberalismo y Desafíos (Siglos XVIII-XIX)
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Transición del Antiguo al Nuevo Régimen en España: Revolución, Liberalismo y Desafíos (Siglos XVIII-XIX)
El Reinado de Carlos IV y la Guerra de la Independencia (1808-1814)
El paso del Antiguo al Nuevo Régimen en España se inicia con la lucha entre el Absolutismo y el Liberalismo. Los antecedentes se encuentran en el Despotismo Ilustrado de Carlos III y, especialmente, en el reinado de Carlos IV, coincidiendo con la Revolución Francesa. La monarquía española adoptó diversas posiciones frente a la Revolución (neutralidad, oposición, alianza), lo que favoreció la intromisión francesa y la descomposición de la corte (Trafalgar, Proceso de El Escorial).
El Tratado de Fontainebleau (1807) y los sucesos de 1808 (Motín de Aranjuez, Abdicaciones de Bayona) desembocaron en la Guerra de la Independencia (2 de mayo). Este conflicto fue, a la vez, una guerra de liberación contra un enemigo exterior y una revolución política interna, con el pueblo asumiendo la soberanía (juntas provinciales y locales, Junta Suprema Central, Cortes de Cádiz). También fue una guerra civil entre afrancesados (reformistas e ilustrados) y la mayoría de los españoles, que luchaban por Fernando VII (absolutistas y liberales).
La guerra se desarrolló en tres fases:
- Junio-Noviembre 1808: Invasión, Batalla de Bailén, Junta Suprema Central.
- Otoño 1808 - 1812: Grande Armée, Napoleón, guerrillas, Consejo de Regencia, Cortes de Cádiz, Constitución de 1812.
- Primavera 1812 - Tratado de Valençay (1813): Wellington, Batalla de los Arapiles, Batalla de San Marcial.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
La ausencia del rey y el rechazo a las Abdicaciones de Bayona crearon un vacío de poder que se llenó con la creación de Juntas y la Junta Suprema Central. El pueblo asumió la soberanía y convocó Cortes para decidir el futuro político del país, iniciando un proceso reformista que culminó en un cambio revolucionario.
En Cádiz se reunieron diputados de tres ideologías: absolutistas ("serviles"), jovellanistas y liberales. Triunfaron los liberales, quienes redactaron la Constitución de 1812, conocida como "La Pepa". Además de la Constitución, se publicaron decretos y leyes que eliminaron los gremios y el régimen señorial.
La Constitución de Cádiz proclamó la soberanía nacional, la separación de poderes y estableció derechos y libertades (igualdad ante la ley, libertad de imprenta, derecho a la propiedad). Su ideología era progresista.
La Constitución de 1812 tuvo tres periodos de vigencia:
- 1812-1814 (Guerra de la Independencia y regreso de Fernando VII).
- 1820-1823 (Trienio Liberal).
- 1836-1837 (Regencia de María Cristina de Borbón).
El Reinado de Fernando VII: Absolutismo contra Liberalismo (1814-1833)
La Guerra de la Independencia marcó el primer acto del paso del Antiguo al Nuevo Régimen. Sin embargo, el regreso de Fernando VII ("¡Vivan las cadenas!", Manifiesto de los Persas) y el Real Decreto de 4 de mayo de 1814 anularon los Decretos de las Cortes y la Constitución de Cádiz.
El reinado de Fernando VII se caracterizó por la lucha constante entre Liberalismo y Absolutismo:
- Sexenio Absolutista (1814-1820): Restauración del Antiguo Régimen, crisis financiera y bancarrota agravada por la independencia de Hispanoamérica. Los liberales combatieron el absolutismo con sociedades secretas y pronunciamientos fallidos (Lacy, Díaz Porlier) hasta el triunfo de Riego.
- Trienio Liberal (1820-1823): Fernando VII juró la Constitución de 1812. Regreso de instituciones liberales (Milicia Nacional) y libertades. Su corta duración se debió a la división liberal (exaltados/veinteañistas y moderados/doceañistas), la oposición absolutista (voluntarios reales, Regencia de Urgel), la obstrucción del rey y la intervención de las potencias absolutistas (Congreso de Verona, Cien Mil Hijos de San Luis).
- Década Ominosa (1823-1833): Persecución inicial de los liberales, moderándose con el tiempo hacia reformas administrativas (Consejo de Ministros, liberalización del comercio agrícola). Oposición de los ultra-realistas o apostólicos (revuelta de los *malcontents* en Cataluña), agrupados en torno a Carlos María Isidro. La Pragmática Sanción (que permitía reinar a las mujeres) y el nacimiento de Isabel II originaron el conflicto carlista.
La Emancipación de América (1810-1824)
La Emancipación de América fue otro suceso clave de esta época, reflejando el conflicto ideológico entre liberales (libertadores hispanoamericanos) y absolutistas (españoles). Después de 1824, la presencia española en América se redujo a Cuba y Puerto Rico.
Causas de la independencia:
- Políticas: Difusión del liberalismo (independencia de EE. UU., Revolución Francesa).
- Económicas y sociales: Descontento de los criollos.
Los dirigentes fueron principalmente criollos que aspiraban a controlar el poder político. La extensión de América provocó un movimiento poco unitario, con múltiples centros de insurgencia.
Fases de la independencia:
- Primera fase (coincide con la Guerra de la Independencia): No reconocimiento del Consejo de Regencia por las juntas americanas (1810). Focos independentistas: Caracas, Buenos Aires, México.
- Regreso de Fernando VII (1814): Intento de recuperación militar (General Morillo), pero el Virreinato de la Plata (San Martín) se mantuvo independiente.
- A partir de 1816: Apoyo británico y estadounidense. Pérdida de territorios: Chile, Colombia, Uruguay.
- Sublevación de Riego (1820): Aceleración del proceso: Venezuela, México, Ecuador. Derrota española en Ayacucho (1824). España dejó de ser una potencia internacional de primer orden.
Legado español en América: Castellano, evangelización, universidades, mestizaje, patrimonio cultural y artístico.
El Reinado de Isabel II y la Consolidación del Liberalismo (1833-1868)
Durante el reinado de Isabel II se produjo el paso de una monarquía absolutista a una parlamentaria. Se divide en dos etapas: Regencias (1833-1843) y Reinado Efectivo (1843-1868).
Las Regencias (1833-1843)
Tras la muerte de Fernando VII, María Cristina de Borbón ejerció el poder en nombre de su hija (1833-1840). Debido al conflicto carlista, la Reina Gobernadora se acercó a los liberales. Inicialmente, el gobierno recayó en Cea Bermúdez (reformista), pero las presiones liberales llevaron a Martínez de la Rosa a formar gobierno (1834) y promulgar el Estatuto Real (carta otorgada). Las reformas no satisficieron a los liberales exaltados, quienes, tras el Motín de Sargentos en La Granja (1836), lograron la elaboración de la Constitución de 1837, basada en la soberanía nacional y la división de poderes.
El Carlismo
El carlismo fue un problema sucesorio, político, social, religioso y foral. El enfrentamiento político (absolutismo contra liberalismo) fue el más relevante, provocando tres guerras:
- Primera Guerra Carlista o Guerra de los Siete Años (1833-1840): Terminó con el Abrazo de Vergara entre Espartero (liberal) y Maroto (carlista).
- Segunda Guerra Carlista o *dels matiners* (1846-1849): Se prolongó hasta 1860 (la Ortegada).
- Tercera Guerra Carlista (1872-1876): Comenzó en el Sexenio Democrático y terminó al principio del reinado de Alfonso XII.
En 1840, tras un enfrentamiento por la Ley de Ayuntamientos, María Cristina abandonó España y el general Espartero asumió la regencia (1840-1843). Su programa progresista chocó con su talante autoritario (bombardeo de Barcelona, ejecución de Diego de León), lo que llevó a una coalición antiesparterista (moderados, progresistas) que logró su derrocamiento en 1843.
El Reinado Efectivo de Isabel II (1843-1868)
En 1843, Isabel II fue declarada mayor de edad. Comenzó su reinado efectivo, que supuso la institucionalización del régimen liberal, con predominio del moderantismo (doble soberanía, sufragio censitario, restricción de derechos).
- Década Moderada (1844-1854): El general Narváez fue nombrado jefe de Gobierno. Institucionalización del Estado liberal: Guardia Civil (1844), Constitución de 1845, Ley de Ayuntamientos (1845), reforma de la Hacienda de Alejandro Mon (1845), gobernadores civiles y militares, reorganización de la Instrucción Pública (Pedro Pidal), Código Penal (1851), Concordato con la Santa Sede (1851).
- Bienio Progresista (1854-1856): La Vicalvarada de O'Donnell (Manifiesto de Manzanares) dio paso al Bienio Progresista. Intentos de imposición del progresismo (Constitución "non nata" de 1856, Desamortización General de Madoz -1856-, Ley de Ferrocarriles -1855-, Banco de España -1856-). Las reformas chocaron con carlistas, Iglesia y campesinado, produciéndose revueltas y motines. O'Donnell fue llamado para restablecer el orden.
- Gobierno Largo de la Unión Liberal (1858-1863): Periodo de expansión económica (ferrocarriles, industria), política exterior intervencionista (Marruecos, Santo Domingo, Conchinchina, México, Perú y Chile) y mantenimiento del orden público (Ortegada, levantamientos campesinos).
- Crisis del Moderantismo (1863-1868): Agotamiento del programa de la Unión Liberal y acercamiento a posturas moderadas. Descrédito político de la reina, oposición política (Noche de San Daniel, sublevación de los sargentos del Cuartel de San Gil, Pacto de Ostende -1866-) y crisis financiera y de subsistencias, desembocando en la Gloriosa Revolución (19 de septiembre de 1868, "¡Viva España con honra!").
El Sexenio Democrático (1868-1874)
El Sexenio Revolucionario fue un periodo en el que se intentó implantar un liberalismo democrático, extendiendo la participación política a las clases medias y populares.
Las fuerzas políticas firmantes del Pacto de Ostende (1866) derrocaron a Isabel II en 1868 (Gloriosa Revolución), llevando al poder a los generales Serrano y Prim (Gobierno Provisional). Se convocaron elecciones por sufragio universal masculino (enero de 1869) para Cortes constituyentes, que elaboraron la Constitución de 1869, que definía a España como una monarquía.
Se estableció la regencia del general Serrano (1869-1870) mientras se buscaba un nuevo rey (no Borbón, católico, liberal). Prim eligió a Amadeo de Saboya (16 de noviembre de 1870), quien juró la Constitución el 2 de enero de 1871 y reinó hasta su abdicación el 2 de febrero de 1873. Obstáculos: división de sus partidarios (muerte de Prim), aumento de opositores (carlistas, republicanos, alfonsinos, Iglesia), III Guerra Carlista, Guerra de Cuba (1868-1878).
La Primera República (1873-1874)
Tras la abdicación de Amadeo, se proclamó la I República (11 de febrero de 1873). La inestabilidad fue el factor característico, con cuatro presidentes en once meses:
- Estanislao Figueras: Enfrentó revueltas y convocó elecciones para Cortes constituyentes (mayo).
- Francisco Pi y Margall: Defendió una constitución federal, malinterpretada, provocando la escisión de los republicanos federalistas (benévolos e intransigentes) y el levantamiento cantonalista.
- Nicolás Salmerón: Intentó sofocar la revuelta cantonal, pero dimitió por problemas de conciencia.
- Emilio Castelar: Gobernó por decreto-ley bajo el lema de "orden y autoridad".
El general Pavía disolvió las Cortes el 3 de enero de 1874. El general Serrano volvió al poder, instaurando una República Presidencialista. Mientras se luchaba contra el conflicto carlista, el cubano y el cantonalista, creció la oposición alfonsina (Antonio Cánovas del Castillo). Tras el Manifiesto de Sandhurst, el 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos se pronunció en Sagunto y proclamó a Alfonso XII rey de España.