Transformaciones Urbanas e Industriales en España

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Cambios en el Centro Urbano: Degradación vs. Rehabilitación

A partir de la segunda mitad del siglo XX, los centros históricos de muchas ciudades españolas comenzaron a sufrir una progresiva deterioración y abandono. La mayor parte de los residentes que permanecieron eran personas mayores con bajos niveles de ingresos, lo que provocó un proceso de envejecimiento y empobrecimiento del centro.

Esta situación se reflejó en una deterioración urbana, con numerosas viviendas vacías y la falta de mantenimiento y renovación en otras. Al mismo tiempo, la actividad económica se desplazó hacia los ensanches, dejando al centro histórico con la presencia de algunos centros administrativos y eclesiásticos en edificios monumentales, así como comercios tradicionales.

Sin embargo, en las últimas décadas, estas tendencias se han visto compensadas, en parte, por procesos de revitalización. Estos procesos se deben a:

  • Políticas públicas de conservación y revitalización: Las administraciones públicas han invertido en la rehabilitación de edificios y la mejora de los espacios públicos. Además, se ha dado un nuevo uso a antiguos monumentos, convirtiéndolos en edificios administrativos o universitarios, dinamizando la vida de los centros históricos.
  • Desarrollo del turismo cultural: El turismo ha impulsado la rehabilitación de los centros históricos españoles mediante la restauración de edificios y la peatonalización de calles y plazas. En algunas ciudades, se han realizado importantes operaciones urbanísticas, como la reconversión de antiguas áreas industriales en nuevos espacios de ocio.
  • Cambio de actitud de la población local: El centro histórico ha comenzado a ser visto como un área de oportunidades económicas y un lugar agradable para vivir. Esto ha atraído a población joven y con mayor nivel de ingresos, contribuyendo a la conservación de los edificios residenciales.

A pesar de la revitalización, subsisten problemas, especialmente en algunos barrios, donde al envejecimiento de la población y el bajo nivel de renda se suma la marginación social y la concentración de inmigrantes, lo que dificulta su integración.

Cambios en el Uso del Suelo Urbano

Los usos del suelo son las diferentes utilizaciones del espacio urbano: comercial, residencial, industrial, de equipamiento, etc.

La Ciudad Preindustrial (hasta mediados del siglo XIX)

El casco antiguo era la única parte urbanizada, ocupando una pequeña superficie de la ciudad actual, pero con un gran valor por su legado cultural. En esta época, los usos del suelo eran muy diversos (multifuncionalidad).

La Ciudad Industrial (mediados del siglo XIX - década de 1960)

La industrialización provocó notables modificaciones en la ciudad preindustrial. El casco antiguo experimentó una progresiva terciarización, consolidándose como centro comercial y de negocios. Esto desplazó los usos residenciales y deterioró los edificios por la contaminación y el tráfico.

Las ciudades que implantaron industrias modernas atrajeron población campesina y se expandieron creando ensanches para la burguesía, barrios industriales y obreros, y barrios ajardinados. Se produjo una división entre áreas residenciales para la burguesía y zonas industriales y barrios marginales con escasos servicios para el proletariado.

Los barrios-jardín, inspirados en ideas naturalistas, ofrecían viviendas para las clases medias y bajas, aunque con el tiempo también fueron demandados por las clases altas. Con el crecimiento de la ciudad, estos espacios quedaron en zonas céntricas, revalorizándose y cambiando su uso (guarderías, clínicas privadas).

La Ciudad Postindustrial (década de 1960 - actualidad)

El crecimiento demográfico, la inmigración y el desarrollo de los servicios impulsaron un enorme crecimiento de las ciudades españolas. Se amplió el área edificada y se crearon extensas periferias, que en ocasiones se unieron a municipios vecinos, formando aglomeraciones urbanas.

En la actualidad, algunas zonas industriales y barrios obreros han quedado en una posición céntrica, revalorizando el suelo y dando lugar al balerío industrial y la aparición de usos terciarios o residenciales. Por el contrario, los espacios menos accesibles y desorganizados se mantienen como espacios marginales.

En los últimos años, las grandes ciudades tienen un ritmo de crecimiento menor, pero continúan expandiéndose, con la población y la actividad económica desplazándose hacia periferias cada vez más alejadas. Estas periferias se estructuran en:

  • Barrios residenciales: Presentan bastante homogeneidad social según el precio del suelo y la distancia al centro: barrios marginales, de viviendas de promoción oficial, polígonos de vivienda de promoción privada, barrios de quinteiro cerrado, áreas de vivienda unifamiliar.
  • Áreas industriales: Se localizan junto a las principales vías de acceso a la ciudad, buscando la proximidad urbana y suelo abundante a precio asequible. Incluyen parques empresariales y tecnológicos en áreas de gran calidad ambiental, y polígonos de naves adosadas para empresas con menos recursos.
  • Áreas de equipamiento: Son fruto de la descentralización de las actividades económicas hacia la periferia: grandes superficies comerciales, centros escolares, sanitarios, administrativos y otros servicios.

La Industria en España

España en el Contexto Industrial Mundial

España es un país industrializado, pero su desarrollo industrial no fue notable hasta la segunda mitad del siglo XX. La crisis industrial de 1973-1974, que evidenció la necesidad de cambiar los sistemas de producción, coincidió con la revolución tecnológico-informática o tercera revolución industrial.

Se inició una etapa postindustrial o informacional, con nuevos modelos de empresas que priorizan las nuevas tecnologías, la innovación y la investigación. El ingreso de España en la Unión Europea (1986) supuso el fin del proteccionismo y la apertura a la competencia exterior, provocando una reconversión industrial y el cierre de industrias no competitivas.

Desafíos de la Industria Española

Problemas Estructurales y Consecuencias de la Incorporación a la Unión Europea

La industria española presenta problemas estructurales que afectan a su competitividad:

  • Escaso número de grandes empresas.
  • Productividad industrial inferior a la de la Unión Europea.
  • Bajo nivel de intensidad tecnológica e inversión insuficiente en I+D.

Esto provoca una balanza tecnológica deficitaria: las empresas de sectores clave (automóviles, maquinaria eléctrica, electrodomésticos, productos farmacéuticos) fabrican con patentes extranjeras, generando un gasto para España.

Tras la entrada en la Unión Europea, la industria española vivió un proceso de modernización productiva con sucesivas crisis (1990-1993, 2007-2008). A mediados de los 90, la industria se convirtió en el sector más productivo gracias a la moderación salarial y la flexibilidad laboral. La economía crecía por encima de la media europea y aumentaba la inversión española en la UE, mientras empresas españolas se instalaban en Portugal, el norte de África y Latinoamérica.

Tendencias Recientes: Globalización y Deslocalización

La industria ha tenido un crecimiento positivo en ventas, producción y demanda, pero pierde importancia dentro del conjunto de la economía debido a la terciarización. La crisis financiera de 2007 afectó a la economía mundial y a la UE, provocando en España una recesión de la cartera de pedidos, un aumento de los stocks y una desaceleración del empleo.

La incorporación de nuevos países a la UE afecta a la industria española: estos países tienen mayor proximidad al eje industrial europeo (países nórdicos, Alemania, norte de Italia), una estructura produtiva similar a la española, mano de obra más barata y mayor productividad y cualificación en alta tecnología. Además, la inversión extranjera les ha permitido implantar empresas de alta tecnología, aumentando su potencial industrial.

Uno de los sectores más afectados es el de la automoción, donde España mantenía un buen ritmo de exportaciones. El sector está dominado por empresas extranjeras que pueden deslocalizar la producción buscando menores costes.

La Globalización y la Deslocalización

El tejido industrial español se está incorporando a la globalización económica, con las zonas industriales españolas como puntos de una red de producción mundial. En una economía globalizada, las empresas buscan la competitividad para aumentar su cuota de mercado, lo que provoca la deslocalización: la búsqueda de menores costes laborales y mejores condiciones fiscales y técnicas.

Las empresas se trasladan a lugares como el este de Europa, el sudeste asiático o China. Las consecuencias de la deslocalización son el aumento del paro y la pérdida de empleo en el sector secundario, que tiende a terciarizarse.

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