Transformaciones Territoriales en Extremadura: De la División Provincial de 1833 a la Guerra Carlista
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La División Provincial de 1833 y la Ordenación Territorial de Extremadura
Dentro de las reformas que los liberales se plantearon, un apartado hacía referencia a la vida local. En el Artículo 11 de la Constitución se manifestaba la idea: "se hará una división más conveniente cuando las circunstancias políticas lo permitieran". El centralismo administrativo impuesto por los Borbones a su llegada había dividido la España peninsular en grandes ámbitos territoriales, dando lugar al nacimiento de la región extremeña como provincia única. Era necesaria una nueva organización del territorio.
Las primeras modificaciones las realizó el gobierno de José I, el cual, siguiendo el modelo francés, dividía la nación en 38 departamentos. El departamento de Extremadura quedaba compartimentado en dos provincias que recibían el nombre de la cuenca fluvial que ocupan: la provincia del Tajo (capital Cáceres) y la del Guadiana (capital Mérida). Cuando las tropas francesas abandonaron el territorio español, los liberales emprendieron la labor organizativa del territorio.
Se crearon 9 ámbitos territoriales, uno de los cuales era el extremeño, que se dividía en dos gobernaciones: Cáceres y Mérida.
El Trienio Liberal supuso un nuevo esfuerzo por imponer la reestructuración administrativa liberal. Se admitieron a debate nuevas propuestas organizativas, destacando la de Plasencia por alcanzar la capitalidad de una tercera provincia que abarcara todo el territorio situado al norte del Tajo. No tuvo el éxito deseado.
En cambio, sí lo alcanzó la propuesta de Badajoz de alcanzar la capitalidad de la provincia frente a Mérida. Badajoz abarcaba 17 poblaciones situadas al sur de las sierras de Montánchez y Guadalupe. Cada provincia se dividiría a su vez en partidos judiciales; por ejemplo, trece para Badajoz. La vuelta al absolutismo en 1823 volvería a echar por tierra toda la labor realizada.
Mediante una simple circular en noviembre de 1833, su Secretario de Estado de Fomento, Javier de Burgos, creó un estado centralizado dividido en 45 provincias. Estas recibieron el nombre de sus capitales. Extremadura recibió más pueblos que los que tuvo que ceder a Córdoba, Salamanca, Ávila y Toledo. También pasaron a depender de Cáceres las 17 poblaciones de la cuenca del Guadiana que en 1813 habían sido adjudicadas a Badajoz. Asimismo, se reguló y definió la estructura jerárquica de cada provincia: la Diputación Provincial (ambas se crearon en 1835) y el Gobernador Civil. Un año más tarde se acabó por definir los partidos judiciales de Extremadura, concretándolos en un número de 27 (14 en Badajoz y 13 en Cáceres).
La Guerra Carlista en Extremadura
La Guerra Carlista incidió en nuestra región. Aunque en Extremadura el apoyo social fue menor, la formación de partidas carlistas en territorio extremeño estuvo en relación con su situación geográfica de vecindad con Portugal. Los carlistas buscaban propiciar las incursiones y facilitar la coordinación de las partidas. Los liberales trataban de vigilar y neutralizar la alta permeabilidad fronteriza.
Los apoyos sociales que tuvo el carlismo en Extremadura fueron escasos, reclutándose bien entre figuras aisladas de la nobleza, bien entre los sectores populares rurales.
La vida social y económica de la región se resintió. El temor a las partidas carlistas, cuando no a las tropas liberales, afectó a la agricultura, ganadería y al comercio. Se llegó a la extorsión mediante secuestros, asesinatos, incendios, destrozos, etc.
A esto se añade el aumento de los impuestos para hacer frente a los gastos de la guerra, el reclutamiento de soldados y la incidencia en la demografía, más que por las muertes, por la disminución de la natalidad en este periodo de inseguridad y guerra civil.