Transformaciones Escénicas: El Teatro del Siglo XX Después de la Guerra

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Panorama Teatral Después de la II Guerra Mundial

Antonin Artaud y el Teatro de la Crueldad

Antonin Artaud fue un contemporáneo de Brecht, con El teatro y su doble, fue una de las influencias más importantes en el panorama teatral después de la II Guerra Mundial. Asegura que la sociedad estaba enferma y necesitaba curación. Rechaza el drama psicológico y busca en su lugar una experiencia teatral religiosa, para hacer esa curación. Basándose en el teatro oriental, crea un nuevo lenguaje teatral, llamado Teatro de la Crueldad, que llama la atención de la gente suprimiendo las palabras, utilizando sonidos, gestos y movimientos. Sus teorías dieron paso a muchas formas de teatro. Gracias a Artaud aparecieron nuevos grupos de teatro durante los años sesenta. Como ejemplo, el Taller del Teatro de la Crueldad de Peter Brook, el Théâtre du Soleil. En España hicieron su aparición el Teatro Estable Independiente y Los Goliardos, en Madrid; Esperpento, en Sevilla; Teatro de la Ribera. La característica de este teatro es que no son autores de textos, sino creadores de espectáculos. La producción más importante influida por este movimiento es Marat/Sade de Weiss y puesta en escena por la Royal Shakespeare Company.

El Teatro Realista (Post-I Guerra Mundial según el texto)

El teatro realista después de la I Guerra Mundial continuó vivo en el ámbito comercial en Estados Unidos. Su objetivo era el realismo psicológico, y se emplearon para este fin recursos dramáticos y escénicos no realistas. Arthur Miller y Tennessee Williams, con secuencias sobre sueños, personajes simbólicos. O'Neill con diálogos poéticos y un fondo sonoro bien orquestado para suavizar el realismo. La escenografía era más sugerente que realista. El teatro europeo no se hallaba tan mediatizado por el realismo psicológico y su preocupación se centraba más en los juegos de ideas, tal y como evidencian las obras del dramaturgo italiano Luigi Pirandello.

Tendencias Teatrales en la Segunda Mitad del Siglo XX

La Protesta y el Teatro Documental (Años 50-70)

En Inglaterra, durante los años 50, la obra Mirando hacia atrás con ira (1956) de John Osborne, se convirtió en estandarte de la protesta de los jóvenes airados en el periodo de posguerra; en la década de 1970, una trilogía sobre Vietnam del autor estadounidense David Rabe, expresaba la ira y la frustración de muchas personas contra esa guerra. Bajo la influencia de Brecht, muchos dramaturgos alemanes escribieron obras documentales que, basadas en hechos reales, exploraban las obligaciones morales de los individuos consigo mismos y la sociedad. Un ejemplo es la obra El vicario (1963), de Rolf Hochhuth, que provocó una gran polémica en su época ya que se acusa al Papa Pío XII de haberse inhibido ante el exterminio de 6 millones de judíos en los campos de concentración nazis.

El Teatro del Lenguaje (Años 60-70)

Muchos dramaturgos de 1960 y 1970 —Sam Shepard en Estados Unidos, Peter Handke en Austria, Tom Stoppard en Inglaterra— creaban obras en torno al lenguaje: el lenguaje como juego, el lenguaje como sonido, el lenguaje como barrera, el lenguaje como reflejo de la sociedad. A veces, en sus obras, el diálogo puede leerse como un mero intercambio racional de información. Muchos autores teatrales reflejaron también la frustración de la sociedad frente a un mundo destructivo aparentemente incontrolable.

Retorno al Naturalismo y Realismo Social (1970-1990)

Entre 1970 y 1990 se produjo un retorno al naturalismo que se hacía eco de un movimiento artístico conocido como fotorrealismo. Ejemplificado por obras como American Buffalo (1976) de David Mamet, donde la acción es mínima y el centro de interés se centra en personajes mundanos y en los hechos que los circundan. El lenguaje es fragmentario, como la conversación cotidiana. Los escenarios no se distinguen de la realidad. El énfasis sobre fragmentos de realidad en apariencia sin significado propicia una cualidad de absurdo, semejante a la pesadilla. Un osado realismo social combinado con un oscuro humor ha sido asimismo muy popular; esta corriente puede observarse en trabajos muy diferentes como los de Mike Leigh y Dennis Potter.

La Consolidación de Grupos Teatrales

Pero lo más destacado de estos años es la consolidación de los grupos teatrales que aparecieron en los años sesenta. El grupo español La Fura dels Baus se inició con espectáculos sorprendentes en los que la música cumplía un papel fundamental ya que no hay texto oral y el espectáculo se monta en grandes espacios sin separación entre actores y público.

La Evolución del Musical

Muchas formas tradicionales de entretenimiento han sido absorbidas por la televisión en los últimos 30 años. De las fórmulas populares, solo el musical parece haber florecido. En la década de 1920 los musicales surgieron a partir de una libre asociación en forma de serie de canciones, danzas, piezas cortas cómicas basadas en otras historias, que algunas veces eran serias, y se contaban a través del diálogo, la canción y la danza. Un grupo a cargo de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II perfeccionó esta forma en la década de los años 40. Ya durante la década de 1960 gran parte del espectáculo había dejado el musical para convertirse en algo más serio, incluso sombrío. A finales de la década siguiente, sin embargo, posiblemente como resultado de crecientes problemas políticos y económicos (de los que el público deseaba escapar), volvieron los musicales (muchos de ellos reposiciones) bajo un signo de desmesura y lujo, haciendo hincapié en la canción, el baile y la comedia fácil. La tendencia de espectacularidad continuó durante la década de 1980 con musicales como los de Andrew Lloyd Webber y producciones como Cats (1982) y El fantasma de la ópera (1988). El West End de Londres —punto de referencia teatral— no ha dejado de ver pasar musicales por sus salas, ya que muchos de ellos se han convertido en éxitos considerables económicamente.

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