Transformaciones Económicas y Sociales en la España del Siglo XIX: Desamortizaciones, Industrialización y Clases Sociales

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Cambios Agrarios en el Siglo XIX: Las Desamortizaciones

La agricultura era, en el Antiguo Régimen y durante el siglo XIX, la actividad económica más importante. Sin embargo, soportó una situación de retraso como consecuencia de una desigual distribución de la propiedad de la tierra. En el Antiguo Régimen, la propiedad de la tierra estaba en parte amortizada, es decir, vinculada a instituciones como la nobleza, la Iglesia, los ayuntamientos y el Estado.

Las desamortizaciones de las tierras de la Iglesia y de los municipios pretendieron que estos terrenos cambiasen de manos y fueran a parar a propietarios que constituyeran una nueva clase social rural activa y emprendedora.

El Proceso de Desamortización

La desamortización fue un hecho fundamental que significó un cambio esencial en el sistema de propiedad y tenencia de la tierra. Por desamortización entendemos la incautación estatal de bienes raíces de propiedad colectiva, eclesiástica o civil, que pasan a formar una propiedad nueva, privada, con libertad de uso y disposición.

Es necesario distinguir entre desvinculación y desamortización. La primera: los bienes se hacen libres en sus mismos poseedores. En la segunda: sus poseedores los pierden, pasan al Estado, bajo cuyo dominio son “bienes nacionales”; el Estado los vende a particulares, y al adquirirlos, los compradores se hacen “bienes libres”.

El primer paso consiste en la desvinculación de las tierras nobiliarias. Este proceso se logra con la abolición de los señoríos, que liberaba a los señores y campesinos de una serie de obligaciones mutuas.

El primer paso consiste en la desvinculación de las tierras nobiliarias. Este proceso se logra con la abolición de los señoríos, que liberaba a los señores y campesinos de una serie de obligaciones mutuas.

El proceso de desamortización se aplica con toda su fuerza en los periodos de gobierno progresista bajo la regencia de María Cristina y Espartero, y durante el Bienio Progresista, de nuevo con Espartero a la cabeza, reinando ya Isabel II.

Antecedentes de las Desamortizaciones

Durante el reinado de Carlos III, ilustrados como Jovellanos criticaron la amortización de bienes raíces.

Durante el reinado de Carlos IV, la política belicista y el crecimiento de la deuda pública obligaron a Godoy a iniciar una desamortización de bienes municipales y eclesiásticos. Le siguieron las medidas adoptadas por José I en 1809 sobre bienes del clero y la aristocracia que se habían resistido a la invasión francesa. Las Cortes de Cádiz aprobaron un decreto en 1813 sobre desamortización, pero solo se puso en práctica durante el Trienio Liberal.

La Desamortización de Mendizábal (1836)

La primera gran desamortización fue obra de Juan Álvarez de Mendizábal.

Supuso la incautación por parte del Estado de los bienes de las principales órdenes religiosas. En 1837 se amplió a los bienes del clero secular.

Tres fueron los objetivos que Mendizábal aspiraba a alcanzar con sus leyes desamortizadoras:

  • Objetivo financiero: buscar ingresos para pagar la deuda pública del Estado. De este modo, quedarían resueltos los problemas hacendísticos y se obtendrían recursos económicos para costear la guerra contra los carlistas.
  • Objetivo político: ampliar el número de simpatizantes al liberalismo.
  • Objetivo social: crear una clase media de campesinos propietarios que diera estabilidad al régimen liberal también en el mundo rural.

La venta de estos bienes se realizó mediante subasta, llegando a comprarse a precios muy bajos, aunque excesivos para la masa campesina.

La Desamortización de Madoz (1855)

La segunda gran desamortización fue iniciada con los progresistas en el poder y llevada a cabo por Pascual Madoz. Con la Ley Madoz o de desamortización general, se procedió a la última y más importante etapa de este gran proceso. Se hablaba de desamortización general porque se trataba de todos los bienes amortizados.

Se trataba de completar y terminar el proceso de desamortización iniciado por Mendizábal en 1836. Se declaraban en venta todos los bienes pertenecientes a manos muertas que no lo habían sido en anteriores desamortizaciones. La finalidad de la Ley Madoz era la de obtener medios económicos para el Estado.

Consecuencias del Proceso Desamortizador

El proceso desamortizador es una transformación económica y social de gran magnitud que tuvo consecuencias muy diversas:

  • En todo el periodo del proceso desamortizador, la privatización afectó al 40 % de las tierras de uso agrario.
  • La Iglesia fue la que más perdió, pues tres quintas partes de sus tierras fueron vendidas a particulares.
  • La nobleza no sufrió la incautación de tierras y se integró en el mundo liberal.
  • El principal objetivo planteado de crear una nueva clase social rural activa y emprendedora no se consiguió.
  • No obstante, el balance general de superficie cultivada aumentó y con ella la producción. Entre otras consecuencias negativas, hay que incluir el hecho de que la pérdida de los bienes comunales supuso un deterioro económico para los vecinos que los usaban para el pastoreo.
  • Con la venta de las tierras desamortizadas, la mitad sur peninsular quedó parcelada en grandes latifundios que continuaron en su mayor parte insuficientemente explotados.
  • Sí se consiguió el objetivo político de consolidar la causa liberal y crear una amplia base que la sustentase. Los nuevos propietarios sí asumieron que lo conseguido había sido gracias a las medidas liberales y ligaron su destino al mantenimiento del régimen liberal.
  • La compra de tierras inutilizó un dinero líquido que hubiera sido de vital importancia para poner en práctica la incipiente industrialización de España.
  • La desamortización produjo una gran pérdida.

Evolución de la Agricultura en el Siglo XIX

La agricultura española se caracterizó por su atraso tecnológico y sus bajos rendimientos.

  • La causa de este atraso radica en que los rendimientos eran muy bajos. Estaríamos ante una agricultura que no vivió la revolución agrícola de otros países europeos, salvo en Cataluña y Valencia.
  • La agricultura no permitía una acumulación de rentas para que el campesinado comprara productos fabriles.
  • Se incrementaron los cultivos tradicionales (cereal, vid, olivo, legumbres), pero con un rendimiento mucho más bajo que en los países del entorno europeo. Solo en la segunda mitad del siglo XIX aumentaron otros cultivos comerciales en algunas zonas: maíz y productos hortofrutícolas.
  • Se mantenían problemas de una estructura de la propiedad inadecuada. La tierra estaba en manos de una burguesía rentista con pocos ánimos de reformas, que dejaban el cultivo en manos de pequeños arrendatarios.
  • La política proteccionista favoreció a los grandes cerealistas de Castilla, pero encubrió el atraso del sector y obstaculizó otras producciones como vinos, almendras, etc. Los aranceles sobre el trigo extranjero se mantuvieron siempre muy altos para proteger al sector.
  • Hubo un gran crecimiento en la exportación de vinos en las décadas de 1870 y 1880.
  • La reducción de la cabaña ganadera, determinada por varios factores: desaparición de la Mesta y la sustitución de la lana por el algodón.
  • Miseria de los campesinos, que sería uno de los principales problemas del campo español en el siglo XX.

La Transición al Capitalismo en el Siglo XIX: Industrialización y Movimiento Obrero

Durante el siglo XIX, España experimentó un proceso de aceleración industrial localizado en el sector textil de Barcelona y el metalúrgico de Bilbao y Oviedo-Gijón. El desarrollo industrial se centró en estas zonas costeras por su fácil accesibilidad por mar y su cercanía a los países europeos más avanzados económicamente. El resto de España quedó al margen del proceso de industrialización.

Características de la Industrialización en España

La incorporación de España a la Revolución Industrial fue tardía e incompleta. Las principales razones fueron:

  • Los excedentes de la agricultura eran insuficientes para garantizar un crecimiento elevado de la población.
  • La debilidad del consumo interior, por el bajo poder adquisitivo de gran parte de la población debido al estancamiento de la agricultura.
  • La inestabilidad política: Guerra de la Independencia, pérdida de los territorios americanos y guerras carlistas.
  • La escasez de materias primas y fuentes de energía.
  • La falta de capitales privados para invertir en la industria.
  • Dependencia técnica, financiera y energética del exterior.
  • La política proteccionista de los gobiernos favoreció el inmovilismo al tener asegurado el mercado nacional frente a la competencia exterior.
  • Escasa competitividad en el mercado internacional de los productos nacionales.

Sectores Industriales Clave

La Industria Textil Catalana

Se localizó en Barcelona y se centró en la producción de tejidos de algodón. La prosperidad de este sector se debió a tres razones:

  1. El temprano despegue industrial en Cataluña, que se inició en el siglo XVIII.
  2. La iniciativa empresarial de la burguesía catalana que supo modernizar sus industrias con la incorporación de nuevas máquinas.
  3. La protección arancelaria, que permitió orientar la producción al mercado nacional y la competencia inglesa.

La Industria Siderúrgica

El desarrollo siderúrgico español se vio dificultado por la escasa calidad y alto coste del carbón español y la insuficiente demanda de productos siderúrgicos por parte de la agricultura, la industria y los transportes. Se pueden distinguir tres etapas:

  1. Etapa Andaluza (1830-1860): Los primeros intentos de crear una siderurgia moderna se hicieron en Málaga, pero esta iniciativa acabó fracasando porque utilizaba carbón vegetal, más caro y de menor rendimiento. Tuvo su apogeo durante las guerras carlistas.
  2. Etapa Asturiana (1860-1880): Los yacimientos de hulla en Asturias favorecieron la localización de siderúrgicas en la zona.
  3. Etapa Vizcaína (desde 1880): Vizcaya se convirtió en el centro de la siderurgia española por la abundancia de hierro y la actividad de la empresa Altos Hornos de Vizcaya. El desarrollo de la siderurgia vasca permitió la expansión de otros sectores como el naval.

La Minería

España era rica en reservas de hierro, plomo, zinc, cobre y mercurio. Pero la explotación minera no alcanzó su apogeo hasta el último cuarto del siglo XIX, debido al aumento de la demanda internacional.

Durante el Sexenio Democrático se aprobó una legislación minera, la Ley de Bases sobre Minas de 1868, que permitía la venta o concesión de los yacimientos mineros a distintas compañías.

Otras Industrias

  • Otras industrias de consumo como la de alimentación, calzado, cerámica o vidrio se desarrollaron en este periodo, pero su producción era de pequeña escala, con bajos índices de capitalización.
  • En el siglo XIX también se dio la aparición y el rápido crecimiento de la industria eléctrica: las primeras fueron fundadas por capitales extranjeros, pero pronto aparecieron compañías españolas.
  • Otras industrias que se desarrollaron fueron la de cementos, la química o la papelera.

La Dificultad de los Transportes

Condicionamientos Geográficos

La implantación de la red ferroviaria se retrasó mucho en España por diferentes motivos: desconocimiento técnico, la difícil orografía española, la falta de capital, el atraso económico o la ausencia de un marco legal. La vía ferroviaria se dirigió a Madrid y a los puertos más importantes, siguiendo un diseño radial. Lo mismo ocurrió con la red de carreteras. El ferrocarril requiere que las vías discurran por escasa pendiente, lo que forzaba la construcción de puentes, túneles, levantamiento de terraplenes, etc., disparando los costes. La construcción de carreteras presentaba los mismos problemas. Todo ello dificultaba el comercio y las comunicaciones interiores. Las dificultades geográficas constituyeron un obstáculo serio para la creación de un verdadero mercado nacional y dificultaban las exportaciones; por ello, los gobiernos liberales promovieron la mejora del sistema de transporte.

La Red Ferroviaria

El mayor impulso en los medios de transporte lo tuvo la creación del ferrocarril, con dos periodos:

  • Antes de 1855: Numerosas compañías especuladoras construyeron líneas muy cortas según los intereses de las oligarquías locales: Barcelona-Mataró, Madrid-Aranjuez, Gijón-Langreo.
  • La Ley General de Ferrocarriles de 1855 permitió a empresas extranjeras la construcción y explotación de grandes líneas de ferrocarril. Las ventajas económicas originaron una burbuja ferroviaria que en 1866 estalló porque la explotación de las líneas no era rentable.

Los trenes mejoraron mucho el transporte terrestre y contribuyeron a abaratar los costes del transporte de cereal y tuvieron efectos positivos en la economía española del siglo XX.

La Aparición de la Sociedad de Clases

Con la muerte de Fernando VII se había iniciado el proceso hacia el definitivo asentamiento del nuevo modelo de sociedad de clases. Ahora todos los individuos eran iguales por naturaleza y todos aspiraban a lo mismo: a la felicidad. Pero unos tenían más derechos que otros.

Las Clases Dirigentes

  • La Alta Burguesía: La burguesía española no solo no desplazó a la aristocracia como clase dominante, sino que se identificó con ella y aspiraba a adquirir su rango y prerrogativas. Era una burguesía aristocratizante que, por la vía del matrimonio o mediante la concesión de nuevos títulos, pretendía ennoblecerse.
  • La Aristocracia: La nobleza mantenía una vigencia social. Carecía de un estatuto jurídico diferenciado, era una élite asociada a la burguesía, con un gran poder económico e influencia política.
  • La Iglesia: En 1845, la Iglesia aparecía ya como un elemento útil para el mantenimiento del régimen político. La Iglesia había perdido no solo poder político y fuerza, sino que pasó a depender económicamente por completo del Estado.
  • El Ejército: Los militares y su participación en política. Se sentían monárquicos constitucionales más que liberales. La alta burguesía y la clase media los aceptaron plenamente porque eran una garantía para la salvaguarda de su propiedad.

Las Clases Medias

  • La Pequeña Burguesía: Constituyen el núcleo principal de las clases medias, como defensores de la propiedad privada, de los derechos individuales y de participación política, y de la nueva economía industrial. El núcleo fundamental de este grupo social lo constituyen los propietarios de medianos y pequeños negocios.

Las Clases Bajas

El estrato inferior no formaba un todo unitario. Dos grupos diferentes derivados de una España económicamente dual y con un desarrollo desequilibrado: el rural y el urbano.

  • Era el grupo más numeroso y era bastante heterogéneo. A mediados del siglo, la mitad de la población rural era jornalera y sometida al paro estacional, especialmente en la zona centro-sur. Una minoría eran arrendatarios y el resto propietarios. Los campesinos fueron los grandes sacrificados de las reformas liberales, ya que no se reconocieron sus derechos sobre las tierras señoriales ni se les facilitó el acceso a las propiedades desamortizadas. Las difíciles condiciones de vida en el campo generaron una fuerte conflictividad social y favorecieron la emigración a las ciudades.
  • Los obreros industriales venían a representar tan solo alrededor de un 4 % en 1860. Trabajaban en la industria por un salario. Sufrían malas condiciones de vida. Recurrían a las huelgas y fueron desarrollando una conciencia de clase que daría lugar a la aparición de las primeras organizaciones obreras y sindicatos.

El Movimiento Obrero en España

En España, el movimiento obrero adquirió madurez y extensión organizativa a partir del Sexenio Democrático. Las dos corrientes de la Internacional encontraron eco en España; pero fue sobre todo la anarquista. La corriente marxista se aglutinó en torno a un núcleo madrileño que entró en contacto con Paul Lafargue en 1871. A los pocos días del golpe de Estado del General Pavía, un decreto disolvía las asociaciones dependientes de la Asociación Internacional de Trabajadores y las obligaba a entrar en la clandestinidad.

Los Anarquistas

Son el grupo mayoritario en España. Tras la Ley de Asociaciones de 1881, se lanzaron a una intensa actividad organizativa y de luchas sociales. En 1881 nació la Federación de Trabajadores de la Región Española. Y en 1910 nació la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), el mayor sindicato español, con gran fuerza entre los obreros agrícolas andaluces y los obreros industriales catalanes. Los anarquistas defendieron una ideología colectivista, libertaria, apolítica, anticlerical y revolucionaria.

Los Marxistas o Socialistas

La tendencia socialista se limitaba en 1874 a un reducido núcleo de seguidores de las ideas de Marx, para quienes la Asociación del Arte de Imprimir servía de refugio. En mayo de 1874, Pablo Iglesias fue llamado a presidir la asociación. Fue convenciendo a sus compañeros de la necesidad de pasar a la acción y formar un partido hasta que el 2 de mayo de 1879 decidieron constituir el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que proponía: la posesión del poder político por la clase trabajadora y la transformación de la propiedad privada de los instrumentos de trabajo en propiedad colectiva, social o común; la abolición de las clases sociales y la pugna por los derechos de asociación y de reunión, libertad de prensa, sufragio universal, jornada de ocho horas de trabajo, salario igual para los trabajadores de uno y otro sexo, etc. El socialismo iba a tener más peso en Extremadura, Castilla-La Mancha y en Madrid. Desde su inicio, quedó configurado como un partido de clase, un partido obrero, que pretendía enfrentarse a los partidos burgueses y luchar por el poder a través de las elecciones.

En 1886 se editó El Socialista como periódico oficial del partido. En agosto de 1888, en Barcelona, se fundó la Unión General de Trabajadores (UGT), seguida del primer congreso del PSOE. El fin de la UGT era la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, y los medios serían la negociación, las demandas al poder político y la huelga.

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