Transformaciones Económicas y Demográficas del Siglo XVIII
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Cambios Económicos y Nuevas Políticas
En el Antiguo Régimen se había impuesto el mercantilismo, una política económica que consideraba que la riqueza de un país procedía de acumular metales preciosos mediante el comercio. Para conseguirlo, el Estado debía dirigir la economía; prohibir la exportación de metales preciosos; fomentar el comercio, impulsando las exportaciones y dificultando las importaciones; y conseguir colonias que comprasen y vendiesen sus productos en exclusiva a la metrópoli.
En el siglo XVIII, las ideas ilustradas apoyaron el nacimiento de nuevas políticas económicas que desplazaron al mercantilismo, como la fisiocracia y el liberalismo económico.
Principales Corrientes Económicas del Siglo XVIII
La Fisiocracia
Defendida por François Quesnay, sostuvo que la base de la riqueza de un país es la tierra (agricultura y minería), ya que permite la alimentación y proporciona artículos para la artesanía y el comercio. Además, se opuso al control de la economía por el Estado y defendió la libertad económica.
El Liberalismo Económico
Propugnado por Adam Smith en su obra La riqueza de las naciones (1776), sostuvo que el origen de la riqueza es el trabajo individual, que aspira a obtener el máximo beneficio particular. Por tanto, el único medio para enriquecer a las naciones es enriquecer a los individuos, dado que el beneficio particular acaba beneficiando a toda la sociedad.
En consecuencia, el Estado no debe intervenir en la economía, ya que esta se regula sola mediante la ley de la oferta y la demanda: si la oferta de un bien o recurso es superior a la demanda, su precio baja; en caso contrario, sube. Su papel debía limitarse a defender a la sociedad de amenazas externas; proteger a los individuos de la injusticia; y crear las obras y servicios de utilidad pública no asumidos por los particulares al no resultar rentables, dado su elevado coste.
Estas nuevas políticas favorecieron la prosperidad económica y demográfica del siglo XVIII.
El Crecimiento Demográfico
Población en el Antiguo Régimen
En el Antiguo Régimen, el crecimiento de la población era escaso. La natalidad era elevada, debido a la inexistencia de sistemas eficaces de control; y la mortalidad era alta a causa de la mala alimentación, el atraso de la medicina y la falta de higiene. El crecimiento, incluso, podía ser negativo en momentos de mortalidad catastrófica originada por el hambre, las guerras y las grandes epidemias, como la peste.
Crecimiento en el Siglo XVIII
En el siglo XVIII, la población europea creció pasando de 130 a 190 millones de personas. La causa principal de este crecimiento fue un descenso de la mortalidad, debido a la mejora de la alimentación, la ausencia de grandes epidemias y la disminución del número de guerras.