Transformaciones en la concepción de familia entre jóvenes españoles: de la tradición a la modernidad
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La emergencia de una nueva concepción de la familia entre los jóvenes españoles (José Javier Callejo González)
A partir de la apertura de España a la sociedad internacional, se ha transformado profundamente la concepción que los jóvenes españoles tienen de la familia y de las expectativas que depositan en ella. En este proceso, la familia española ha abandonado una parte de las funciones productivas y asistenciales que la ligaban al orden económico en la sociedad tradicional, se ha desligado de las redes de parentesco y ha roto con los vínculos institucionales que mantenía, con anterioridad a los años 60, con el orden político y religioso.
La evolución de las actitudes que han venido mostrando los jóvenes en relación con las diferentes opciones que se plantean a la hora de constituir su propia familia (matrimonio religioso, civil o cohabitación) es un aspecto relevante en la configuración del nuevo modelo de familia. Esto refleja la transformación que, en el proceso de modernización, experimentan las instituciones y normas sociales que regulan el comportamiento de los individuos.
La evolución de las actitudes de los jóvenes frente a las diferentes opciones matrimoniales, a lo largo del periodo estudiado, refleja paradigmáticamente el paso de un modelo de familia fuertemente institucionalizado y prescriptivo a otro modelo. Este último supone un cambio radical en el papel que la sociedad y los individuos juegan en la orientación de sus comportamientos familiares.
Otro aspecto importante de la emergencia y configuración de un nuevo modelo de familia entre la juventud española se ha reflejado en la evolución experimentada por sus actitudes respecto a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el trabajo de la mujer casada y la distribución de las tareas domésticas. La evolución de estas actitudes revela cómo se ha producido la sustitución progresiva del modelo de familia imperante a principios de los años 60, caracterizado por una rígida, tradicional y patriarcal diferenciación sexual de las funciones y responsabilidades familiares. Este modelo ha sido reemplazado por uno nuevo que tiende a la equiparación de derechos entre hombres y mujeres y hacia una distribución “simétrica” de las responsabilidades y tareas familiares entre los cónyuges. Cambios importantes y significativos en la consideración y el reconocimiento de los derechos de la mujer por parte de los jóvenes españoles ya se observaban en la década de los años 70. Asimismo, se observa un avance ininterrumpido de las actitudes positivas ante el trabajo de la mujer casada y una asunción compartida de las decisiones, responsabilidades y cargas familiares.
Este nuevo modelo se asienta sobre la igualdad en las posiciones y en el reparto de las responsabilidades entre los cónyuges. La igualdad introducida constituye uno de los factores esenciales que explican e impulsan los cambios y tensiones a los que se halla sometida actualmente la constitución y la dinámica vital de las nuevas familias.
La concepción de la sexualidad, así como una creciente importancia de esta en la consideración de las relaciones conyugales, reflejan cambios sutiles pero trascendentales en la configuración del nuevo modelo de familia que se abre paso entre las nuevas generaciones de españoles. Estos cambios apuntan a una progresiva sustitución de los ideales del amor romántico de “comunión y sacrificio”, que venían informando en el plano simbólico la concepción clásica del matrimonio y las relaciones conyugales. En su lugar, emerge un modelo más “psicologista” que pone el énfasis en la satisfacción de las necesidades afectivas y de realización personal de cada uno de los cónyuges.
Se ha visto cómo, a lo largo del periodo que abarcan las encuestas, las actitudes de los y las jóvenes respecto a las relaciones sexuales “prematrimoniales” cambian radicalmente. Pasan de una posición mayoritariamente condenatoria a principios de los años 60 a una posición mayoritariamente legitimante ya a mediados de los años 70, que se va ampliando en las décadas posteriores. La legitimidad que la sexualidad adquiere en la sociedad moderna como campo de expresión y desarrollo personal afecta también a las relaciones conyugales y, en definitiva, a la concepción que las y los jóvenes tienen del matrimonio.
Del mismo modo, el análisis realizado de sus actitudes frente al divorcio refleja que, en la actualidad, prácticamente la totalidad de los jóvenes aceptan el divorcio como una salida al fracaso matrimonial. Esto supone asumir que la unión conyugal puede no ser definitiva, puede fracasar y disolverse, obligando a sus miembros a una revisión y valoración constante de las condiciones en las que se desarrolla su matrimonio. En los motivos que justifican el divorcio, en esta valoración tiene una creciente importancia la calidad y la calidez de las relaciones conyugales: el mantenimiento de un ambiente gratificante desde el punto de vista personal, basado en la afectividad, la comunicación y la armonía de gustos y caracteres.
Todo ello, tanto la creciente importancia de la sexualidad y la calidad de las relaciones conyugales, como la asunción de que el matrimonio puede fracasar y disolverse si no se alcanzan o se defraudan las expectativas depositadas en él, pone de manifiesto que las y los jóvenes españoles se van alejando de la concepción clásica del matrimonio hacia una nueva concepción. En esta, el matrimonio es valorado cada vez más por su capacidad para satisfacer las necesidades emocionales y de realización personal de cada uno de los cónyuges.