Transformaciones Arquitectónicas y Urbanas del Siglo XIX

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Contexto Histórico

El siglo XIX fue una época de intensas transformaciones políticas, económicas y sociales. El arte no se salvó de este período revolucionario; los estilos se suceden vertiginosamente.

Tendencias Historicistas y Eclécticas

La nueva arquitectura tardó en ser aceptada por amplios sectores tanto de arquitectos como del público en general. Muchos arquitectos volvieron sus ojos a los grandes estilos del pasado. De esta forma se desarrolló la arquitectura historicista, nombre que engloba a aquellas creaciones del siglo XIX que recrean estilos del pasado.

Ejemplos:

  • El Parlamento Británico (Neogótico) de Barry y Pugin.
  • El Pabellón Real de Brighton de Nash.
  • La Ópera de París (Neobarroco) de Garnier.

Pero el Historicismo acabó desapareciendo poco a poco, ante el vigor de las nuevas tendencias arquitectónicas.

En ocasiones se mezclaban elementos de varios estilos diferentes, naciendo así el Eclecticismo artístico.

Arquitectura y Nuevos Materiales

De finales del siglo XIX a principios del XX, el proceso de industrialización tuvo gran repercusión en las ciudades. El masivo éxodo rural rompió el tradicional equilibrio entre el campo y la ciudad. Estas crecieron mucho y rápidamente, por lo que había necesidad de construir numerosos inmuebles en poco tiempo y de crear nuevas tipologías de edificios para las nuevas necesidades.

La arquitectura industrial, propia de la segunda mitad del siglo XIX, se basa en el uso de los nuevos materiales tecnológicos:

  • Hormigón armado
  • Acero
  • Cristal
  • Hierro

Estos nuevos materiales permitieron que la edificación se sustentara en pocos soportes, lo que hizo posible abrir grandes espacios y rellenar los muros con cristal.

Otra ventaja es que permitía construir con rapidez, porque se podían utilizar piezas prefabricadas. Su uso se difundió a través de las exposiciones organizadas por distintos países para mostrar sus innovaciones científico-técnicas e industriales en novedosos pabellones.

Los Inicios del Funcionalismo

La Escuela de Chicago da nombre a un estilo creado en el último cuarto de siglo XIX por un grupo de arquitectos de Chicago.

Su origen se une al devastador incendio que arrasó esta ciudad en 1871. Hubo que rehacer Chicago, pero la especulación de los terrenos y la gran demanda de viviendas obligaron a construir en vertical. Nace así el rascacielos.

Esta escuela empleó soluciones de gran audacia técnica y creativa como:

  • El uso de estructuras metálicas de hierro que permitían alcanzar grandes alturas y que eliminaban los muros de carga.
  • El uso del pilar de hormigón como soporte.
  • El desarrollo del ascensor eléctrico.
  • Los exteriores lisos y acristalados con predominio de líneas horizontales y verticales y atractivas fachadas de mampostería.

Se considera a Le Baron Jenney el fundador de la Escuela. También queda incluido en ella Daniel Burnham.

El Urbanismo en el Siglo XIX

El éxodo rural a la ciudad industrial produjo graves problemas de saneamiento y abastecimiento, escasez de alojamientos, aparición de suburbios y déficit de comunicaciones. Esto planteó la necesidad de realizar planes de transformación urbana para adaptarse a las nuevas necesidades.

El primer modelo fue realizado por Haussmann en 1850. Consistía en la reordenación radical de París y se ejecutó con fondos públicos y el apoyo de grupos económicos.

Se trataba de:

  • Aumentar la superficie edificable. Para ello, se derribaron las antiguas puertas y las murallas medievales, y se crearon nuevos barrios.
  • Trazar nuevas vías anchas y rectas.
  • Construir edificios de mejor calidad y urbanizar la periferia dotándola de red de alcantarillado, centros administrativos y de asistencia, viviendas sociales y parques públicos.

Uno de los puntos más espectaculares de la intervención fue la plaza de la Estrella (Place de L’Étoile). En su centro estaba situado el arco de triunfo erigido por Napoleón y de él partían doce grandes avenidas en sentido radial.

El nuevo barrio seguía un plano ortogonal y las fachadas de los edificios tenían todas un mismo estilo. Esta intervención significó la demolición de los edificios antiguos, cuyos propietarios fueron expropiados. El resultado fue el desalojo de las clases populares del centro de París, pues los nuevos edificios construidos eran de lujo y no estaban a su alcance.

La reordenación de París fue el prototipo que escasos años después se seguiría en otras grandes ciudades europeas, como Madrid, Barcelona, Marsella o Roma.

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