Transformación Urbana e Industrial en España: De la Restauración al Siglo XX

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Urbanización y Expansión de las Ciudades

La Restauración impulsó un notable proceso de urbanización, caracterizado por el aumento de la población urbana en detrimento de la rural y la consiguiente expansión de las ciudades. El criterio estadístico para definir una población como urbana se estableció en 10.000 habitantes; las poblaciones por debajo de esta cifra se consideraban rurales. El principal motor de este crecimiento urbano fue el creciente movimiento migratorio de los campesinos hacia los municipios. En este periodo, Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia destacaban como las únicas ciudades con más de 10.000 habitantes, a las que se sumaban Málaga y Zaragoza. Barcelona y Bilbao experimentaron un crecimiento significativo debido a su carácter industrial, mientras que Madrid lo hizo por ser la capital del Estado.

Este proceso estuvo intrínsecamente ligado a la transformación económica del país, donde la agricultura fue perdiendo peso frente al auge de la industria y los servicios. Esta dinámica tuvo importantes repercusiones sociales y políticas, ya que el sistema político de la Restauración encontró mayores focos de resistencia en una población urbana cada vez más activa.

Crecimiento y Expansión Espacial Urbana

El aumento demográfico y las demandas de la burguesía propiciaron la superación del marco físico tradicional de las ciudades. Las urbes comenzaron a derribar sus murallas para dar paso a la construcción de nuevos barrios, un fenómeno conocido como ensanche. El ensanche se consolidó como el área de residencia predilecta de la burguesía, mientras que el casco antiguo se destinó a las capas populares tradicionales y a los inmigrantes. Como consecuencia, las ciudades empezaron a manifestar claras características de segregación social.

La Industrialización en España: Coyunturas y Núcleos

El proceso de industrialización en España estuvo marcado por dos coyunturas clave: la crisis del 98 y la Primera Guerra Mundial.

Impacto de la Crisis del 98 y la Primera Guerra Mundial

Inicialmente, la crisis del 98 supuso un revés para la industria española, dado que la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas representó un duro golpe económico. Sin embargo, este desastre tuvo un lado positivo: los capitales repatriados de las colonias se reinvirtieron en el sector industrial, impulsando su desarrollo. Por otro lado, la situación generada por la Primera Guerra Mundial resultó favorable para la industria española, ya que los países europeos beligerantes se convirtieron en un importante mercado exterior.

Consolidación y Surgimiento de Núcleos Industriales

Tras el fracaso del intento de industrialización en Andalucía, se consolidó el núcleo industrial vasco y catalán, y surgieron dos nuevos focos importantes: el asturiano y el gallego.

El Foco Industrial Catalán

El núcleo industrial catalán se localizó principalmente en Barcelona y sus alrededores. El puerto de Barcelona facilitaba la llegada de materias primas. A partir de 1832, se comenzó a utilizar la máquina de vapor en Barcelona, a lo que se sumó la innovación en colorantes químicos y la fabricación de maquinaria textil.

El Núcleo Industrial Vasco

El núcleo industrial vasco emergió durante la segunda mitad del siglo XIX. La abundancia de hierro en Vizcaya y su posterior exportación permitieron la acumulación de capitales necesarios para el lanzamiento de la propia industria vasca. Bilbao y la ría de Nervión se convirtieron en el epicentro de la industria vizcaína. La combinación del hierro vasco y el carbón británico sentó las bases de la siderurgia en la región.

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