La Transformación Religiosa del Siglo XVI: Lutero, Calvino y el Anglicanismo
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La Reforma Luterana: Orígenes y Expansión
La primera gran reforma religiosa del siglo XVI fue iniciada por el monje alemán Martín Lutero. El detonante fue la propuesta del Papa León X de conceder indulgencias a cambio de dinero para edificar la nueva Basílica de San Pedro del Vaticano, proyectada por Bramante.
Esta decisión fue rechazada por Lutero, quien escribió sus famosas 95 Tesis y las clavó en las puertas de la catedral de Wittenberg para que fueran conocidas y debatidas. Además, gracias a la imprenta, estas tesis alcanzaron una gran difusión.
El Papa pidió a Lutero que se retractara, pero este se negó, por lo que fue apartado de la comunidad cristiana. Lutero elaboró una doctrina que favorecía un cristianismo más individual.
El luteranismo se extendió rápidamente por el Sacro Imperio Romano Germánico, lo que motivó la intervención del emperador Carlos V. En un primer momento, Carlos V intentó acercar posturas entre Lutero y la Iglesia Católica, pero acabó condenando el luteranismo en el Edicto de Worms (1521) y en la Dieta de Espira (1529). Fue en esta última donde seis príncipes y catorce ciudades reformistas protestaron ante la condena, dando origen al término «protestantes».
Principios de la Doctrina Luterana
- Para la salvación del alma bastaba con una intensa fe, lo que hacía innecesaria la mediación de la Iglesia.
- Todos podían entender la Biblia y se rechazaban las lecturas de la Iglesia como las únicas válidas.
- Los sacramentos: quedaban reducidos a la Eucaristía y el Bautismo.
- Se rechazaba la jerarquía de la Iglesia Católica y la autoridad de los Papas. Los pastores protestantes sustituyeron a los sacerdotes, pero sin celibato obligatorio.
- Prohibición de las órdenes religiosas y del culto a las imágenes de la Virgen y los santos.
La Doctrina Católica Tradicional
- Para salvarse era imprescindible la fe, cumplir con los preceptos y la realización de buenas obras.
- La única interpretación correcta de la Biblia era la suya (la de la Iglesia).
- Había siete sacramentos: Bautismo, Comunión, Confirmación, Penitencia, Extremaunción, Matrimonio y Sacerdocio.
- Existía una jerarquización muy acentuada entre el alto y bajo clero, y a los clérigos se les imponía el celibato (no casarse).
- Las órdenes monásticas y militares, y el culto a vírgenes y santos eran una parte importante del catolicismo.
La Reforma Calvinista: Juan Calvino y la Predestinación
Las ideas protestantes se extendieron por Europa y llegaron a los cantones suizos. Allí, un sacerdote francés, Juan Calvino (1509-1564), instauró en la ciudad de Ginebra un gobierno teocrático basado en una serie de principios:
- Seguimiento estricto de la Biblia.
- Creencia en la predestinación: todos al nacer se encontraban salvados o condenados de antemano.
- Humildad y austeridad, aunque el éxito económico y social no estaba castigado, sino visto como una señal de la gracia divina.
La Reforma Anglicana: Un Cambio Político y Religioso
La reforma religiosa en Inglaterra tuvo menor contenido doctrinal y mayor intención política. El rey Enrique VIII solicitó a la Iglesia Católica la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena.
La negativa papal lo llevó a promulgar el Acta de Supremacía (1534). En ella se proclamaba la separación de la Iglesia de Inglaterra, de la que el rey sería su máxima autoridad. De esta forma, el poder eclesiástico quedó sometido al monárquico.
Bajo el reinado de Isabel I (1558-1603) se fijó una doctrina con elementos tomados tanto del catolicismo como del luteranismo.
Expansión y Ramificaciones del Calvinismo
El calvinismo se extendió por otros reinos y territorios europeos. En Francia, sus seguidores recibieron el nombre de hugonotes, y tuvieron especial éxito en el sur. Los conflictos religiosos entre católicos y hugonotes causaron gran inestabilidad y violencia en Francia a lo largo de todo el siglo XVI.
En los Países Bajos, Escocia e Inglaterra, los calvinistas se denominaron puritanos. El puritanismo se desarrolló por el descontento con la Reforma Anglicana, a la que juzgaban insuficiente. Numerosos puritanos emigraron en el siglo XVII a las colonias inglesas de la costa este de América del Norte.