Transformación Laboral: Del Siglo XX a la Era Digital y el Sentido Humano del Trabajo
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La Evolución del Trabajo y la Sociedad
El Legado de la Segunda Revolución Industrial
El siglo XX, heredero de la Segunda Revolución Industrial, introdujo nuevas formas de trabajo, impulsadas por el petróleo y la producción en serie. La capacidad adquisitiva y el consumo se dispararon y generalizaron, y las nuevas empresas buscaron responder a los retos del mercado mediante una organización científica del trabajo.
La Deshumanización del Trabajo en la Era Industrial
El éxito económico de esta nueva forma de trabajo fue, sin embargo, paralelo a la deshumanización que provocó. Se concedió prioridad absoluta a la productividad, reduciendo la función del trabajador a aspectos más mecánicos y menos creativos. Con este enfoque, la actividad laboral perdió su sentido humano, convirtiendo al trabajador en una pieza más del engranaje de la producción en serie.
El Trabajo en la Sociedad Tecnológica Actual
Flexibilidad y Precariedad Laboral
Hoy, nuestra sociedad tecnológica aspira a la flexibilidad para adaptarse a una demanda y a unas nuevas tecnologías muy cambiantes. Esto se manifiesta en el trabajo temporal y la ocupación a tiempo parcial. Este último es muy beneficioso para compatibilizar la vida familiar o dedicarse al tiempo libre. Pero el trabajo temporal, por su precariedad, genera ansiedad, incertidumbre ante el futuro y un bajo nivel de formación. Además, las empresas podrían recibir a personas sin experiencia y sin lealtad.
Hacia un Modelo de Trabajo Integrador
El trabajo debe ser capaz de integrar a los trabajadores en un proyecto común, con participación en la gestión, en los resultados y en los beneficios. Esto implica una comunicación fluida, formación permanente, fomento de la iniciativa y la creatividad, y una clara responsabilidad personal y corporativa.
El Sentido Humano del Trabajo
Trabajo como Necesidad y Transformación
Para vivir, el ser humano ha de trabajar y modificar lo que el entorno ofrece como posibilidades y obstáculos.
Más Allá de lo Orgánico: Bienestar y Desarrollo Personal
El ser humano tiene necesidades que van más allá de lo puramente orgánico, como el bienestar, el cultivo de la inteligencia, de la amistad y del amor.
A su vez, el trabajo también es un desarrollo personal; por lo tanto, tiene que fomentar nuestros conocimientos, nuestro perfeccionamiento, así como un papel liberador y socializador. Todo esto, partiendo de una cultura que respeta la igualdad de oportunidades y la libre iniciativa.
Ética y Empresa: Un Binomio Esencial
La Ética en las Relaciones Laborales
La economía debe contar con la ética, porque es el mejor camino para enfocar las relaciones laborales, especialmente las que se establecen entre el capital y el trabajo.
La Empresa como Fuente de Riqueza Integral
La empresa puede convertirse en una fuente de riqueza, no solo económica, sino también social en un amplio sentido, pues enriquece humanamente a las personas que la integran y a su entorno. ¿El problema? Que no se da en la vida real.
La Técnica: Motor de la Evolución Humana y Laboral
La Técnica como Capacidad Distintiva del Ser Humano
Es la capacidad más distintiva de la especie humana. El ser humano es un ser técnico, a diferencia del animal, que es calificado por Ortega como atécnico. La técnica no solo es el manejo de instrumentos para llevar a cabo ciertas operaciones vitales, sino también la invención de instrumentos por medio de los cuales pueden fabricarse otros instrumentos.
Orígenes y Desarrollo de la Técnica
La técnica, pensamiento en acción, existe desde los tiempos prehistóricos: en Altamira y Atapuerca se fabricaban arpones y puntas de flecha, vestidos y pinturas.
El invento de la rueda marcó el principio de un mayor desarrollo mecánico, pues tras ella aparecieron el carro y el auge de la técnica artesanal.
Impacto de las Revoluciones Industriales en el Trabajo
La Primera Revolución Industrial: Vapor y Mecanización
Hasta el siglo XVIII, las únicas formas de energía procedían del aprovechamiento del viento, del agua, de los animales y del propio ser humano. La Revolución Industrial nació cuando se aplicó el fuego a la máquina de vapor, logrando transformar la energía calorífica en mecánica. La máquina liberó al hombre del esfuerzo físico y dignificó su trabajo, pero también le arrebató protagonismo y le redujo, en ocasiones, a la condición pasiva de vigilante del proceso de producción, como si fuese una pieza más de la maquinaria productiva.
La Tercera Revolución Industrial: Nuevas Energías y Sociedad de Consumo
En la segunda mitad del siglo XX tuvo lugar una nueva fase de la revolución industrial (la Tercera Revolución Industrial) al sustituir de forma generalizada el carbón por nuevos combustibles y formas de energía: derivados del petróleo, energía nuclear, hidráulica o eólica. La disminución de la jornada laboral y el aumento del poder adquisitivo de los trabajadores originaron una cultura y una industria del ocio y del consumo con indudables aspectos positivos, pero también con efectos preocupantes.