Transformación Económica y Social en el Sexenio Democrático Español (1868-1874)
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La Gloriosa: Reorientación Económica y Transformación Social en España (1868-1874)
Uno de los objetivos primordiales de la Gloriosa era reorientar la política económica del país. Se pretendía establecer una legislación que protegiera los intereses económicos de la burguesía nacional y de los inversores extranjeros. Por ello, la política económica de esta etapa se caracterizó por la defensa del liberalismo y por la apertura del mercado español a la entrada de capital foráneo.
Reformas Fiscales y Financieras
El ministro de Hacienda, Laureano Figuerola, impulsó importantes reformas. Suprimió la contribución de consumos, aunque esta medida fue restablecida en 1870. En su lugar, introdujo la contribución personal, que gravaba directamente a todos los ciudadanos según su renta. Otro decreto fundamental estableció la peseta como moneda nacional, unificando el sistema monetario español.
Sin embargo, el problema más grave que enfrentaba el gobierno era el caótico estado de la Hacienda española. La deuda pública se elevaba considerablemente, y la grave crisis de los ferrocarriles solo parecía tener solución utilizando recursos públicos para subvencionar a las compañías ferroviarias. Todo ello se pretendió solucionar mediante la Ley de Minas de 1871, que permitía la venta o concesión de yacimientos mineros a compañías extranjeras. Con los ingresos obtenidos de esta acción, conocida como la desamortización del subsuelo, se hizo frente a la devolución de los préstamos.
Liberalización del Comercio Exterior
La última gran acción sobre la economía fue la liberación de los intercambios exteriores, aprobada en julio de 1869 mediante la Ley de Bases Arancelarias. Esta ley puso fin a la secular tradición proteccionista de la economía española, lo que generó una fuerte oposición por parte de los industriales algodoneros catalanes y de los centralistas del interior.
Marco Político y Conflictividad Social
La Constitución de 1869 y sus Desafíos
La Constitución de 1869 consolidó un régimen político basado en los principios liberal-democráticos que inspiraron a los impulsores de la Revolución de Septiembre de 1868. No obstante, frustró algunas de las aspiraciones de otros grupos políticos.
- La forma de gobierno monárquico disgustó a quienes aspiraban a establecer un régimen republicano.
- El mantenimiento del culto y del clero, aprobado por la Constitución, así como la persistencia de las desigualdades sociales, no fue del agrado de campesinos, jornaleros y trabajadores de fábricas.
El Auge del Descontento Social
Durante el periodo de la Regencia (1869-1870), y a lo largo de todo el Sexenio Democrático, hubo una fuerte conflictividad social:
- El campesinado demandaba un mejor reparto de la tierra.
- Las revueltas urbanas protestaban contra los consumos y el aumento de los precios.
- El incipiente movimiento obrero sufrió un proceso de radicalización en demanda de la mejora de las condiciones salariales y de trabajo.
Los republicanos encarnaron gran parte de este descontento. Sin embargo, el fracaso de las insurrecciones y la imposibilidad de conseguir sus objetivos por la vía parlamentaria y política condujeron a que la mayoría de estos sectores se inclinaran hacia posiciones más radicales y apolíticas, como el internacionalismo.
La Primera Internacional en España
Estas ideas llegaron a España en 1868 gracias al gobierno provisional. Las ideas vinculadas a la Primera Internacional abrieron una nueva etapa y condujeron a la organización del proletariado y del campesinado, marcando un hito en la historia social española.