Transformación Económica y Social de España: De la Autarquía al Desarrollismo (1957-1970)
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La Consolidación del Régimen
En la década de 1950, el aislamiento de España en la década de 1940 comenzó a disminuir, y surgieron los primeros signos de recuperación económica. Esto puso de manifiesto las tensiones entre las "familias" del régimen. En 1957, tras una crisis estudiantil, Franco remodeló el Gobierno y cesó a los ministros más radicales del Movimiento, nombrando a los llamados tecnócratas. La mayoría de estos tecnócratas, como Navarro Rubio o Ullastres, eran miembros del Opus Dei, y priorizaron la eficiencia sobre la ideología política, tomando medidas económicas acordes con el capitalismo occidental.
Se promulgaron leyes destinadas a organizar definitivamente el Estado, aunque sin abandonar su carácter de dictadura personal. Las actuaciones más importantes fueron:
- Aprobación de la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958): Recogía los principios básicos del franquismo, alejándose del totalitarismo inicial, pero rechazando la democracia. El régimen se definía como una monarquía tradicional, católica, social y representativa.
- Creación de la Vicepresidencia del Gobierno (1962): Cargo que ocupó Carrero Blanco desde 1967, convirtiéndose en el hombre fuerte del régimen.
- Puesta en marcha del Tribunal de Orden Público (TOP) (1963): Para juzgar delitos políticos.
- Aprobación de la Ley Orgánica del Estado (1967): Una pseudo-constitución que preparaba el postfranquismo. Fue votada en referéndum.
- Aprobación de la Ley de Prensa e Imprenta (1966): Suprimió la censura previa.
- Designación del príncipe Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco (1969): A título de rey.
En política exterior destacaron:
- Visita del presidente de EEUU, Eisenhower.
- Solicitud de España para entrar en la CEE (1962).
- Insistencia en la reivindicación de Gibraltar.
Las Transformaciones Económicas: De la Autarquía al Desarrollismo
La Autarquía Económica
En 1939, España estaba arruinada demográfica y económicamente. La mayoría de la población pasaba hambre, por lo que era urgente un proceso de recuperación económica. Las autoridades optaron por un régimen de autarquía e intervención estatal.
La autarquía económica implicó la fijación de precios y la obligación de entregar al Estado todo excedente de cosecha. Cualquier inversión industrial estaba sujeta a licencias previas, y las fábricas se reconvirtieron para producir bienes de primera necesidad. En 1941, se creó el Instituto Nacional de Industria (INI). El Estado fabricaba los productos que la empresa privada no podía producir y canalizaba todos los permisos de importación y exportación.
El objetivo de la autarquía no era posible. España no producía materias primas imprescindibles ni tenía suficientes fuentes de energía. Tampoco producía alimentos suficientes para toda la población, lo que encareció los precios y provocó el racionamiento de productos mediante cupos del Estado. Esto condujo a la existencia de un mercado negro, donde los productos se vendían a precios mucho más altos que los oficiales.
A principios de la década de 1950, el fracaso de la autarquía era evidente. En 1951, el Gobierno decretó una liberalización parcial de precios, comercio y circulación de mercancías. Estas medidas permitieron acabar con el racionamiento e iniciar una tímida expansión económica. A este crecimiento contribuyeron las ayudas de EEUU, que comenzaron a llegar en 1951 y permitieron aumentar las importaciones de bienes de equipo, imprescindibles para el desarrollo industrial.
La prosperidad era solo aparente. Los presupuestos y la balanza comercial seguían siendo deficitarios, y existía una fuerte inflación. Franco y sus asesores no encontraban la solución al problema económico del país, que estaba al borde del colapso y se preveía la vuelta al racionamiento.
El Plan de Estabilización de 1959
En 1957, Franco remodeló el Gobierno y puso a los tecnócratas Navarro Rubio y Ullastres al frente de Hacienda y Comercio, respectivamente. Estos ministros elaboraron el Plan de Estabilización Económica, decretado en 1959, cuyas medidas más destacadas fueron:
- Reducción de gastos del Estado, congelación de salarios y devaluación de la peseta.
- Desaparición del control estatal sobre las actividades económicas.
- Apertura al mercado exterior, facilitando la instalación en España de empresas extranjeras.
El Plan de Estabilización liberalizó la economía y sentó las bases del despegue económico de los años 60. Fue favorecido por la coyuntura económica internacional, aunque provocó la emigración de millones de españoles.
En la década de 1960, la economía española creció mucho, pero de forma desequilibrada. El desarrollo fue favorecido por diferentes factores:
- Mano de obra abundante, barata y férreamente controlada, procedente del éxodo rural.
- Existencia de capitales acumulados en España y llegada de capital extranjero.
- Ingresos crecientes procedentes del turismo y de las remesas de dinero enviadas por los emigrantes.
- Industrialización concentrada en Madrid, Cataluña, País Vasco, Asturias y Valencia.
En 1962, se pusieron en marcha los Planes de Desarrollo, bajo la dirección de López Rodó. Con una duración cuatrienal, establecían directrices obligatorias para las empresas públicas e indicativas para las privadas. Se concedieron ventajas fiscales y crediticias a las empresas que siguieron las directrices del Estado, con los siguientes objetivos:
- Crecimiento del PIB.
- Desarrollo de la industria y modernización de la agricultura.
- Desarrollo de regiones no industrializadas, para lo que se crearon Polos de Desarrollo en Burgos, Huelva, Valladolid, Vigo, etc., con resultados dispares.
El desarrollismo tenía limitaciones:
- Una industria con poca tecnología y dependiente del exterior.
- Incentivación de la emigración para evitar un paro masivo.
- Renta per cápita y bienestar social por debajo del nivel medio de los países occidentales.
- Sistema fiscal regresivo (impuestos indirectos).
- Fraude y evasión de impuestos.
Los Cambios Sociales
Entre 1957 y 1970, el crecimiento de la población fue alto, pasando de 29,4 millones de habitantes a más de 34, debido a una natalidad elevada y una mortalidad en descenso.
Las migraciones de los años sesenta fueron espectaculares:
- Éxodo rural dirigido a Madrid, Cataluña y Valencia, donde surgieron suburbios y ciudades dormitorio sin planificar y sin servicios. Se despoblaron Andalucía, las dos Castillas, Extremadura y Galicia.
- Emigración al exterior que afectó a más de un millón y medio de personas. Los destinos más importantes fueron Alemania, Francia, Suiza y Bélgica.
La estructura de la población activa se modernizó. En 1970, el sector primario ocupaba el 29% de la población, el secundario el 37% y el terciario el 34%. Disminuyó el número de jornaleros, aumentó el de obreros y se amplió la clase media.
Los modos de vida y la mentalidad cambiaron, sobre todo entre la juventud urbana, por la influencia de turistas europeos y la difusión de la televisión. Uno de los cambios más destacados fue la incorporación de la mujer al mercado laboral.
El nivel de vida mejoró y apareció la sociedad de consumo. Los salarios subieron, se generalizaron los electrodomésticos, el automóvil (600), las vacaciones y la cultura del ocio.
El crecimiento económico transformó profundamente la sociedad española. Los cambios económicos y sociales contrastaban con el inmovilismo político y la represión.