Transformación Económica y Social en España (1951-1975): Del Aislamiento al Desarrollo
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El agotamiento de la vía autárquica (1951-1956)
Los cambios y sus limitaciones
El nuevo gobierno pretendía el entendimiento con el exterior, consiguiendo un éxito necesario en política internacional. Sin embargo, esto no fue suficiente para salvar la situación: malas cosechas, déficit de la balanza comercial, huelgas universitarias... Con esto se produjo el primer gran giro en la gestión económica del régimen franquista.
El primer intento de adecuación económica
Las condiciones internacionales que implicaron el final del aislamiento supusieron también un leve cambio en la política económica. La autarquía llevaba al país hacia el colapso. El nuevo gobierno proponía un programa para mejorar la producción y la productividad industrial principalmente, y reordenar la actividad económica. Por ello, se intentó reactivar el comercio interior, abrirse al mercado internacional, reducir los gastos del Estado y frenar la inflación. Sin embargo, la situación apenas mejoró, por lo que era evidente que se necesitaban más cambios.
La acelerada transformación de la economía española
El Plan de Estabilización
Se implementaron nuevas normas de carácter fiscal y monetario, se avanzó en la progresiva liberación del comercio exterior, se adoptaron medidas para favorecer las inversiones extranjeras y se estableció una nueva paridad de la peseta (1 dólar = 60 pesetas).
La crisis de la agricultura tradicional
A partir de 1969, con el proceso de industrialización, se produjo dicha crisis, impulsada por dos factores fundamentales: el éxodo rural hacia Cataluña, Madrid, el País Vasco y otros países de la CEE, y la diversificación de la demanda de alimentos debido al aumento del nivel de vida. La gran beneficiaria fue la gran explotación agrícola, ya que la pequeña no podía competir. La política agraria franquista intentó paliar el problema del minifundismo. La cuestión de los latifundios pasó a un segundo plano.
Una rápida industrialización
En esta renovación industrial fueron importantes las inversiones extranjeras, ya que posibilitaron la renovación del equipo industrial y la adopción de nueva tecnología. El aumento de la producción y la productividad industrial incidió sobre las exportaciones, siendo protagonistas los sectores químico, energético y de servicios (gracias al turismo).
La planificación económica
Los planes de liberalización planteaban dos tipos de acciones básicas: las acciones estructurales, destinadas a solucionar los males endémicos de la industria española, y las acciones de localización industrial, orientadas a disminuir los desequilibrios económicos entre regiones mediante la creación de los Polos de Desarrollo.
Los desequilibrios de la balanza de pagos
Existía un saldo negativo en la balanza comercial, cuya corrección fue posible gracias a las remesas de la emigración, los ingresos por turismo y las inversiones extranjeras, originando un superávit en la balanza de pagos durante los años 60.
El agotamiento del modelo de crecimiento
Fue a partir de 1973, con España ya consolidada como país industrializado, cuando la crisis económica mundial evidenció las debilidades y el agotamiento del modelo de crecimiento económico del franquismo.
Las transformaciones sociales
La modernización de la economía conllevó un profundo cambio social que modificó la realidad de España.
La evolución demográfica
Durante el franquismo tardío, España experimentó un notable crecimiento demográfico, aunque también entró en el ciclo demográfico moderno, caracterizado por tasas de natalidad y mortalidad bajas, un freno progresivo al crecimiento y el envejecimiento de la población. Otra característica demográfica clave de este periodo fue la generalización de los movimientos migratorios, tanto internos como externos. Las consecuencias principales fueron la despoblación del campo y un crecimiento urbano acelerado.
La transformación de la estructura social
La modernización del campo redujo significativamente la población activa del sector primario. Al mismo tiempo, la expansión industrial generó un aumento considerable de la clase obrera. La clase media también experimentó un crecimiento notable, aumentando su peso en el conjunto social español con perfiles como técnicos, comerciales y personal administrativo.
Hacia una sociedad de consumo
El aumento de la producción de bienes de consumo y de la renta per cápita propició la entrada de España en la sociedad de consumo. Aunque no era comparable con la de otros países occidentales, el consumo privado prácticamente se duplicó entre 1966 y 1975. Sin embargo, esta mejora del nivel de vida presentó notables diferencias entre las distintas regiones y entre el medio urbano y el rural.