Transformación y Desafíos del Mundo Rural Español: Un Vistazo a su Evolución Agraria
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Dinámicas Recientes del Mundo Rural Español: Transformación y Perspectivas
El paisaje agrario español es tremendamente variado debido a las diferencias de clima, relieve y suelos. No obstante, cabe señalar, en general, la dureza del medio natural español por el predominio del clima mediterráneo, con largos estiajes; las amplias zonas montañosas con fuertes pendientes; y la continentalidad del interior, lo que provoca un amplio periodo de heladas y escasas precipitaciones.
Evolución Histórica y Transformación del Sector Agrario
La población y la actividad económica española eran predominantemente agrarias hasta la mitad del siglo XX. La evolución histórica de la propiedad, acentuada por el proceso de desamortización de la tierra en el siglo XIX, provocó un desigual reparto de las rentas agrarias, lo que, unido a la creciente presión demográfica, originó una fuente de conflictos por el acceso a la tierra. La agricultura española se caracterizó por una escasa mecanización, desincentivada por los bajos salarios.
La II República intentó llevar a cabo una reforma agraria, frenada por la Guerra Civil y que se modificaría durante el franquismo con el Instituto Nacional de Colonización. No obstante, la presión sobre el acceso a la tierra y la miseria en el medio rural no comenzó a solucionarse hasta el periodo de migración del campo a la ciudad a partir de la década de los cincuenta. La pérdida de población en el medio rural permitió el abandono de las explotaciones menos rentables, el aumento del tamaño de las explotaciones y su lenta modernización.
La entrada en la Unión Europea en 1986 supuso un impulso importante a la transformación del medio rural. El aumento de la población y el cambio en los hábitos alimenticios, impulsados por la mejora del nivel de vida, han incrementado la demanda de productos agrarios, especialmente cárnicos y hortofrutícolas.
Situación Actual y Estructura del Campo Español
La actividad agraria, característica del mundo rural, ha perdido peso de forma constante en España en el último medio siglo. Su participación en el PIB es del 3,5% y la población activa agraria ha disminuido en los últimos treinta años del 20% al 5%, continuando su descenso. Pese a estos datos, la agricultura española se ha modernizado notablemente, con unos elevados índices de mecanización, y ha mejorado su productividad, aunque menos que en otros sectores.
Su actividad utiliza y gestiona casi el 40% de la superficie geográfica, siendo el segundo país de la UE en superficie agraria censada. La reducción de la población activa agraria ha provocado la reducción del número de explotaciones agrarias en los últimos decenios (de 3 millones en 1962 a 1,7 millones en 2009).
La estructura agraria sigue siendo desequilibrada, con un predominio de los minifundios y explotaciones familiares en el norte y litoral mediterráneo, y un predominio de latifundios y grandes empresas en el sur. Los titulares de las explotaciones son mayoritariamente personas físicas, pero también entidades públicas, sobre todo en el norte, y sociedades mercantiles, en las zonas de agricultura más dinámica del sur.