Transformación Agrícola y Ganadera en España: Siglos XIX y XX
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Transformación Agrícola y Ganadera en España (Siglos XIX-XX)
Evolución de la Producción Agraria
En los siglos XIX y XX, el crecimiento agrario fue significativo, superando en ambos periodos el aumento poblacional. Este desarrollo estuvo acompañado de una notable recomposición del producto agrario.
Cambios en los Cultivos
- Aumento de la importancia de cultivos como viñedos, olivares, patatas, tubérculos, praderas artificiales, frutales y productos de huerta.
- Disminución relativa de los cereales, principalmente porque su uso se orientó a la alimentación ganadera, mientras que el consumo humano se diversificó.
A pesar de esta reorientación, los cereales mantuvieron un peso considerable en la producción agraria, complementado por una progresión de plantas leñosas e intensivas.
Desarrollo de la Ganadería Española
Siglos XVIII y Principios del XIX
En este periodo, la ganadería experimentó cambios importantes:
- Creciente relevancia del ganado mular y los équidos.
- Descenso en la producción de lácteos y carne, con la notable excepción del ganado porcino.
- El ganado vacuno se consolidó como el más importante, lo que indirectamente benefició el cultivo y la dependencia de cereales y otros cultivos.
Mediados del Siglo XIX a Principios del XX
La tendencia ganadera continuó evolucionando:
- El ganado mular siguió creciendo, aunque a un ritmo más moderado.
- Resurgimiento del ganado productor de carne y leche.
- El aumento del ganado vacuno fue el más relevante, impulsado en parte por la aparición de nuevas razas que mejoraron el rendimiento, una tendencia también observada en el sector porcino.
Históricamente, España se caracterizaba por ser un país predominantemente agrícola y con escasa ganadería, a diferencia de los países del norte de Europa, pero similar a Francia e Italia. Esto subraya la influencia del medio natural, además de las diferencias sociales.
Innovaciones y Productividad Agrícola
Expansión y Fertilización
Entre 1800 y 1931, la superficie agrícola casi se duplicó, con el cereal constituyendo la mayor parte del cultivo. La creciente demanda de nutrientes por parte de los cultivos intensivos impulsó el uso de nuevos métodos de fertilización. La producción de cereal, que ofrecía menores rendimientos, requería una mayor superficie para aumentar la producción. La introducción de superfosfatos fue clave para incrementar el rendimiento y optimizar las condiciones tecnológicas existentes.
Paralelamente a la expansión del espacio cultivado, se comenzó a utilizar de forma regular y sistemática terrenos que antes no se aprovechaban.
Manejo de Recursos y Ganadería Extensiva
Prácticas como la trashumancia y la transtermancia surgieron en respuesta a los ciclos anuales, aunque su implementación se vio dificultada por la necesidad de alimentar al ganado. El uso de los montes de utilidad pública aumentó significativamente, sirviendo como fuente de recursos pastables y de materias primas para empresas de producción forestal.
Transformación de la Agricultura Orgánica y Productividad
A finales del siglo XIX, se inició una profunda transformación de la agricultura orgánica, impactando tanto en los regadíos como en los secanos dedicados al cereal. El sector agrario continuó incrementando sus producciones y modernizando sus métodos de cultivo, integrando productos industriales en una agricultura de base orgánica.
En la España seca, el desarrollo de cultivos intensivos estuvo ligado al uso de abono químico o mineral y a un esfuerzo considerable por aumentar el riego. En esta región, se cultivaron cereales mediante una solución técnica conocida como cerealicultura, coexistiendo con el cultivo de viñedos y olivares.
La ganadería también se vio beneficiada por estos cambios; facilitaron la recuperación de la cabaña ganadera y el incremento en la producción de carne y leche.
Durante el siglo XIX y principios del XX, tanto el producto por trabajador como el producto por hectárea experimentaron un crecimiento notable, duplicándose en este periodo. El aumento del producto por hectárea se atribuye a las modificaciones en el uso del suelo, específicamente al paso de formas extensivas a intensivas. Estos cambios propiciaron una mayor circulación de productos intermedios y tuvieron un impacto positivo en el producto por trabajador, lo que a su vez implicó una mayor diversificación productiva.