La Tragedia de Edipo y Yocasta: Diálogo sobre el Castigo y el Hado Ineludible
Enviado por Chuletator online y clasificado en Lengua y literatura
Escrito el en
español con un tamaño de 4,31 KB
El Clímax de la Tragedia: Culpa, Castigo y Destino en el Diálogo Clásico
Todo lo que cuelga mal cortado de los ojos lo destroza y, vencedor, grita a todos los dioses: «Tened consideración por mi patria, os lo ruego. Ya he hecho lo justo. Soporté los merecidos castigos; finalmente se ha encontrado una noche digna de mi tálamo». Riega su rostro una fea lluvia y su desgarrada cabeza vomita abundante sangre por las venas arrancadas.
Diálogo entre Edipo (OE), Yocasta (IO) y el Coro (CH)
Edipo (OE)
Está bien, ya está hecho. Pagué lo justo a mi padre. Me gustan las tinieblas. ¿Qué dios, finalmente aplacado conmigo, inundó mi cabeza con una nube negra? ¿Quién condena mis crímenes? Escapé del cómplice día. Nada, parricida, debes a tu diestra. Te rehúye la luz. Este rostro conviene a Edipo.
Coro (CH)
Hela aquí, con paso apresurado, Yocasta, fuera de sí, se ha lanzado, cruel, como la madre cadmea que, aturdida y enloquecida, le arrancó al hijo la cabeza y se dio cuenta de que estaba perdido. Vacila en dirigirse al desgraciado; lo desea y teme. Ya ha cedido ante los males el pudor, pero la voz se adhiere a sus labios.
Yocasta (IO)
¿Cómo te llamaré? ¿Hijo, acaso? ¿Lo dudas? Eres mi hijo. ¿Te da vergüenza como hijo? Habla contra tu voluntad, hijo. ¿Adónde vuelves tu cabeza y tu rostro vacío?
Edipo (OE)
¿Quién me prohíbe disfrutar de las tinieblas? ¿Quién me devuelve los ojos? ¡Ay, la voz de mi madre! He perdido mi obra. No está permitido encontrarnos a los más abominables. Que nos divida el vasto mar y nos separe la tierra remota, que cualquier parte del lado opuesto del globo, vuelto hacia otras estrellas y hacia un sol distinto, acoja a uno de nosotros dos.
Yocasta (IO)
Esto es culpa del hado. Nadie es culpable por el hado.
Edipo (OE)
Ya ahórrate las palabras, madre, y ahórraselas a mis oídos, te lo suplico por estos restos de un cuerpo mutilado, por la prueba de mal augurio de mi sangre, por todo lo lícito e ilícito de nuestro nombre.
Yocasta (IO): El Castigo Final
¿Por qué, alma, estás paralizada? ¿Por qué, cómplice de los crímenes, rehúyes pagar el castigo? Todo el decoro de las leyes humanas ha perecido confuso, incestuosa, por ti. Muere y con el hierro arráncate tu funesto aliento. Ni aunque el propio Padre de los Dioses, sacudiendo el mundo, lanzara con mano cruel fulminantes dardos, correspondería alguna vez con un castigo equiparable a mis crímenes, madre infame.
La muerte me place. Se debe buscar el camino de la muerte. Vamos, ofrece tu mano a tu madre, si eres un parricida. Queda esto último de tu obra. Agarra la espada, por este hierro yace mi esposo. ¿Por qué llamas a aquel con nombre falso? Es tu suegro. ¿Clavaré en mi pecho abierto el arma o la hundiré en mi cuello desnudo? No sabes elegir la herida. Aquí, diestra, ataca aquí, en este vientre que fue capaz de llevar al marido y a los hijos.
Coro (CH)
Yace muerta; muere sobre la herida la mano, y el hierro ha sacado consigo muchísima sangre.
Edipo (OE): La Huida y la Maldición
A ti, adivino, a ti, dios que presides la verdad, te reclamo. Yo solo debía a los hados a mi padre; por dos veces parricida y más culpable de lo que temía, he matado a mi madre. Ha muerto por mi crimen. ¡Oh, engañoso Febo, he superado a mis impíos hados!
Con paso amedrentado sigue tus inseguros caminos, quitando las huellas dejadas por tus plantas, gobierna con temblorosa diestra la ciega noche. Avanza hacia el precipicio, dando pasos resbaladizos, vamos, huye, adelante... Detente, no caigas sobre tu madre.
Cuantos, con el cuerpo agotado y preocupados por la enfermedad, arrastráis vuestros pechos medio vivos, me voy en fuga. Levantad los cuellos, sigue detrás un estado más apacible del cielo. Cada uno que yace, que retenga su estrecha vida, tome, aliviado, los vientos vivificantes. Vamos, prestad ayuda a los abandonados. Arrastro conmigo los mortíferos vicios de las tierras.
Invocación a los Males
Violentos Destinos, horrible escalofrío de la Enfermedad, Demacración, negra Peste y Dolor rabioso, venid conmigo, conmigo. Me place servirme de estos guías.