Tolerancia Inmune y sus Alteraciones: Autoinmunidad e Hipersensibilidad
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¿Qué es la Tolerancia Inmune?
La tolerancia inmune es un mecanismo fundamental que permite al organismo diferenciar entre lo propio y lo extraño. Se adquiere a través de un proceso de aprendizaje durante las primeras etapas del desarrollo. Este proceso ocurre mediante un mecanismo de selección clonal:
- Selección de linfocitos T: Durante su maduración en el timo, los linfocitos T desarrollan receptores de membrana que les permiten reaccionar con las moléculas del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC) propias, con las que contactan con los autoantígenos. Solo sobreviven en esta primera etapa aquellos linfocitos T que tienen receptores adecuados para reconocer antígenos extraños unidos a las moléculas del MHC propias.
- Selección de linfocitos B: Se seleccionan los linfocitos B que no producen anticuerpos contra los autoantígenos. Se inactivan todos los linfocitos que originan una acción destructiva sobre las células del propio individuo.
Consecuencias de la Alteración de la Tolerancia Inmune
Un exceso de tolerancia puede llevar al organismo a un estado de inmunodeficiencia, es decir, a una respuesta inmune disminuida. Por otro lado, un fallo en los mecanismos de tolerancia puede conducir a la autoinmunidad.
Autoinmunidad
La autoinmunidad es una condición en la cual el sistema inmunitario ataca a los propios tejidos del cuerpo. Las causas de la autoinmunidad pueden ser:
- Predisposición genética.
- Disminución en el número de linfocitos T supresores.
- Mimetismo molecular.
Algunas de las enfermedades autoinmunes más frecuentes incluyen:
- Esclerosis múltiple.
- Miastenia grave.
- Artritis reumatoide.
- Lupus eritematoso sistémico.
- Diabetes mellitus tipo 1.
Hipersensibilidad
La hipersensibilidad es una respuesta inmune exagerada que, en lugar de proteger, provoca alteraciones en el organismo. Puede manifestarse ante sustancias normalmente inocuas (como pólenes o esporas de hongos) o ante infecciones parasitarias (como la ascaridiasis). La hipersensibilidad no se manifiesta en el primer contacto con el antígeno, sino tras un período de sensibilización.
Tipos de Hipersensibilidad
Existen varios tipos de hipersensibilidad, clasificados según el efecto generado, el proceso inmunitario desencadenante o el tiempo de manifestación:
- Inmediata (Tipo I): Conocida como alergia. Se produce entre 15 y 20 minutos después del contacto con el antígeno (denominado alérgeno), que puede ser, por ejemplo, ácaros del polvo, polen, pelo o veneno de insectos. Se distinguen varias fases:
- Fase de sensibilización.
- Activación de los mastocitos: ocurre tras el segundo contacto, cuando las moléculas del alérgeno se unen a las IgE. Se libera histamina y otros mediadores químicos.
- Fase de la alergia, con la aparición de los síntomas.
El tratamiento suele incluir antihistamínicos.
- Citotóxica (Tipo II): El anticuerpo se une a un antígeno presente en las células propias, activando la capacidad citotóxica de las células NK o la lisis mediada por el sistema del complemento. Un ejemplo es la enfermedad hemolítica del recién nacido, que se desarrolla cuando el feto tiene un grupo sanguíneo diferente al de la madre.
- Mediada por complejos antígeno-anticuerpo (Tipo III): Se produce cuando los anticuerpos se unen a antígenos circulantes, formando complejos que no son eliminados eficientemente por los macrófagos. El complemento se activa de forma excesiva, y la reacción inflamatoria resultante libera enzimas que dañan los tejidos y órganos afectados.
- Retardada (Tipo IV): Los linfocitos T se activan y liberan linfocinas, que a su vez activan a los macrófagos y los atraen a la zona afectada, provocando inflamación. Se liberan enzimas hidrolíticas que destruyen los tejidos.