Tipos de Tumbas en el Mundo Romano: Una Guía Completa

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Tipos de Tumbas

En el Imperio Romano, la prohibición de enterrar dentro de los límites de la ciudad se imponía en todas las urbes. Esta norma, junto con razones higiénicas y de seguridad, justificaba la ubicación extramuros de las necrópolis.

Las necrópolis podían ser ocupadas temporalmente y trasladadas con el tiempo, como se observa en Ostia, donde las áreas funerarias republicanas y altoimperiales están separadas de la necrópolis de la Isola Sacra, datada en los siglos II y III d. C.

Aunque la función principal de los enterramientos era albergar a los difuntos, para las clases altas representaban lugares de ostentación y autorrepresentación, reflejados en la grandiosidad de los edificios, la decoración y la elección del lugar. En Ostia, las clases altas se enterraban en la necrópolis de la Vía Ostiense, mientras que la de la Vía Laurentina parece reservada a los libertos.

Diversidad de Monumentos Funerarios

La variedad de monumentos funerarios en el mundo romano dependía de las tradiciones, los ritos funerarios, la posición social del difunto o la moda. Las sepulturas revelan las desigualdades sociales que trascendían la muerte, ya que los ricos exhibían su poder con monumentos imponentes, mientras que los pobres se conformaban con tumbas modestas, a menudo colectivas.

Tumbas y Monumentos Menores

Parte Subterránea

  • Sepultura directa en la tierra: Fosa o pozo para restos incinerados o cadáveres.
  • Pozos funerarios: Tradición indígena, especialmente en la Galia, con profundidades de hasta 10 m.

Receptáculos

  • Urna cineraria: Cerámica, mármol o vidrio, a veces encerrada en plomo.
  • Ánfora: Rota por el cuello para introducir el cadáver y tapada con terracota.
  • Ataúd de madera: Presencia de clavos como indicio, a veces protegidos por plomo o piedra.
  • Cista: Caja rectangular o cuadrada de tegulae, cerámica o piedra.
  • Sarcófago: Plomo o piedra, liso o decorado, a veces expuesto en cámaras sepulcrales.

Monumentos Exteriores

  • Placa: Monumento plano para señalar emplazamientos funerarios o nichos de columbarios.
  • Cipo: Bloque pétreo cilíndrico o prismático, decorado con inscripciones.
  • Estela: Bloque monolítico paralelepípedo con remate triangular, semicircular o discoideo, con inscripciones y decoraciones.
  • Edículo templiforme: Fachada de templo con columnas o pilastras y frontones.
  • Ara funeraria: Cuerpo cuadrangular con basa y cabecera con pulvini y focus para ofrendas.
  • Cuppae: Sillares con cara redondeada, inscripciones y orificios para libaciones.
  • Monumentos turriformes: Cuerpo de opus caementicium o bloques piramidales de piedra, característicos de la Península Ibérica.

Monumentos Funerarios Excepcionales del Siglo I a. C.

Los monumentos funerarios eran construcciones de prestigio y autorrepresentación, destinados a exaltar al difunto y su memoria, recordando valores como la virtus, la pietas y el honor.

En los años 30-20 a. C., el pistar redemptor Eurisaces construyó en Roma un edificio que, a pesar de su apariencia, es relativamente canónico, compuesto por un podium y un naiskos. El podium presenta pilastras y elementos circulares y cuadrangulares interpretados como recipientes para grano. El cuerpo superior evoca un edículo tradicional, con orificios que muestran recipientes horizontales y representaciones de la fabricación del pan. En la fachada oriental hay un nicho con esculturas del matrimonio.

Este edificio es un hito en la arquitectura funeraria, no solo por su estructura, sino por la exhibición de las actividades que enriquecieron al propietario y le proporcionaron ascenso social. La representación del titular de la tumba en el ejercicio de su profesión será una particularidad de los edificios funerarios de época claudia-neroniana.

Las pirámides son monumentos funerarios exóticos, de génesis e historia desconocidas. Solo se conserva la pirámide de C. Cestius en Roma, pero existieron otras tres desaparecidas.

Los túmulos de época romana derivan de los etruscos, con influencia de los túmulos reales helenísticos. El tipo más simple consiste en una cámara funeraria cubierta de tierra, con alturas de 1 a 20 m y diámetros de 2 a 30 m. Las urnas se depositan en las cámaras o bajo el túmulo. Algunos ejemplos tienen un tubo de mampostería que conduce a la urna. El revestimiento del anillo pétreo que rodea el túmulo se realiza con opus quadratum, a veces decorado.

A finales del siglo I d. C. y durante el siglo II d. C. aparecen las tumbas-templos o monumentos naomorfos, con apariencia de templo en su fachada o en todo el edificio, articulados en pronaos y cella. El podium tiene una escalera axial que da acceso a la cella cerrada con puertas, a la que solo se accede en ceremonias.

Otros edificios más simples reproducen el esquema de una casa y se denominan tumbas de cámara. Las más representativas son las de la necrópolis de Isola Sacra en Ostia, construidas con ladrillos y cubiertas por bóveda o tejado a doble pendiente. En su interior hay una única cámara con nichos para urnas o arcosolios para sarcófagos; en el exterior hay una escalera que accede a un segundo piso.

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