Tipos de heridas y cómo tratarlas
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Tipos de heridas
Abrasivas
Producidas por el contacto de la piel con superficies ásperas o duras. Pérdida de la epidermis. Dolor, ardor y hemorragia escasa. Posible infección.
Cortante o incisiva
Producidas por elementos con filo (cuchillos, vidrios). Bordes lisos. Hemorragia variable. De mayor extensión que profundidad. Puede lesionar vasos sanguíneos, nervios y hasta tendones, lo cual determina su gravedad.
Punzante
Producidas por elementos con puntas (clavos, astillas). La extensión es reducida (se observa la incisión y es difícil determinar la profundidad). El sangrado es escaso pero tienen alto riesgo de infección especialmente en objetos oxidados o sucios.
Contusa
Producidas por objetos romos (sin punta) como piedras o palos. Lesionan los tejidos muchas veces sin producir hemorragia. La extensión es variable.
Penetrante
Son causadas por armas de fuego o armas blancas. Pueden alcanzar varios centímetros de profundidad, comprometiendo órganos internos, provocando un estado de shock y hemorragias masivas.
Mordeduras de animal
La más común es de caninos (80% perros). Bordes generalmente irregulares. Puede existir desgarro y pérdida de tejido (si un perro ataca nunca forzar, el intentar quitar la pierna produce más daño). Tienen un alto riesgo de infección ya que son heridas sucias y con saliva. Presenta distintos mecanismos de daño (desgarro, cortante, penetrante).
Procedimiento para tratar una herida
Lavado de manos
Utilizar guantes de plástico o látex
Contener hemorragia si corresponde
Evaluar el tipo de herida
Lavar el contorno de la herida con agua de la llave. En caso de heridas sucias utilizar jabón para limpiar el contorno.
Lavar el interior de la herida con suero fisiológico o agua hervida
Limpiar con una gasa estéril de lo más limpio a lo más sucio y secar con pequeños toques
Colocar un apósito o gasa estéril y cubrir. Utilizar vendaje si es necesario
Trasladar a un centro asistencial, según la gravedad de la lesión
¿Cómo puedo CURAR UNA HERIDA?
Los pasos fundamentales son tres: Lavarse las manos, Contener hemorragia y Limpiar la herida. La contención se puede realizar con un paño limpio o ropa planchada. Las heridas se limpian solo con agua de la llave, y se secan con un paño limpio.
Hemorragias
Una hemorragia se define como la salida de sangre de un vaso sanguíneo (arteria, vena y capilar), pueden producirse por la severidad de la herida. En algunos casos se pierden importantes cantidades de sangre provocando pérdida de conciencia (colapso o shock) e incluso la muerte. Es importante efectuar todos los pasos necesarios para detener la pérdida sanguínea.
Según su origen:
Hemorragia interna
Hemorragia externa
Hemorragia exteriorizada
Según el tipo de vaso sanguíneo roto:
Hemorragia Capilar
Hemorragia Venosa
Hemorragia Arterial
Hemorragia Capilar: Salida de sangre en poca cantidad y lento. Hemorragia Venosa: Salida continua y sangre rojo oscuro. Hemorragia Arterial: Salida intermitente y sangre rojo brillante. La más grave es la arterial, la pérdida de grandes volúmenes afecta de manera significativa el transporte de oxígeno y nutrientes a todo el organismo. Al existir un déficit de requerimientos se produce lo que llamamos shock.
Procedimientos según tipo y lugar de producción
Hemorragias Capilares:
Lavar la zona con agua. Realizar curación simple y vendar. Lo más probable es que el sangrado cese a los pocos minutos gracias al mecanismo de coagulación.
Hemorragias Venosas:
Comprimir por 5 minutos (contados con reloj). Colocar un apósito o paño limpio sobre la herida. Levantar la extremidad afectada sobre el nivel del corazón. Si la hemorragia no se detiene con la presión directa y el apósito está empapado, no retirarlo; colocar otro encima y seguir presionando y trasladar a un centro asistencial. Colocar al afectado en posición cómoda, preferentemente horizontal y con los pies en alto.
Hemorragias Arteriales:
Colocar un apósito o paño limpio sobre la herida. Levantar la extremidad afectada. Ubicar palpando la arteria de la zona afectada y comprimir fuertemente (aumentando la presión con el peso de nuestro propio cuerpo). Colocar al afectado en posición horizontal y evitar que se enfríe, abrigar si es necesario, esta acción contribuye a prevenir el shock. El uso del frío ayuda, ya que produce vasoconstricción de los vasos sanguíneos, esto solo en la zona de hemorragia y una vez contenida.