Tibulo y la Elegía Romana: Innovación, Temas y Legado en la Poesía Clásica
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La Poesía Elegíaca Romana: Tibulo, Ovidio y la Tradición Clásica
La línea evolutiva que lleva desde Catulo hasta Ovidio, pasando por Horacio y Propercio, ponen de manifiesto una tradición de la poesía amorosa que es expresión de la vida y la cultura urbanas. Tibulo constituye una excepción, ya que solo muestra una vinculación muy floja con dicha tradición. En efecto, introduce temas rurales en el tratamiento del amor urbano. Describe el paisaje itálico, el sencillo discurrir de la jornada en el campo, sus diversiones alegres e inocentes. Otra característica de su poesía es el papel destacado que concede al amor de ambos sexos (amor tanto a las mujeres como a los efebos), que es tratado con una gran sinceridad y espontaneidad.
Las Elegías de Tibulo: Ciclos y Temas
El Ciclo de Delia
En el primer libro, Tibulo tiene como amante a una mujer casada, a la que llama Delia, y espera que esta abandone a su marido para vivir junto a él en el campo, donde el poeta posee una finca de herencia familiar, antaño grande, hoy relativamente modesta. El plan fracasa porque Delia le abandona a causa de otro amante más acaudalado. Pero a esta historia, aunque a veces parezca realidad vivida, le faltan vigor y fuerza persuasiva.
El Ciclo de Marato
Entre las elegías en torno a Delia se hallan intercalados tres poemas en los que Tibulo revela su afectuosa inclinación hacia un joven, Marato por nombre, al mismo tiempo que proclama su vivo interés por los primeros pasos del tal Marato en su amor hacia una muchacha.
El Ciclo de Nemesis
Salvo los dos primeros poemas del segundo libro, que constituyen, respectivamente, una expresiva descripción de una fiesta campestre y una poesía de cumpleaños para un joven amigo, las demás elegías están dedicadas a Nemesis. No son comparables con las poesías a Delia del primer libro, dada la frialdad banal y retórica de los sentimientos expresados y la carencia de verdadero vigor. Con todo, sigue mostrando una lengua hábil y fluida y un estilo elegante.
Influencias y Recursos Poéticos de Tibulo
Tibulo toma de Virgilio todo aquello que, en forma y fondo, creía que convenía al género elegiaco: la descripción de la naturaleza, el sentimiento nacional, la influencia clásica del “poema seguido” (cada una de sus elegías se extiende con bastante amplitud).
Encontramos en sus poemas todos los recursos elegiacos:
- Diatribas contra el oro, contra la guerra, contra los alcahuetas, contra el rival, contra el indiferente.
- Quejas por la enfermedad, la muerte, los funerales.
- Oposición entre los Campos Elíseos y el Tártaro.
- Preceptos acerca del tocado y del arte de amar.
- Escenas mágicas, fiestas en el campo, aniversarios, viajes amorosos.
Además, trata estos temas en coplillas que se suceden sin orden aparente, como en la antigua lírica grecolatina. Sin embargo, la impresión de conjunto es más bien monótona, al armonizarse los temas más diversos, en parte debido al gusto por la amplificación retórica. Una viva sensualidad, una melancolía voluptuosa, la cortesía, la aspiración a una vida tranquila, casi burguesa, son las características de su poesía, que responden en parte al gusto de la moda.
Ovidio y la Evolución de la Elegía
Los temas tratados por Ovidio son, en apariencia, muy variados, pero resultan monótonos. Todos derivan de la elegía: se hallaban en la obra de Tibulo y en la de Propercio. Estos temas elegiacos son desarrollados en largos poemas que excluyen la pasión y la sustituyen por una frivolidad mundana y una sensualidad muy a tono con la sociedad de su época. Para dar variedad a esa monotonía, se sirve de una retórica moderada y una aguda psicología. Siendo todavía clásico, notamos en él signos precursores de decadencia.