Thomas Hobbes: El Contrato Social y la Naturaleza del Estado

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Thomas Hobbes y la Teoría del Estado Moderno

Thomas Hobbes (1588-1679), considerado el gran teórico del Estado en la Edad Moderna, nació y vivió en una etapa turbulenta de la historia inglesa, tanto en el ámbito interno como externo. Dotado de gran inteligencia y una fina ironía, comentó en su Autobiografía que su madre dio a luz a dos gemelos: él y el miedo. Se refería, en primer lugar, a que en ese tiempo la armada española (la denominada "Armada Invencible") avanzaba hacia Inglaterra con ánimo de conquista, la cual no llegó a producirse, no debido a la defensa militar inglesa, sino a las tormentas que se desataron y que dieron al traste con numerosos barcos. En segundo lugar, Hobbes se refería también a que el sentimiento que tuvo durante su vida, ante las luchas internas en su país, fue precisamente el del miedo. Algunos autores han querido ver en esa frase el rasgo fundamental de Hobbes: ser un hombre miedoso. Sin embargo, ni sus escritos ni su vida avalan esa tesis, más bien al contrario. Esos autores no supieron ver lo que en la famosa frase había de ironía con respecto a su propia persona, y además con respecto a la realidad política, cuya categoría antropológica básica para entenderla adecuadamente es justamente el miedo.

La Obra Principal de Hobbes: Leviatán

La obra más importante de Hobbes es Leviatán, nombre de un monstruo marino que aparece en la Biblia y que él utiliza para designar al Estado. En la portada del libro se puede observar la imagen de un gigante, cuyas "células" son los individuos, ciudadanos del Estado, y que ejerce su control sobre tierras y edificios de todo tipo. Lleva en una mano el cetro religioso y en la otra la espada, uniendo el poder religioso y el poder secular, de tal manera que no hay otro poder que se le oponga, al menos internamente.

Crítica a la Escolástica y Uso de Conceptos Clave

Aunque Hobbes se educó en Oxford y sus maestros fueron escolásticos, él critica acerbamente la escolástica. A pesar de ello, usa conceptos como derechos naturales, ley natural, ley positiva, etc., que podrían recordarla; pero no hay que engañarse, los usa con otro sentido, que puede considerarse contrapuesto. Veamos sus ideas principales.

El Contractualismo Hobbesiano

El esquema del pensamiento hobbesiano es el típico del contractualismo: parte de la "existencia" de un estado de naturaleza, al que describe como una situación peligrosa, insegura y miserable, el cual los individuos acuerdan entre sí abandonar por medio de un pacto social, y pasar de este modo a otra situación completamente diferente: el estado de sociedad. Con la aparición de la sociedad aparece el Estado. Aunque otros contractualistas distinguen entre sociedad y Estado, en Hobbes la existencia de la sociedad supone necesariamente la del Estado. ¿Qué es el estado de naturaleza, en qué consiste el pacto social, cómo es la sociedad política (Estado) que surge tras el pacto social? Estas son las cuestiones fundamentales de toda filosofía político-jurídica contractualista. ¿Cómo responde Hobbes a estas cuestiones?

El Estado de Naturaleza

El estado o situación de naturaleza es una situación hipotética o figurada que responde a esta pregunta: ¿Cómo viviríamos los seres humanos si no existiera el Estado, o sea, la comunidad política organizada, si no existiera el gobierno, ni la administración, ni el parlamento, ni la policía, en suma: si no existieran leyes? El estado de naturaleza trata de responder a esa pregunta, para lo cual adopta una posición sobre cómo es el hombre por sí mismo (es la cuestión antropológica). Hobbes responde: el hombre, en sí mismo, es un ser que ambiciona siempre más, nunca se conforma con lo que tiene; es una especie de "saco sin fondo", nunca se llena, nunca está satisfecho. El hombre tiene un ansia ilimitada de poder. Imaginemos ese estado de naturaleza en el cual no hay Estado político, no hay ley: cada cual actuaría según sus intereses sin respetar nada ni a nadie. Al no haber ley (ni jurídica ni moral), cada cual trataría de obtener mayor poder, adueñándose de las tierras que pudiese, y defendiéndose de sus congéneres con uñas y dientes. Por eso, Hobbes diría, siguiendo en ello a Plauto: "el hombre es un lobo para el hombre" (homo homini lupus). El estado de naturaleza sería una "guerra de todos contra todos" (bellum omnium contra omnes). Al no haber leyes ni poder que pusiera orden, todos tendrían "derecho" a todo, en el sentido de que cada cual podría ejercer la violencia y hacerse con las posesiones de los demás: no habría ningún límite al poder de cada cual sino únicamente el que derivara del poder de los demás, en una lucha continua. El estado de naturaleza sería así una situación de inseguridad radical, de enorme miedo y desconfianza, donde no sería posible ni el respeto de la vida, ni el desarrollo de las artes y la industria, y donde la vida humana sería sencillamente "miserable". Ese pretendido "derecho de todos a todo", al no haber límites a las apetencias de cada cual, era en realidad un derecho ilusorio, ya que en el estado de naturaleza nadie me puede garantizar no sólo que mañana mis posesiones me seguirán perteneciendo, sino tampoco me aseguran la vida. Esta es el valor fundamental del ser humano y en el estado de naturaleza no tengo garantía alguna de seguir viviendo mañana. Incluso al hombre más fuerte e inteligente le puede matar el hombre más tonto y débil, ya que todos estamos indefensos mientras dormimos.

La Razón Instrumental y el Abandono del Estado de Naturaleza

En esta situación llamada "estado de naturaleza" llega un momento en que los individuos se preguntan si merece la pena vivir en ella, sometidos a la violencia, a la desconfianza, a la inseguridad. La respuesta a esta pregunta es negativa: no merece la pena. El ser humano posee un instrumento de cálculo para dirigir sus actos: la razón. En Hobbes la razón adquiere un carácter diferente al que tiene en la escolástica: no es la razón ética (o "razón práctica"), cuya finalidad es la reflexión para realizar las acciones éticamente buenas y abstenerse de las éticamente malas. En Hobbes la razón es la "razón instrumental" o "razón pragmática", que se manifiesta como un cálculo de las ventajas y los inconvenientes de una situación o de una acción u omisión. Es la "razón utilitarista", que calcula los pros y los contras a la hora de adoptar una decisión o realizar una conducta. Esta razón calculadora, sostiene Hobbes, empuja a los hombres a abandonar el estado de naturaleza, pues consideran que sus ventajas son más ilusorias que realistas, y sus desventajas muy reales: la inseguridad radical de los individuos respecto de sus vidas y sus posesiones, no digamos nada respecto de otros bienes menos necesarios. La libertad absoluta, esto es, los "derechos naturales" (natural rights) de los que goza el hombre en el estado de naturaleza es más un mito que una verdad; la verdad es que en el estado de naturaleza se sufre mucho, demasiado. Por eso la razón pragmática dice: hay que abandonarlo.

Las Leyes de la Naturaleza

La razón –afirma Hobbes– impone sus propias leyes, a las que denomina "leyes de naturaleza" (laws of nature), la primera de la cuales es ésta: "busca la paz". Abandona el estado de naturaleza, que es una situación de guerra de todos contra todos, y busca la paz. Hobbes la denomina "ley fundamental de la naturaleza", y la formula en los siguientes términos: "Es un precepto, o regla general de la razón, que todo hombre debiera esforzarse por la paz, en la medida en que espere obtenerla, y que cuando no puede obtenerla, puede entonces buscar y usar toda la ayuda y las ventajas de la guerra, de cuya regla la primera rama contiene la primera y fundamental ley de naturaleza, que es buscar la paz y seguirla, la segunda, la suma del derecho natural, que es defendernos por todos los medios que podamos." (Hobbes, Leviatán, Edición de C. Moya y A. Escohotado, Editora Nacional, Madrid, 1979, pp. 228-229).

El Pacto Social y la Segunda Ley de la Naturaleza

Como consecuencia de esa ley fundamental Hobbes formula una segunda ley de naturaleza, que expresa la idea del pacto social. Si los hombres están convencidos de que hay que abandonar el estado de naturaleza serán capaces de llegar a un pacto entre todos, que garantice el paso al estado de sociedad. Eso sólo se conseguirá mediante una renuncia general al estado de naturaleza y a sus ventajas y un contrato en pie de igualdad entre todos los individuos. Dice Hobbes en el párrafo siguiente al anteriormente citado: "De esta ley fundamental de naturaleza, por la que se ordena a los hombres que se esfuercen por la paz, se deriva esta segunda ley: que un hombre esté dispuesto, cuando otros también lo están tanto como él, a renunciar a su derecho a toda cosa en pro de la paz y defensa propia que considere necesaria, y se contente con tanta libertad contra otros hombres como consentiría a otros hombres contra él mismo." (p. 229). El pacto social supone, por tanto, la renuncia al derecho natural a todo, así como el entrar en el acuerdo con los demás en las mismas condiciones, o sea, bajo el principio de reciprocidad. ¿Tendrá el individuo que renunciar absolutamente a todos los derechos naturales? En absoluto. Hay derechos subjetivos que son intransferibles: la vida, la integridad física, la seguridad y "los medios de preservar su vida para no cansarse de ella", esto es, lo necesario para vivir. El derecho de preservación de la propia vida y la seguridad son los derechos básicos que el individuo no puede transferir mediante un pacto, porque, si los transfiriera su decisión no sería producto del cálculo racional.

Otras Leyes de Naturaleza

A partir de esas dos leyes naturales básicas Hobbes va enumerando otras leyes de naturaleza. Se recomienda al lector consultar el capítulo XV de Leviatán, titulado precisamente "De otras leyes de naturaleza".

El Estado de Sociedad y la Soberanía

Realizado el pacto, los individuos abandonan el estado de naturaleza y pasan al estado o situación de sociedad, el cual es un estado político, ya que Hobbes no distingue sociedad y Estado. Donde hay sociedad hay Estado, y viceversa. El Estado es soberano y la soberanía puede residir en uno, varios, o muchos. Como buen hijo de su tiempo, Hobbes es partidario de la monarquía absoluta, pero su teoría no excluye que la soberanía recaiga en el pueblo, lo propio de un Estado democrático.

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