La Era del Terror: Stalinismo (1929-1953) y el Colapso de la Rusia Zarista
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La Dictadura Estalinista (1929-1953): La Política de Stalin
El Ascenso de Stalin al Poder
Lenin murió en 1924. La dirección del partido y del Estado pasó a ser ejercida por un reducido grupo de dirigentes (Stalin, Trotsky, Kamenev, Zinoviev, entre otros). Paulatinamente, fue imponiéndose Stalin, quien había sido nombrado Secretario General del Partido Comunista.
Stalin defendió el abandono de la idea de la revolución mundial en favor de la doctrina del ‘socialismo en un solo país’.
Stalin Implanta una Dictadura Totalitaria
En 1929, Stalin acaparó todos los poderes, instaurando una dictadura personal y totalitaria. Para garantizar este enorme poder, utilizó tres mecanismos fundamentales:
- El Culto a la Personalidad: Mediante la propaganda, se ensalzaba la imagen de Stalin como el ‘gran benefactor’ y ‘padre’ del pueblo. Simultáneamente, se eliminaba cualquier aspecto positivo de sus enemigos políticos.
- El Refuerzo del Poder del Partido Comunista (PCUS): Para participar en la vida política a través de los Sóviets, era imprescindible pertenecer al PCUS, asegurando el control absoluto del Estado.
- El Terror y la Represión: Fue la forma de acallar cualquier oposición. El instrumento utilizado fue la policía política (como la NKVD), creando un ambiente generalizado de sospecha y delación entre la población.
El Gran Terror y los Gulags
Las purgas o depuraciones más intensas se desarrollaron entre 1933 y 1939, periodo conocido como el Gran Terror. Fueron célebres los Juicios de Moscú.
Miles de personas fueron enviadas a campos de concentración forzados (los Gulags), la mayoría ubicados en Siberia.
Control Cultural: El Realismo Socialista
Stalin también procedió a un control absoluto de la cultura. A partir de 1932, se inició la persecución de los artistas de Vanguardia, y se estableció una única tendencia oficial: el Realismo Socialista. Este se caracterizaba por un estilo tradicional y por temáticas que ensalzaban de forma idealizada la revolución y a sus líderes.
La Nomenklatura
En la sociedad soviética, surgió un nuevo grupo privilegiado: la Nomenklatura. Estos eran los miembros del alto funcionariado y del ejército que gozaban de ciertos privilegios de los que carecía el resto de la población.
Contexto Histórico: La Rusia Zarista a Comienzos del Siglo XX
La Autocracia y la Sociedad Prerrevolucionaria
A comienzos del siglo XX, Rusia estaba prácticamente sumida en el Antiguo Régimen, bajo el poder absoluto del zar. La estructura social se basaba en una nobleza terrateniente, altos cargos muy poderosos y una Iglesia Ortodoxa cuyo jefe supremo era el propio zar.
A mediados del siglo XIX, se había intentado un cierto aperturismo que incluyó la abolición de la servidumbre. Sin embargo, debido a las elevadas sumas que los antiguos siervos tenían que pagar para conseguir tierras, la pobreza rural era extrema.
El Surgimiento de la Oposición
Desde el siglo XIX, empezaron a surgir grupos de oposición al zarismo, culminando con la creación del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), de inspiración marxista y liderado por figuras como Lenin. A principios del siglo XX, el partido se dividió en dos tendencias principales:
Las Facciones del POSDR
- Mencheviques (Minoría):
- Defendían que Rusia debía pasar por una fase capitalista antes de alcanzar el socialismo (marxismo). Consideraban que el partido debía estar abierto no solo a militantes, sino también a simpatizantes.
- Bolcheviques (Mayoría):
- Liderados por Lenin, buscaban derrotar al zarismo e establecer inmediatamente una dictadura del proletariado. Concebían el partido como una organización férreamente disciplinada y dedicada por completo a la revolución.
La Revolución de 1905 y el Domingo Sangriento
En 1905, el descontento se plasmó en una serie de huelgas obreras en San Petersburgo, que culminaron en el trágico “Domingo Sangriento”: una concentración pacífica frente al Palacio de Invierno fue masacrada por la guardia zarista. Este evento provocó un fuerte rechazo y una gran agitación social que involucró a partidos políticos, campesinos, obreros e incluso sectores del ejército. Dicho movimiento obligó al zar a anunciar una serie de medidas liberales, incluyendo la concesión de mayores libertades y la creación de un Parlamento (la Duma).
Aunque esto calmó momentáneamente las protestas, la paz no duró. Las reformas agrarias prometidas no concedieron tierras a los campesinos, la represión política se intensificó y a ello se añadió la escandalosa influencia de las camarillas cortesanas y del controvertido monje Rasputín.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914), la situación económica y social empeoró drásticamente, preparando el terreno para la Revolución de 1917.