La Tercera Guerra Carlista y la Crisis del 98 en España: Origen, Desarrollo y Consecuencias
Enviado por Chuletator online y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 5,74 KB
La Tercera Guerra Carlista (1872-1876)
La tercera guerra carlista fue una guerra civil que se desarrolló en España entre 1872 y 1876. Los bandos enfrentados fueron los partidarios de Carlos, pretendiente carlista con el nombre de Carlos VII, contra los gobiernos de Amadeo I, la Primera República y Alfonso XII.
Origen y Desarrollo
El pretendiente carlista, que llevaba meses preparando la insurrección desde el exilio, estableció el 21 de abril de 1872 como fecha para el comienzo de la sublevación. Aprovechó el miedo entre los sectores más reaccionarios de la sociedad que provocó la revolución de 1868, el posterior fracaso de la monarquía de Amadeo y la proclamación de la Primera República.
Esta guerra civil se desarrolló sobre todo en las provincias vascongadas, Navarra y Cataluña. Además de la defensa del orden y del catolicismo, la fuerza del levantamiento se basó en la restauración, por parte del pretendiente en julio de 1872, de los fueros abolidos por los Decretos de Nueva Planta de Felipe V. Esto le granjeó el apoyo en Cataluña y, en menor medida, en Valencia y Aragón.
También se formaron algunas partidas poco activas por Andalucía, así como en el resto del territorio peninsular. A pesar del aumento tanto cualitativo como cuantitativo del ejército carlista, vieron sus esfuerzos frustrados.
Tras la restauración borbónica, la primera acción política importante del nuevo rey Alfonso XII fue desplazarse al norte de la península para dirigir la guerra contra los carlistas.
Mientras Alfonso XII se dirigía hacia la zona de conflicto, ofreció una amplia amnistía en la que proponía a todos olvidar el pasado y abrazar la monarquía constitucional que él representaba.
El conflicto terminó en 1876, cuando Carlos VII fue vencido definitivamente. Tras su derrota militar, algunos carlistas reconocieron a Alfonso XII y se integraron en el sistema. Otros siguieron a Nocedal, tradicionalista y antiliberal, y acabaron creando un partido, el Partido Carlista, que con cambios ideológicos importantes ha llegado hasta nuestros días. Otros se integraron en partidos nacionalistas del País Vasco y Cataluña. Cánovas del Castillo aprovechó el fin de la guerra para derogar los restos de los fueros vasco-navarros. La guerra provocó entre 7.000 y 50.000 bajas.
La Crisis del 98 y sus Consecuencias
Desde la perspectiva española, la pérdida de las últimas colonias dio en llamarse el Desastre del 98 y tuvo una importante influencia en la conciencia nacional.
Consecuencias Políticas
No supuso ningún cambio político inmediato. El sistema político de la Restauración quedó desprestigiado ante la opinión pública, pero se mantuvo gracias al turno pactado entre conservadores y liberales. Sin embargo, se generó un fuerte sentimiento entre los militares contra los políticos por haberlos utilizado a sabiendas de que era una guerra perdida de antemano.
Consecuencias Económicas
La economía española se vio afectada por la pérdida de sus colonias, pero no de una forma tan dramática como se ha solido pensar. El comercio con Cuba solo suponía el 20% aproximadamente de las exportaciones españolas. Además, la pérdida de las colonias se compensó con el retorno de muchos indianos (españoles que habían hecho fortuna en las colonias) muy adinerados, cuyos capitales se invirtieron en España, estimulando la economía nacional.
Consecuencias Sociales e Ideológicas
- Los militares españoles culparon a los políticos de la derrota, mientras que entre el pueblo español crecía el antimilitarismo. El reclutamiento forzoso para la guerra había afectado a las clases bajas, que carecían de recursos para evitar la incorporación a filas mediante un pago en metálico o contratando a otro en su lugar. Se sentían las auténticas víctimas de este sistema tan clasista: heridos, muertos, repatriados... Además, la repatriación se hizo en condiciones higiénicas y alimenticias deplorables, hasta el punto de que muchos murieron por ello durante el viaje o tras el desembarco. A ello debemos añadir que la administración les pagaba 1/3 del sueldo.
- La humillación por la derrota caló hondo en la sociedad española. España se convirtió en la primera nación europea que perdía totalmente su imperio colonial. Además, la derrota no fue a manos de los independentistas, sino de una potencia occidental como Estados Unidos. Se desarrolló un sentimiento de estupefacción, de abatimiento, de abandono. Esto forzó al país a verse tal cual era: no había ya sueños imperiales ni ilusiones de gran potencia. En realidad, era un país pobre, con profundas deficiencias sociales, políticas y económicas, dominado por una oligarquía. Por eso, algunos sectores, como los socialistas, consideraban al sistema de la Restauración como una lacra para el progreso e, incluso, los más radicales, como el símbolo de la decadencia moral y espiritual de España.
El Regeneracionismo
Pronto surgió un movimiento intelectual y crítico, el Regeneracionismo, que tras el desastre pretendía la regeneración intelectual, social y política del país.
Querían, entre otras cosas, llevar a la monarquía hacia una verdadera democracia y acometer una profunda renovación y regeneración de la estructura económica y social del país.
El principal representante fue Joaquín Costa. Los resultados de la política regeneracionista se percibieron ya durante el reinado de Alfonso XIII.
La Generación del 98
Desde el punto de vista literario, la crisis del 98 dio lugar a la Generación del 98, formada por escritores de la talla de Unamuno, Pío Baroja o Machado, unidos todos ellos por un sentimiento de dolor por el atraso de España.