Teorías Fundamentales del Aprendizaje: De Bandura (Observación) a Seligman (Indefensión)
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La Influencia del Entorno en el Comportamiento: Teorías Clave
Albert Bandura: Aprendizaje por Observación
El Aprendizaje por Observación puede imaginarse como aprender a hacer calceta, bailar o jugar al tenis sin haber visto antes a alguien realizar estos movimientos. Aprendemos habilidades específicas, como esas que deliberadamente nos proponemos aprender, observando cómo las hacen otras personas.
Una experiencia conocida por la mayor parte de los padres de niños pequeños es advertir de repente que los jovencitos están imitando su comportamiento, no solo en acciones, sino también en el vocabulario exacto y el tono de voz. El poder del aprendizaje por observación ha sido confirmado en experimentos en los que niños que ven a una persona adulta pegando, tirando al suelo y dando patadas a una muñeca tienden a actuar de manera más agresiva que aquellos niños cuyo modelo es una persona tranquila.
El Proceso del Aprendizaje por Observación
Para que el aprendizaje por observación sea efectivo, deben cumplirse cuatro etapas fundamentales:
- Atención: Prestar atención y percibir los aspectos relevantes del comportamiento.
- Retención: Recordar el comportamiento, también a través de palabras o imágenes mentales.
- Reproducción Motora: Convertir en acción la observación recordada.
- Motivación: Estar motivado para adoptar el comportamiento.
Autorrefuerzo y Autocontrol
El Autorrefuerzo es importante desde el punto de vista cognitivo del aprendizaje. Se considera que los individuos ejercen gran influencia sobre su propio entorno. No solo dependen de las recompensas y castigos que les puedan venir de agentes externos, sino que son capaces de recompensarse y castigarse a sí mismos de manera que les ayude a desarrollar nuevas pautas de comportamiento.
Bandura utiliza el término de autocontrol para abarcar tanto las influencias del refuerzo como las del castigo que uno se impone a sí mismo. La gente que se ha impuesto modelos elevados y poco realistas probablemente no obtendrá el esfuerzo apetecido. Si podemos aprender cómo aprende la gente, podemos ayudarles a hacerlo de forma más satisfactoria y más productiva socialmente.
Martin Seligman: La Indefensión Aprendida
Concepto de Indefensión Aprendida
En los años 60, un equipo de psicólogos que estudiaba la relación entre el medio y el aprendizaje observó que los perros con los que trabajaban se comportaban de forma extraña. Les aplicaron unas descargas eléctricas dolorosas, pero no dañinas físicamente. Los perros luchaban por liberarse de las ataduras, ladraban o movían la cola, pero no podían hacer nada para evitar la sacudida.
El experimento consistía en poner a los perros en una cámara partida en dos por una barrera central. Si saltaban la barrera una vez empezadas las descargas, los perros podían escapar de ellas. La mayoría de los perros colocados en aparatos de este tipo sin haber experimentado antes una descarga corren dentro de la cámara hasta que accidentalmente logran saltar la barrera; a partir de ese momento, aprenden muy rápido.
Sin embargo, cuando los perros no podían escapar, corrían por la cámara frenéticamente durante 30 segundos. Esto es lo que Seligman llama Indefensión Aprendida: la convicción por parte de un animal o persona de que ha perdido el control, de que nada de lo que pueda hacer reportará cambio alguno. Este estado de desmoralización también se observa en gatos, peces y en seres humanos. Los investigadores forzaron a los perros a aprender aquello que podían tener atándolos y arrastrándolos de un lado a otro.
Prevención de la Indefensión Aprendida
Seligman planteó la hipótesis: ¿Qué pasaría si los perros aprenden primero a escapar de la descarga antes de que les sea presentado el shock del que no pueden escapar? Los resultados demostraron que los perros que primero habían pasado diez pruebas en las que podían escapar no padecían después el estado de indefensión.
Los descubrimientos indicaron que los perros que habían crecido en jaulas en las que no controlaban prácticamente ningún aspecto de su vida resultaban ser mucho más susceptibles. Estos resultados confirmaban informes anteriores que demostraban cómo ratas que habían sido criadas cuidadosamente por los investigadores desarrollaban una mayor capacidad de afrontamiento.