Teorías Estéticas: Un Recorrido por la Percepción del Arte y la Belleza

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La estética parte del conocimiento de estímulos sensoriales que proceden del mundo exterior para interpretarlos con la razón. A partir del conocimiento sensible, esta disciplina intenta establecer qué son la belleza y el arte, y ha creado distintas interpretaciones de ellos a lo largo de la historia. Por lo tanto, el arte representa uno de sus ámbitos de estudio y la estética se puede definir también como «teoría del arte» o «filosofía del arte».

Las principales teorías estéticas son:

Naturalismo o Realismo

Es la concepción estética más antigua. Considera que el arte imita a la naturaleza y, por tanto, la belleza del arte es el resultado de la imitación de la belleza natural (mímesis). Existe un canon de belleza en la naturaleza y la tarea del arte es reproducir, imitar y trasladar a las obras el orden, la perfección, la proporción y la armonía de la naturaleza. Del mismo modo, en las construcciones arquitectónicas existe una proporción en sus medidas que asegura la estabilidad y el equilibrio, además de expresar la traslación de la armonía natural a la arquitectura. Esta concepción defiende que las obras de arte poseen unos valores estéticos absolutos gracias a los que las consideramos bellas independientemente del gusto individual o el momento histórico.

Formalismo

Niega que el arte deba imitar lo real. El arte es autónomo y no el resultado de copiar lo que perciben los sentidos, sino de la imaginación creadora. Por lo tanto, el contenido de la obra no es importante, ya que la belleza se centra en el aspecto formal: estructura, forma, composición, colores. Se valoran la armonía, el equilibrio y la proporción; dejando de lado los sentimientos, ideas, valores éticos o sociales expresados por el artista, ya que se consideran aspectos accidentales, subjetivos y, por tanto, irrelevantes. Los aspectos más importantes son tres: el racional, el técnico y el intelectual. Para esta teoría, lo que la obra muestra es lo fundamental, dejando en segundo lugar el contexto histórico y vital del artista, así como la intención que pone en la obra.

Expresionismo

Esta teoría considera que la belleza radica en la carga emotiva que la obra consigue transmitir a la persona que la observa. El arte es la expresión de sentimientos que el artista exterioriza a través de su obra. Esta influye en los sentimientos de la persona que la mira con atención. De este modo, se establece una verdadera comunicación afectiva entre artistas y espectadores y espectadoras.

Simbolismo

La obra se configura como un símbolo capaz de comunicar significados más allá de su mera presencia. El espectador debe analizar los símbolos, que comunican, sugieren y permiten intuir las ideas o conceptos que el artista pretende transmitir. Es bello aquello que transmite un significado comprensible. La relación entre el arte y la vida se basa en el simbolismo que los relaciona, no en la simple reproducción del mundo real. El talento del artista se mide por su capacidad para establecer la conexión entre los dos mundos. Umberto Eco emplea el término obra abierta para referirse al universo de significados que la obra puede revelar. El espectador puede descubrirlos mediante una postura abierta y receptiva, ya que este universo de sentidos no está cerrado y se presta a múltiples interpretaciones personales y subjetivas. Para Gadamer, la interpretación de una obra revela contenidos que son incluso independientes de la intención del artista.

Intelectualismo

En la experiencia estética intervienen tanto procesos cognitivos como elementos afectivos: percepción, pensamiento, memoria, aprendizaje, inteligencia y lenguaje se unen a los sentimientos y emociones del observador. Por tanto, la estética se configura como una forma de conocimiento integral, completa y espiritual de la realidad. Su objeto, antes que la belleza, es la verdad, puesto que el fin último del arte no es alcanzar la belleza, sino interpretar el mundo a través de ella. El arte encuentra en la búsqueda de la belleza un medio para conocer, comprender e interpretar el mundo y alcanzar la verdad. Una verdad que, a diferencia de la verdad científica, es subjetiva, personal e íntima. Aquí reside la espiritualidad del arte, en su manera específica de comprender y configurar la realidad para ofrecer miradas diferentes de ella. El arte es la forma más profunda de conocimiento subjetivo.

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