Teorías de la Comunicación y la Sociedad: Un Análisis Profundo
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La Sociedad Unidimensional (Herbert Marcuse)
La sociedad unidimensional (Herbert Marcuse). Herbert Marcuse, filósofo de la Escuela de Frankfurt, desarrolla en El hombre unidimensional (1964) una crítica profunda a la sociedad capitalista contemporánea. Según Marcuse, tras la Segunda Guerra Mundial se impone una cultura de masas que, a través de los medios, la publicidad y el consumo, elimina la capacidad crítica del individuo. La sociedad unidimensional se caracteriza por aparentar pluralidad, cuando en realidad todo pensamiento alternativo es neutralizado. El individuo está alienado: cree ser libre, pero solo puede elegir dentro de un sistema que ha interiorizado como natural. El lenguaje también es manipulado y se vacía de contenido (por ejemplo, términos como "guerra preventiva" o "daño colateral" encubren la violencia). Además, Marcuse advierte que el sistema es capaz de absorber incluso las críticas, convirtiéndolas en moda o consumo (proceso que llama “cooptación”). Así, los símbolos revolucionarios pierden su capacidad transformadora. En resumen, la sociedad unidimensional anula el pensamiento crítico y convierte al individuo en un engranaje funcional del sistema, sin posibilidad de cuestionarlo.
Teorías Político-Económicas de la Comunicación
Las teorías político-económicas de la comunicación analizan cómo los medios están estrechamente ligados al poder económico y político. Desde esta mirada crítica, se considera que los medios no son neutrales, sino que responden a los intereses de las grandes corporaciones que los financian o los poseen, priorizando el beneficio económico sobre el servicio público.
Una consecuencia central es la concentración de la propiedad mediática, lo que reduce la diversidad de voces y excluye a grupos con menos recursos o capacidad de influencia. En este marco, el periodismo deja de ser un instrumento de control democrático y se convierte en una actividad comercial sometida a las reglas del mercado. En este contexto, Chomsky y Herman proponen el modelo de propaganda, donde la información pasa por cinco filtros que distorsionan la realidad para proteger al sistema dominante:
- Propiedad de los medios: en manos de grandes empresas con intereses políticos.
- Publicidad: como principal fuente de ingresos, condiciona el tipo de contenidos.
- Fuentes oficiales: los medios dependen de gobiernos y grandes corporaciones para conseguir información accesible y “creíble”.
- Censura indirecta: a través de presiones, demandas o boicots.
- Ideología dominante: los medios defienden la versión occidental del mundo y la presentan como única y legítima.
Además, esta corriente identifica cinco mitos ideológicos que los medios reproducen constantemente:
- El mito del individualismo: promueven la idea de que el éxito es solo fruto del esfuerzo personal, reforzando el modelo del “self-made man”.
- El mito de la neutralidad: los medios se presentan como objetivos, cuando en realidad esconden intenciones ideológicas.
- El mito de la naturaleza humana inmutable: los medios presentan las conductas como fruto de la naturaleza humana y no como resultado de tensiones sociales.
- El mito de la ausencia de conflictos sociales: los medios convierten los conflictos sociales en conflictos individuales.
- El mito del pluralismo de los medios: los medios fomentan la confusión entre diversidad y pluralismo de puntos de vista.
Framing o Encuadre Noticioso
La teoría del framing o encuadre noticioso sostiene que los medios no solo deciden qué contar, sino también cómo contarlo. Al presentar una noticia, eligen un enfoque que actúa como el marco de una fotografía, destacando ciertos aspectos y guiando la forma en que el público interpreta un tema. Según Entman (1993), los medios encuadran una realidad cuando:
- Seleccionan y destacan ciertos aspectos.
- Los definen, interpretan y valoran moralmente.
- Proponen soluciones o responsables.
Este encuadre influye en la opinión pública porque modifica qué pensar y cómo pensar sobre un tema. Por eso, el framing puede influir en cómo se asignan responsabilidades políticas o sociales (Scheufele, 2000). Así, un mismo tema, distintos encuadres pueden generar interpretaciones muy diferentes.
La Espiral del Silencio
La teoría de la espiral del silencio, formulada por Elisabeth Noelle-Neumann (1974), sostiene que los medios no solo determinan qué temas son importantes (agenda setting), sino que también influyen en qué opiniones se expresan o se silencian en el espacio público. La base de esta teoría es que las personas temen ser aisladas socialmente si expresan opiniones contrarias a las mayoritarias. Por eso, constantemente evalúan el clima de opinión a su alrededor (medios, entorno social, conversaciones) y actúan en consecuencia:
- Si creen que su opinión es dominante, la expresan.
- Si creen que es minoritaria, tienden a callarla o disimularla.
Esto genera un efecto acumulativo: las opiniones que más se expresan parecen más comunes, y las menos expresadas se debilitan aún más, formando así una espiral del silencio. Los medios influyen en la percepción del clima de opinión al dar visibilidad a ciertas opiniones y ocultar otras, condicionando así lo que las personas se atreven a expresar.
La Construcción Social de la Realidad
La construcción social de la realidad, propuesta por Berger y Luckmann, parte de la fenomenología social de Alfred Schutz, quien afirmaba que lo que vivimos como realidad cotidiana no es natural, sino que es producto de un conocimiento compartido y construido socialmente. Este conocimiento se transmite como “recetas” culturales (ej. reiniciar un ordenador) que aprendemos, aplicamos y volvemos a reproducir en nuestra experiencia. Para los autores, la vida cotidiana es la realidad por excelencia, asumida como natural, aunque se construye colectivamente a través del lenguaje, símbolos, gestos, colores, costumbres o categorías sociales. Ejemplos como los colores asociados a géneros, los gestos con significados distintos según la cultura, o los estereotipos sobre ciertos grupos muestran cómo las ideas y comportamientos no son universales, sino socialmente definidos. Estas construcciones pueden cambiar con el tiempo, y los movimientos sociales buscan precisamente transformar esas ideas ya asentadas. En este proceso, los medios de comunicación juegan un papel clave, al hacer accesibles distintas formas de sentido y actuar como depósitos de realidades socialmente construidas.
El Impacto de las TIC en la Sociedad de la Información
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han impulsado el paso de una sociedad industrial a una sociedad post-industrial, caracterizada por el auge del sector servicios y el trabajo basado en la información. Esta transformación ha dado lugar a la llamada sociedad de la información, donde predominan el acceso instantáneo, la sobreabundancia de datos y la interactividad. El sociólogo Manuel Castells señala que la red ha sustituido a la comunicación interpersonal tradicional, rompiendo con el modelo jerárquico de la sociedad de masas y dando paso a una estructura en red.
Entre las características clave de esta nueva sociedad se encuentran la velocidad del flujo informativo, la accesibilidad global, la descentralización de las fuentes y la complejidad creciente de los procesos sociales. En este contexto, Internet ha evolucionado de la Web 1.0 (contenidos estáticos y unidireccionales) a la Web 2.0, donde los usuarios participan activamente en la creación y difusión de contenidos. Esta web social, potenciada por los smartphones, convierte la red en un espacio de relaciones y no solo de consumo informativo. Además, el concepto de “aldea global” anticipado por McLuhan se hace realidad, al conectar instantáneamente a millones de personas en todo el mundo. En la publicidad actual, la imagen de marca se construye a partir de lo que el público dice y siente, gracias al feedback y la experiencia compartida. La publicidad digital lidera la inversión, con formatos innovadores como banners, anuncios flotantes, integrados o en video móvil. La viralidad es clave: los contenidos emocionales, auténticos o divertidos se comparten masivamente en redes sociales. Además, el coolhunting permite detectar tendencias y conectar con el público, mientras que el crowdsourcing abre la creación publicitaria a la participación colectiva, haciendo que las campañas sean más cercanas y efectivas.
Test: Neil Postman/ cuantitativa/ teoría del doble flujo de com./ El primer nivel as/ positivismo/ op evaluar/ empobrecimiento / alineación / pérdida aura/ pluralidad/ Birmingham/ Oligopolio/ individuo/ orquesta/ teoría as/ la proxemia/ proyecto militar/ Word Wide Web/ infoxicación / TV/ SEO/ psico. conductista/ hegemonía/ defensa cult./ ShanyW.
Necesidades Humanas y los Medios
Los medios satisfacen necesidades humanas básicas como el placer, la compañía, la sociabilidad, la información y la interpretación. Ofrecen disfrute personal (ver series, noticias, anuncios) y se convierten en temas de conversación, actuando como divisa social. También fomentan la sociabilidad compartida, como ver partidos juntos, y ofrecen compañía, especialmente a personas solas, mediante vínculos simbólicos con figuras mediáticas (interacción parasocial). Además, los medios cumplen una función de vigilancia, al informar sobre lo que sucede en el entorno (el tiempo, política, cultura) y ayudan a interpretar el mundo, ofreciendo explicaciones y sentidos que influyen más si coinciden con los valores del receptor. Son clave en la construcción de identidad, especialmente en jóvenes.
Orígenes y Evolución de la Prensa
La prensa moderna tiene sus orígenes en las cartas manuscritas entre mercaderes y banqueros del siglo XV, precursoras del periódico. En el siglo XVII, las fogli d’avvisi venecianas difundían noticias comerciales y curiosidades, sentando las bases de las gacetas, publicaciones semanales con tono epistolar. Con el crecimiento del comercio y la alfabetización, la prensa fue ganando influencia, lo que motivó censura y la creación de medios oficiales por parte de los gobiernos. Durante la Revolución Francesa, se proclamó la libertad de prensa, pero el auge de esta fue intermitente. Aun así, se consolidó como instrumento fundamental para difundir el pensamiento ilustrado. El primer periodismo era partidario y opinativo, apelando a las emociones para movilizar políticamente. A mediados del siglo XIX, el crecimiento urbano y el avance técnico permitieron el surgimiento de la prensa de masas, más accesible y vendida por unidad (penny press).
Esta prensa adoptó un estilo sensacionalista, con noticias curiosas y breves, lo que popularizó su consumo. La Guerra de Secesión marcó el inicio del periodismo moderno, con el uso del telégrafo y el surgimiento de la pirámide invertida como técnica de redacción informativa. A fines del siglo XIX, emergieron medios como el New York Times, que apostaron por un periodismo más serio y objetivo, frente al sensacionalismo. Esta llamada prensa de prestigio defendía una función social de la información, como proponía Pulitzer. En paralelo, se desarrollaron otros formatos impresos como las revistas, con contenidos culturales, políticos o especializados, y publicaciones alternativas como los fanzines, que ganaron fuerza con la autoedición en los años 80. Con el tiempo, aunque la prensa ha sido un contrapoder histórico, hoy enfrenta nuevas formas de control a través del mercado, y la digitalización ha reducido significativamente el consumo de medios impresos tradicionales.
Umberto Eco y la Cultura de Masas
Umberto Eco fue un filósofo y semiólogo italiano que en 1965 publicó Apocalípticos e integrados, una obra clave para comprender el debate sobre la cultura de masas. En ella, distingue dos posturas extremas: los apocalípticos, que ven en los medios una degradación cultural, y los integrados, que celebran su democratización. Eco critica ambas posiciones: los primeros por su elitismo nostálgico y los segundos por su falta de visión crítica frente a los intereses económicos y políticos que modelan los productos culturales. Eco destaca que la cultura de masas no puede evaluarse solo como buena o mala, ya que es una consecuencia inevitable del desarrollo industrial. Por ello, propone repensar cómo puede aprovecharse para promover valores positivos. También introduce el concepto de kitsch, una estética superficial y prefabricada que simula autenticidad cultural sin serlo, muy presente en telenovelas, programas televisivos o productos de entretenimiento masivo. En la segunda parte del libro, Eco analiza el cómic como forma moderna de mitología. A través de Superman, explica cómo estos héroes modernos permiten al lector identificarse con figuras todopoderosas desde una vida común. El cómic, como el mito, no sorprende ni innova: repite estructuras conocidas, brindando confort emocional. Esta repetición confirma el rol de los medios en reforzar estereotipos y modelos sociales, sirviendo tanto al entretenimiento como al control ideológico. Eco, lejos de rechazar la cultura de masas, nos invita a analizarla críticamente.
Alfabetización Mediática
La alfabetización mediática es clave para combatir la desinformación, ya que muchas personas comparten bulos por no saber analizar lo que consumen. Implica la capacidad de acceder, evaluar y comunicar mensajes en distintos formatos, no solo escritos.
Se basa en seis principios fundamentales:
- Los contenidos no reflejan la realidad, sino que están construidos.
- Se producen en un contexto comercial, con intereses económicos.
- Están influidos por el entorno político.
- Se organizan en géneros como información, entretenimiento o publicidad.
- El receptor es activo, interpreta según su experiencia.
- Las representaciones influyen en cómo entendemos la realidad social.
Estos principios ayudan a desarrollar un pensamiento crítico frente a los medios.