Teoría del Desarrollo Moral de Kohlberg: Etapas Clave y Autonomía Ética
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La autonomía moral, indicativa de la madurez humana, implica que uno no depende de normas externas, sino que las interioriza y las reconoce por sí mismo. Lawrence Kohlberg propuso tres niveles de desarrollo moral, cada uno con dos etapas, que describen el proceso hacia esta autonomía. Solo un pequeño porcentaje de adultos alcanza el último estadio, lo que sugiere que alguien puede ser adulto física y psicológicamente, pero carecer de madurez moral.
Nivel Preconvencional (4-10 años)
En este nivel, los niños siguen normas externas para evitar castigos o recibir recompensas. Interpretan los valores en términos de consecuencias hedonistas (castigo, recompensa, intercambio de favores) o del poder físico de las autoridades. Este nivel se divide en dos etapas:
Etapa 1: Egocentrismo y obediencia al castigo
En esta etapa, las personas obedecen las reglas para evitar castigos, sin considerar el significado moral de sus acciones o el punto de vista de los demás. El respeto por la autoridad y el temor al castigo son más importantes que entender el valor moral subyacente. Por ejemplo, un niño puede evitar pegar a otro por miedo al castigo de su padre, sin preocuparse por el impacto en el otro niño.
Etapa 2: Individualismo y búsqueda del beneficio personal
En esta etapa, las normas se siguen solo si benefician a los propios intereses. Lo correcto se define en términos de utilidad y beneficio personal. Las relaciones son vistas como transacciones mercantiles, donde se intercambian favores basado en el principio de "si me ayudas, te ayudaré". Por ejemplo, alguien podría evitar enemistarse con un compañero estudiante porque es bueno en matemáticas y podrían necesitar su ayuda en otra materia a cambio.
Nivel Convencional (10-13 años)
En este nivel, el individuo adopta el punto de vista de pertenecer a la sociedad y busca la aprobación del grupo al que pertenece. La moral se basa en vivir de acuerdo con los estereotipos del grupo y ser visto como bueno por aquellos cuya opinión es importante para ellos. Este nivel se llama moral de la imitación.
Etapa 3: Gregarismo y orientación a la conformidad del grupo
En esta etapa, las normas provienen de las expectativas de la familia y amigos, buscando ajustarse a lo que se considera bueno. Se valora la aprobación del grupo y se aprecian valores como la gratitud y la lealtad, juzgando las acciones por su intención. Por ejemplo, alguien puede esforzarse por ser una buena persona para no defraudar a su familia.
Etapa 4: Comunitarismo, orientación a la ley y el orden
En esta etapa, se valora el cumplimiento de las normas sociales para mantener el orden y el bienestar general. La autoridad se ve positivamente y se considera importante seguir la ley y las normas establecidas. Se adopta el punto de vista de la sociedad y se reconocen los intereses colectivos como prioritarios sobre los individuales. Por ejemplo, se cree que respetar a los demás es fundamental para evitar el caos social.
Nivel Postconvencional (de 13 años en adelante)
En este nivel, el individuo busca regirse por principios morales universalmente válidos y razones distintas de la tradición, la costumbre o la autoridad. Busca legitimación y motivos para sus acciones, decide por sí mismo y supera el simple cumplimiento de leyes o normas externas.
Etapa 5: Relativismo, contrato social y utilidad
En esta etapa, solo se consideran legítimas las normas que benefician a la mayoría a través de un acuerdo. Las leyes pueden cambiarse si benefician a todos, y su utilidad justifica su validez. Se está abierto al cambio de normas sociales si beneficia a la sociedad en general. Por ejemplo, se cree que es importante respetar a los demás porque cooperar beneficia a todos.
Etapa 6: Universalismo y principios éticos universales
En esta etapa, las normas se eligen racionalmente basadas en principios universales como los derechos humanos. Se adopta un punto de vista ético que va más allá de la legalidad, aceptando principios reflexivamente como buenos desde un punto de vista racional. La conciencia moral autónoma decide qué es justo y el individuo se da las normas a sí mismo, reflexionando sobre conceptos morales como justicia, libertad, igualdad y dignidad. Es válido desobedecer normas sociales que no coincidan con estos principios universales. Por ejemplo, uno puede rechazar el racismo como principio universal, aunque no se respete en algunas sociedades.