Teoría Criminológica Neoclásica y el Delincuente Racional

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CRIMINOLOGÍA NEOCLÁSICA

1. EL DELINCUENTE COMO SUJETO RACIONAL

El delincuente es un ser racional, libre para tomar decisiones sobre la base de costes y beneficios que una conducta va presumiblemente a proporcionarle.

El posible delincuente infringe la ley si en el balance entre los beneficios y los costes, el beneficio supera los costes: beneficios (utilidad que se espera sacar) y costes (posibles sanciones y esfuerzo). La diferencia entre quien comete un delito y quien no lo hace no se encuentra en que su motivación sea distinta, sino en que los costes y beneficios sí son distintos para él. Al menos consideran que la decisión se encuentra afectada por incentivos. El esquema es muy semejante para todas las personas, pero no igual. Este esquema es aplicable en realidad a cualquier decisión humana. Según Becker, no se necesitan las teorías tradicionales del delito, simplemente bastaría con este esquema basado en la elección racional.

Los delincuentes toman decisiones que son racionales, pero no lo hacen en un marco ideal, sino con numerosas limitaciones: tienen que decidir en un espacio de tiempo generalmente corto, con una información relevante estrecha, con sus propias habilidades cognitivas que pueden ser limitadas... Además, las decisiones no se toman simultáneamente sino en un proceso de decisión que comprende distintos pasos.

Estas aproximaciones al delito han promocionado el recurso a metodologías cuantitativas, en especial quizás por su aproximación a las ciencias económicas. La concepción de que el delincuente es un sujeto racional, que es bien familiar para las ciencias humanas y sociales, es especialmente predominante en las ciencias económicas contemporáneas, para las que éste constituye el paradigma dominante casi de manera monopolística.

Esta línea de investigación ha tenido un importante impacto en la Criminología a nivel etiológico, en la prevención del delito:

  • No es posible que el Estado aspire a eliminar totalmente todo el delito en una sociedad, necesitarían unos medios financieros y materiales enormes. El Estado cuenta con unos recursos limitados y tiene muchas más funciones aparte de la lucha contra el delito (otra cosa es que la tasa de delincuencia sea anormal, lo que sería síntoma de una sociedad moralmente enfermiza).
  • No todos los delitos pueden ser perseguidos y no la persecución de todos los delitos puede tener la misma dedicación, además de que debe hacerse teniendo en cuenta criterios de costes y beneficios.

2. OPORTUNIDAD Y DELITO

2.1. LA TEORÍA DE LOS ESTILOS DE VIDA (Hindelang, Gottfredson y Garofalo, 1978)

Se trata de una teoría sobre la victimación (que tratan de explicar por qué algunas personas tienen una mayor probabilidad de convertirse en víctimas de un delito), aunque incluye también importantes pistas para la explicación de las causas del delito. Las víctimas pueden ofrecer, dependiendo de sus estilos de vida, oportunidades para el delito a potenciales delincuentes. La oportunidad, así, puede verse también como un requisito esencial para la producción de un delito. En ello se puede advertir un punto de conexión entre las teorías de Victimología y de la Criminología.

En relación a delitos contra las personas, estilos de vida distintos implican probabilidades diferentes de que los individuos se encuentren en lugares determinados a horas determinadas, bajo circunstancias determinadas, interaccionando con grupos determinados de personas. Los estilos de vida hacen referencia a las actividades rutinarias de la vida diaria, e incluyen, por un lado, las relaciones con el trabajo, la escuela, la vivienda, etc; (que los autores denominan vocacionales) y, por otro, las de ocio. El estilo de vida afecta a la probabilidad de ser victimizado.

Los estilos de vida dependen de una serie de antecedentes. Las características sociodemográficas de los individuos (tales como edad, sexo, raza, ingresos...) influyen tanto en las expectativas de rol (normas sociales que, entre otras cosas, definen cuáles son los comportamientos que se esperan de una persona concreta), como en los constreñimientos estructurales (limitaciones de las opciones de comportamientos que los individuos tienen a su disposición, siempre según la teoría). Las personas se ven en la necesidad de adaptarse a estas expectativas de rol y estos constreñimientos estructurales, adaptación que va acompañada de la adquisición de una serie de habilidades y actitudes, entre las que se encuentran las actitudes frente al delito y el miedo al delito (puesto que los individuos que comparten las mismas características sociodemográficas tenderán a asumir las mismas adaptaciones; la teoría del estilo de vida habla de adaptaciones compartidas). Estas adaptaciones dan lugar a regularidades en los comportamientos, los cuales incluyen actividades rutinarias de distinta naturaleza (los estilos de vida).

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