Técnicas y recursos dramáticos en La Fundación de Buero Vallejo

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TÉCNICAS Y RECURSOS DRAMÁTICOS

La técnica más característica de esta obra es el llamado efecto de inmersión, que consiste en que el espectador solo puede acceder a la historia desde el punto de vista de un único personaje, lo que provoca que se experimente una sensación de simpatía o identificación con él. Se trata de una manipulación de la acción dramática. Lo que ocurre en La Fundación es que vemos lo mismo que Tomás y no somos conscientes de ello hasta bien avanzada la obra. El espectador, por tanto, es «engañado» por el autor, pues percibe la realidad igual que el protagonista y solo descubrirá la verdad a medida que este la descubre.

Como todas la obras de Buero Vallejo, La Fundación cuenta con variadas, largas y pormenorizadas acotaciones ya desde el comienzo de la obra. Estas acotaciones adquieren una gran importancia, ya que van reflejando la transformación gradual del espacio: de la fundación imaginada por Tomás a la celda de una cárcel. Son, por tanto, imprescindibles para expresar los efectos de inmersión y los cambios que se van produciendo en los objetos y en el escenario.

Elementos simbólicos: ventanal y el hermoso paisaje, hologramas, retrete, ratón, idílica fundación ...... La acción comienza in medias res. La linealidad cronológica es sustituida por una estructura en la que el pasado va siendo referido al espectador en el momento oportuno. Externamente, la obra se divide en dos partes («fábula en dos partes», según el autor) que, a su vez, se subdividen en dos partes o cuadros. Por otro lado, la obra tiene un final abierto, con una estructura circular. Los parlamentos de los personajes son, en general, rápidos y fluidos, lo que proporciona ritmo a la obra.

Personajes

  1. Tomás es un joven que aspira a ser escritor. Soporta todo el peso de la obra, pues no abandona la escena en ningún momento; por ello, impone su perspectiva al espectador, que irá descubriendo la realidad de la situación al mismo tiempo que él. El trastorno mental que sufre está provocado por el hecho de haber delatado a sus compañeros tras ser detenido y torturado.
  2. Asel es uno de los personajes más complejos del teatro de Buero. Es el de mayor edad y el líder del grupo. Al igual que Tulio, es capaz de soñar con un mundo mejor e intentar transmitir sus deseos a los demás. Es quien impulsa la acción dramática: él ha ideado la terapia para que Tomás vuelva a la realidad, y es él quien ha preparado el proyecto de fuga.
  3. Tulio se muestra al principio colérico, con un carácter hosco e intransigente. Pero todo queda compensado por su personalidad soñadora. Es el personaje que provoca más rupturas entre el mundo real y el transformado o fingido por sus compañeros. Se enfrenta a Asel y a Tomás, ya que al principio se muestra reacio a seguirle la corriente a este último, pero acaba siendo el que en mayor grado se identifica con él al final de la historia, por lo que, dada su humanidad, su ejecución resulta más dolorosa.
  4. Max está caracterizado por su bajeza moral, ya que traiciona a sus amigos a cambio de pequeñas compensaciones. Defiende a Tomás al principio, aunque, para protegerse a sí mismo, comienza a atacarlo en el momento en que los demás sospechan que el loco pudo haber sido el delator.
  5. Lino es un personaje muy impulsivo y brusco al principio: desde el comienzo intenta decirle la verdad a Tomás de forma violenta, porque cree que está fingiendo. Cuando descubre que Max es el delator aprovecha la confusión del suicidio de Asel para matarlo.
  6. Berta es un personaje atípico, pues es irreal: solo existe en la imaginación de Tomás. En cierto modo, podría considerarse un desdoblamiento de la personalidad de Tomás. Simboliza la conciencia y la razón que Tomás no quiere reconocer en sí mismo.
  7. Hombre (inventar)

Temas

Por un lado, en la obra hay un claro alegato contra la violencia, la pena de muerte, la tortura y la represión ideológica. Tomás y sus compañeros son víctimas de la violencia en sus distintas manifestaciones: la tortura, el hambre y las matanzas.

La alucinación o ensoñación de Tomás remite a la locura como un refugio simbólico para evitar la realidad. Tomás es un personaje comparable al Quijote: transforman la realidad que no les gusta para crear un mundo idílico. Al recuperar la lucidez, Tomás por fin asume su responsabilidad en el mundo.

La fundación es, asimismo, una dura reflexión sobre la condición humana. La obra pretende que el público medite sobre la libertad y la esclavitud, sobre la opresión ejercida sobre los individuos que no se pliegan a unos estrictos códigos de comportamiento. Buero Vallejo critica aquellas formas de esclavitud de las sociedades modernas que se camuflan bajo falsas apariencias de libertad a través del autoengaño. En este sentido, esta «fundación» que da título a la tragedia representa, entre otras cosas, todas aquellas ataduras de las que los humanos apenas somos conscientes y que, no obstante, nos alienan.

Desde un punto de vista existencial se puede considerar que la vida es también una cárcel en la que los seres humanos permanecemos secuestrados bajo la amenaza omnipresente de la muerte.

Ante esta situación, surge la necesidad de luchar por la libertad, a pesar de que esta sea algo ilusorio

Espacio

La obra transcurre en un único espacio (por lo que mantiene la unidad de lugar), aunque este varíe su configuración a lo largo de la obra al pasar de ser la habitación confortable de una supuesta fundación —un espacio inicial idílico, un locus amoenus— a la celda de una cárcel. Se podría decir que el escenario está situado en la mente de Tomás o, al menos, el espectador lo ve a través de sus ojos. Es un elemento de importancia trascendental en el desarrollo de la historia, ya que el proceso mental que se produce en el personaje al ir acercándose a la realidad se refleja en la transformación gradual del escenario. Así, los sillones se transformarán en petates; las colchas, en mantas zafias; las librerías con libros de arte, en paredes desnudas, etc.

Tiempo

En la obra no hay indicaciones temporales muy precisas, pero las dos partes (cuatro cuadros) en que se divide se desarrollan en pocos días, sin saltos cronológicos importantes. En la primera parte, el primer cuadro tiene lugar una mañana poco antes de comer y el segundo transcurre esa misma tarde. En la segunda parte, el tercer cuadro se desarrolla tres días después, cuando los presos acaban de cenar. En el último, han pasado pocos días, quizás uno solo. Toda la trama transcurre en unos cuatro días, tiempo mínimo imprescindible para poder explicar el proceso mental que experimenta Tomás.

La acción

La historia es suministrada al espectador con la misma lentitud con que la conoce el protagonista, a medida que Tomás va pasando de la ficción a la realidad. Al final sí se complica rápidamente, al desvelarse los proyectos de fuga y la existencia de un delator, que acabará siendo asesinado. Los instantes de mayor acción e intensidad dramática se producen en el último cuadro: la llamada que Max recibe para ir a locutorios permite a los tres presos restantes hablar con mayor claridad. Tras exponer cada uno sus sospechas, descubren la condición de espía de Max. A partir de entonces, se desencadenan las muertes y el final de la obra.

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