Técnicas de Entrevista en Trabajo Social: Inducción, Sondeo y Manejo del Silencio

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Mantener la finalidad de la entrevista

Es un problema en el trabajo social que va más allá de la situación de la entrevista. Hay veces que este “ir a la deriva” es importante y ha de permitirse que suceda. Puede adoptar la forma de una narración de historias, pero incluso en este contexto es probable que el “relato” necesite un cierto rumbo si la versión plantea más preguntas que respuestas.

La aptitud para formular preguntas que cambien el ritmo o la dirección de una entrevista, o que tienden a sondear más a fondo es una habilidad importante, sobre todo cuando se entrevista a sujetos que muestran reticencia, confusión, ansiedad o son incapaces de hacer una descripción clara de lo que quieren y por qué.

Para algunos individuos puede ser difícil mencionar ciertas cuestiones; en los casos en los que esto es así, tenemos que ser capaces de tranquilizar asegurando que estos temas pueden ser discutidos, y discutidos además de manera clara. No obstante, estas palabras tranquilizadoras pueden parecer vanas si nosotros mismos no tenemos aptitud para abordar temas difíciles. Este es un ejemplo de la importancia del autoconocimiento. Tenemos pues que saber hacer frente a situaciones tensas de manera profesional.

Nuestros esfuerzos por ceñirnos al tema o a la finalidad de una entrevista puede ser para el usuario una vivencia útil o co-activa, dependiendo del individuo y de nuestras habilidades para apartar a las personas de problemas que son menos pertinentes. La destreza consiste en poder volver a la finalidad sin que ello perturbe la relación de comunicación y de confianza que se ha establecido. Hay varias razones por las que podríamos querer intervenir de este modo:

  • La conversación está demasiado centrada en un problema en detrimento de otros.
  • El contenido está agotado y la comunicación empieza a ser repetitiva.
  • El debate ha pasado a centrarse en cuestiones periféricas u observaciones fuera de lugar.
  • El debate se ha apartado de los problemas difíciles y es necesario retroceder.
  • La conversación ha llegado a un punto de sobrecarga emocional y es necesario introducir una cierta calma y un cierto equilibrio.

Inducir

La inducción se utiliza para alentar a la persona entrevistada a hablar o a proseguir su relato. Puede adoptar muchas formas, como provocar nuevos comentarios a través de una sugerencia directa, relacionar una afirmación con otra para facilitar la continuación del diálogo o ayudar al individuo a retomar frases o comentarios inacabados. La necesidad de inducir puede a veces limitarse a dejar claro por nuestra parte por qué necesitamos cierta información.

Al inducir existe la tentación de acabar la frase de la otra persona. Esto debe evitarse a todo trance porque es importante que las personas encuentren sus propias palabras para describir sus pensamientos y sus sentimientos.

Al igual que parafrasear y otras técnicas descritas en páginas anteriores, inducir a alguien a seguir hablando puede vivirse como un gesto alentador o coactivo.

Sondear

Se utiliza esta intervención para obtener información más detallada o específica y puede ser útil cuando se intenta recabar información de individuos con tendencia a adoptar patrones de comunicación más engañosos. Es una habilidad fundamental para evaluaciones de riesgo.

Se puede sondear mediante preguntas, afirmaciones o comentarios repentinos y puede ser una destreza inestimable a la hora de suministrar información que ayude a entender la experiencia de las personas o a proporcionar una visión más completa de toda la situación.

No obstante, la tarea de sondear ha de emprenderse con habilidad para que el sujeto en cuestión no se ponga más a la defensiva ni incremente su cautela. Para evitar divagaciones en torno a temas que son privados y personales, es muy útil que las preguntas se relacionen con una hipótesis o una línea de investigación y, si es posible, explicar por qué se formulan ciertas preguntas.

Permitir utilizar los silencios

El silencio puede generar sentimientos difíciles a los usuarios y a los profesionales, tanto que no siempre es fácil saber quién se siente más incómodo.

Se da por hecho que hablar es mejor que estar callado y que no se comunica nada cuando reina el silencio. Esto no es así porque las palabras pueden emplearse para establecer o para cortar un diálogo real, para ocultar más que para revelar.

Es importante tratar de identificar lo que se está comunicando a través de los silencios, cómo se está utilizando el silencio. Esto, a su vez, nos ayuda a entender cuánto tiempo debemos permitir que dure el silencio.

Lo que podrían llamarse “silencios creativos” describen un período durante el cual no se habla pero se comunica algo significativo e importante sobre el individuo y su situación. Los silencios creativos indican que el sujeto está felizmente absorto en sus pensamientos y sentimientos. La otra forma de silencio, más “atribulada” y que contrasta con la anterior, es la que denota un sentimiento de ansiedad, de azoramiento o de confusión por parte del entrevistado, o un ocultamiento o un retraimiento punitivo. Los silencios atribulados pueden revelar también que el individuo está demasiado disgustado o temeroso de hablar, quizá porque se siente abrumado o porque le parece que necesita protegerse o proteger a otras personas.

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