El Teatro del Siglo XVIII: Autores, Estilos y Transformaciones Escénicas
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El Teatro del Siglo XVIII: Características y Evolución
El teatro del siglo XVIII era, básicamente, y en gran parte de Europa, un teatro de actores. Estaba dominado por intérpretes para quienes se escribían obras ajustadas a su estilo; a menudo, estos actores adaptaban clásicos para complacer sus gustos y adecuar las obras a sus características. Las obras de Shakespeare, en especial, eran alteradas hasta no poder ser reconocidas, no solo para complacer a los actores, sino también para ajustarse a los ideales neoclásicos. A El rey Lear y Romeo y Julieta, por ejemplo, se les cambiaron los finales trágicos por unos felices, anulando, por lo tanto, la intencionalidad del autor.
La necesidad de efectos especiales en las obras de la época (comedias de magia) estimuló a los escenógrafos a estudiar cambios que se pudieran realizar rápidamente en las decoraciones.
Figuras Clave del Teatro Europeo del Siglo XVIII
Dramaturgos y Teóricos Franceses
Diderot, director de la Enciclopedia, recuperó las ideas de Aristóteles sobre la moral. Es el creador del drama burgués. Entre sus obras destaca "El hijo natural". En el ensayo "Paradoja del comediante" expone sus ideas teóricas sobre el teatro, tomando como punto de partida el arte del actor.
Marivaux, aunque empezó siguiendo los preceptos del clasicismo francés, no tardó en adoptar las técnicas de la commedia dell'arte. Esta fusión con lo italiano enriquece sus obras, mezclando el lenguaje y poses elegantes con los cuadros fantásticos, al modo de las comedias de Shakespeare. Este estilo acabó conociéndose como marivaudage ("La sorpresa del amor", "Las falsas confidencias") y tuvo su continuación en Musset y Giraudoux.
Beaumarchais actualiza la ideología y las formas de los clásicos franceses y de la comedia italiana. Sus mejores obras son "El barbero de Sevilla" y "Las bodas de Fígaro".
Voltaire transformó la tragedia en lo que se conoce como drama romántico francés, sobre todo por la incorporación de nuevos temas y personajes, y el enriquecimiento de la puesta en escena y la escenografía: "El huérfano de China".
Autores Italianos Destacados
Pietro Metastasio, uno de los principales impulsores del melodrama, sobre todo en la vertiente ilustrada. Enfatiza el aparato escénico, pero sus obras, de grandilocuentes, se quedan sin apenas contenido ("La clemencia de Tito").
Carlo Goldoni es el autor italiano por excelencia del siglo XVIII. Consiguió combinar los personajes más variados en ambientes que usa para la sátira social, dentro del espíritu moralizante de la época. Intenta recuperar el sentido de la comedia griega como sistema para "corregir vicios y ridiculizar malas costumbres". Recupera la improvisación y espontaneidad de la commedia dell'arte ("La posadera", "El café", "Arlequín, servidor de dos amos",...).
Carlo Gozzi recupera la tradición de las fábulas clásicas, transformándolas en juegos escénicos ("El rey ciervo", "El amor de las tres naranjas", "El pajarito Belverde").
Vittorio Alfieri es el principal representante de la tragedia neoclásica italiana, de corte ya romántico, manifestación del espíritu revolucionario de la época ("Cleopatra", "Antígona", "María Estuardo").
El Teatro Ilustrado en España
Ignacio de Luzán, impulsor de las nuevas teorías ilustradas en España. La tercera parte de su tratado "Poética" la dedica al teatro y sienta las normas de la preceptiva francesa, con su carácter pedagógico, incidiendo en el tono moralizador que debe tener toda fábula, trágica o comedia.
Vicente García de la Huerta representa la corriente de defensores de la antigua comedia frente a los franceses ("Raquel").
Ramón de la Cruz reconvirtió el género del entremés hacia unas piezas de mayor duración, los sainetes, de corte costumbrista, y donde no faltaban las críticas al neoclasicismo. Obras: "El Manolo".
Leandro Fernández de Moratín, impulsor de la reforma de los teatros de Madrid, encaminada a solucionar el grave problema del descenso de calidad en las obras representadas a lo largo del siglo. Sus obras siguen el espíritu, derivado de los preceptistas franceses, de ataque al postbarroquismo. Son las llamadas comedias neoclásicas. Destacan "La comedia nueva", "El café" y sobre todo "El sí de las niñas".