El Teatro de Lorca y la Transformación Escénica Española (1940-Actualidad)

La Obra Dramática de Federico García Lorca: Bloques Temáticos

Bloque del Teatro Surrealista

El segundo bloque pertenece al teatro surrealista: Así que pasen cinco años (1931) y El público (1933). Esta última, irrepresentable en su época, anticipa la ruptura de la lógica espacio-temporal, el desdoblamiento de la personalidad y la posibilidad de varias interpretaciones. La más «subversiva» es El público, en la que defiende la realización del deseo individual, concretamente el homosexual, pues dos actores varones interpretan a Romeo y Julieta de Shakespeare.

Bloque de las Tragedias de Ambiente Rural

Este bloque incluye Bodas de sangre (1933), Yerma (1934) y La casa de Bernarda Alba (1936). Tiene como protagonistas a mujeres que deben reprimir su amor y sexualidad por imposición de la sociedad.

• En Bodas de sangre, la pasión frustra una boda y trae la muerte de los dos amantes en liza.
• En Yerma, la mujer es estéril.
• En La casa de Bernarda Alba, la sexualidad negada por el luto y los convencionalismos conduce a la locura de la abuela, al suicidio de Adela (la hermana pequeña, más rebelde), a los celos y rencillas entre las hermanas y a la tiranía materna.

Esta obra no solo es el drama de mujeres en los pueblos de España (como reza el subtítulo), sino que denuncia todas las tiranías que coartan la libertad individual. Así, las tragedias lorquianas lo son, además, porque trascienden las realidades humanas concretas (españolas y femeninas) a símbolos de la lucha (con resultado trágico) entre la libertad individual y la autoridad impuesta.

El Teatro Español desde 1940 hasta la Actualidad

El teatro fue el género más afectado negativamente por la Guerra Civil: murieron los grandes renovadores (Valle-Inclán y Lorca) y se impusieron mayores restricciones de posguerra que en otros géneros, debido a su necesidad de ser representado en público. Durante la larga posguerra, diferentes tendencias dieron fe de la evolución política e intelectual del país: hay teatro del exilio, conservador, de humor, realista, experimental y vanguardista. Con la democracia, se estrenó de todo, siguiendo principalmente dos tendencias: la neorrealista y la neovanguardista.

Tendencias y Autores Clave de la Posguerra

El Teatro del Exilio

Los escritores en el exilio no pudieron ver sus obras representadas en España hasta finales de los años 60 en adelante. En los años 40, su teatro presentaba tintes poéticos, bien con elementos grotescos o simbólicos.

Teatro Conservador y de Evasión (Años 40 y 50)

Hasta los años 50 predominó un teatro conservador que pretendía entretener y moralizar. Se cultivó la alta comedia benaventina, el sainete costumbrista y el drama burgués. La crítica de las costumbres era muy superficial y nunca hería al espectador; si se abordaban temas escabrosos para la época, se hacía desde fuera. Se habla de adulterio (José M.ª Pemán), también de la discriminación de un diplomático casado con una republicana, o los abusos de poder y el catolicismo superficial (Joaquín Calvo Sotelo). En esta línea, los autores de teatro de evasión, de la felicidad o del amor, en los años 50, hacían sonreír para compensar las limitaciones y amarguras de la realidad.

La Renovación a través del Humor

Cierta renovación la presentó el teatro del humor sin acidez y bienpensante de Jardiel Poncela, cuyo teatro de lo inverosímil fue muy criticado. Siempre hay en su teatro criados fieles a sus señores, impasibles ante lo absurdo, que encarnan el sentido común.

Por su parte, Miguel Mihura escribió en 1932 Tres sombreros de copa, y si no hubiera tardado 20 años en publicarla, habría sido considerado un revolucionario del teatro europeo, concretamente del teatro del absurdo. El verdadero mérito de la obra estriba en lo que Bousoño llama ruptura del sistema, es decir, en una comicidad insólita de situaciones, personajes y de lenguaje verbal.