El teatro de la Generación del 27: Lorca

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Lengua y literatura

Escrito el en español con un tamaño de 6,2 KB

EL TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 27: Lorca

La generación del 27 no es solo una “generación de poetas”, a esta misma generación pertenecen por edad, dramaturgos como Casona, Max Aub, e incluso, Jardiel Poncela o Mihura.

Hay tres facetas a destacar en la creación dramática de la generación: una depuración del “teatro poético”, la incorporación de las formas de vanguardia y el propósito de acercar el teatro al pueblo.

Entre la producción teatral de los poetas del 27, destaca la obra de Salinas, que sin embargo no corresponde a este periodo, fue escrito durante su exilio. De Alberti destaca Noche de guerra en el Museo del Prado (1936), y ya en el exilio El Adefesio, una farsa esperpéntica agria, en la que la autoridad inquisitorial de la vieja Gorgo reprime y frustra a la joven bella e inocente Altea, en España se estrena en 1978.

Alejandro Casona es ya un dramaturgo puro. Se reveló con el premio “Lope de Vega” por La sirena varada, pero su mejor obra es, aunque convencional, La dama del Alba.

Max Aub es un pionero de la frustrada revolución escénica. Su temática gira en torno a la incapacidad del hombre para comprenderse a sí mismo, comunicarse y para entrar en contacto con la realidad.
“Morir por cerrar los ojos” sobre la ocupación alemana de Francia y “No”, sobre la presión que en Europa ejercen los dos grandes bloques de la guerra. Su teatro, de gran calidad estética, no llegó a conocerse en España.

Por estos años inician también su carrera teatral Poncela y Mihura, cuyo éxito se enmarca en el teatro de posguerra. De entre los autores del 27 sin duda destaca el teatro de Lorca, cuya altura va pareja a la de su obra poética y constituye una de las cumbres de la dramática moderna española.

La producción teatral de Lorca se inicia con un ensayo juvenil: El maleficio de la mariposa, y algunas piezas breves o de teatro guiñoloso agrupadas: Títeres de Cachiporra, de actitud próxima a los esperpentos de Valle. Su primer triunfo es “Mariana Pineda”, el drama de una heroína que murió ajusticiada en Granada por bordar una bandera liberal, obra escrita en verso.

Entre 1930 y 1936 compone las obras que le han dado toda su fama. Lorca lleva a escena amores condenados a la soledad o a la muerte, casi siempre encarnados en mujeres; se trata de la tragedia de la persona condenada a una vida estéril, a la frustración vital. Y lo que frustra a los personajes se sitúa, a veces en un plano metafísico: El tiempo o la muerte, otras veces en un plano social:
Perjuicios de casta o los yugos sociales. Esta temática hace de Lorca un revitalizador de los grandes mitos trágicos.

Pero lo que se considera la cima de su teatro son sus tragedias de ambiente rural en Andalucía: Bodas de sangre, Yerma y la casa de Bernarda Alba. En la primera, la pasión desborda las barreras sociales y morales, pero desemboca en la muerte. La segunda es el drama de la esterilidad forzosa. La casa de Bernarda Alba es, sin duda, la pieza maestra del teatro lorquiano. El marco cerrado, sofocante, el luto impuesto y la prohibición de salir a la calle acentúan el erotismo trágico y la fatalidad, que tiene raíces sociales concretas: el orgullo de casta y la moral del honor, representadas por Bernarda. Frente a ella, sus hijas, en actitudes como la sumisión o la rebeldía. Pero la muerte será una vez más la condena impuesta.

Desde hace un tiempo, se viene reivindicando el Lorca más innovador y vanguardista, con influencia surrealista. Se trata de sus obras “Así que pasen cinco años” y “El público”. La primera es una “leyenda del tiempo” donde se manifiesta el amargo pesimismo lorquiano acerca del amor, en el que se plantea el conflicto trágico de un joven que aprenderá demasiado tarde que solo se vive una vez y que es inútil esperar la felicidad amorosa “así que pasen cinco años” porque solo llega la muerte.

“El público” es su obra más provocadora y revulsiva, en ella se plantea la revolución del teatro tanto técnica como temáticamente a partir de una representación de Romeo y Julieta de Shakespeare que interpretan no un actor y una actriz, si no dos actores. El descubrimiento de que el papel de Julieta es interpretado por un actor provocará la protesta de una parte del público.

En su teatro, como en su poesía, Lorca se ha ido abriendo progresivamente a los problemas colectivos.

Aunque nunca militasen en ningún partido político, el anciano Valle-Inclán y el joven García Lorca eran en 1936 los símbolos con más prestigio internacional de la literatura nacional española y de una cultura comprometida con la legalidad republicana democrática.

ESTO ES DE LO DE LA Renovación TEATRAL

El esperpento, la deformación grotesca y crítica de la realidad busca mostrar de manera más evidente esa misma realidad, dejando al descubierto lo que la sociedad, o algún grupo de ella, desean encubrir. Lleva a cabo los siguientes procedimientos:

• Presentación de los aspectos más desagradables y grotescos de los seres humanos: deformidad, crueldad, estupidez. Con prosopopeyas, animalizaciones, símiles despectivos e hipérboles.

• Empleo, en los diálogos, de un lenguaje rico elaborado, con mezclas de retoricismos, frases hechas, coloquialismos y vulgarismos.

• Uso de acotaciones extraordinariamente complejaàefecto sorpresa en el público.

• Utilización de movimientos o gestos carácterísticos del teatro de guiñol o de títeres.

• Empleo de vestuarios y accesorios que refuerzan la imagen grotesca.

• Uso de decorados que rompen el efecto de realidad, acercándose a una estética expresionista.

• Efectos especiales como juegos de lucesàacentuar la deformación de la realidad.

Durante mucho tiempo se pensó que estas obras no eran verdadero teatro y que eran irrepresentables. Tales opiniones han sido desmentidas: las nuevas concepciones del espectáculo teatral y las nuevas técnicas de representación han permitido llevar a escena muchas de sus obras.

Entradas relacionadas: