El Teatro Español de Posguerra (1939-1975)
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TEATRO ESPAÑOL ENTRE 1939 Y 1975
Con el fin de la Guerra Civil española, vamos a encontrarnos con varias formas de representación: junto a un teatro visible, aparece un teatro soterrado, que intenta responder a nuevas exigencias sociales, estéticas y culturales.
La década de los cuarenta
El teatro se manifiesta desde diferentes circunstancias y fórmulas en España:
El teatro en el exilio
El teatro en el exilio se desarrolla, especialmente, en Argentina y México, con numerosos recursos tomados de las vanguardias y novedosa e importante intervención del director teatral en la puesta en escena.
Rafael Alberti, Max Aub y Alejandro Casona serán buenos representantes de lo que ocurre con el teatro español escrito fuera de España. Los temas habituales son los desastres causados por la guerra, la soledad y la ética del exiliado. Sin embargo, una obra fundamental de entre todas será La dama del alba, de Casona, que representa un teatro de evasión, algo excepcional entre los exiliados.
Otros tipos de teatro
- El teatro cómico, heredero del sainete y del costumbrismo, lleno de situaciones tópicas y chistes lingüísticos, gracias a la adecuación del registro lingüístico al tipo de personajes. Continúa representando Carlos Arniches.
- El teatro histórico-político, que mostraba glorias y héroes del pasado. Su libreto va paralelo a los guiones cinematográficos del momento.
- El drama burgués, enmarcado en la alta comedia, con gran éxito de público, es una continuación de la comedia benaventina. Defienden valores conservadores, encuadrados en obras de correcta construcción y elegantes diálogos; su principal protagonista es la clase burguesa, busca la diversión, por lo que es superficial e ingeniosa; aunque, también aparecen temas con que plasmar valores tradicionales y nacionales. Son obras de cierta monotonía temática. (Joaquín Calvo-Sotelo (La muralla) o Edgar Neville (El baile) son representantes de esta línea dramática. Presentan una visión agradable y amable de la vida y emplean la ficción literaria como un mecanismo de evasión, con un humor alejado de compromiso político.)
- El teatro de humor: Se trata de un humor intelectual. Parten de situaciones inverosímiles y diálogos regidos por una lógica poco corriente, en los que se ve cierta dosis de amargura. Los autores están relacionados con la revista La Codorniz, publicación satírica y crítica. Jardiel Poncela y Miguel Mihura son sus mejores representantes.
La década de los cincuenta
La década de la mitad del siglo XX arranca con dramaturgos que se habían forjado en la década anterior y que dejan muestra del lastre que esta les había dejado, desde los comienzos de la misma nos encontramos con los estrenos teatrales de Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo; Tres sombreros de copa de Miguel Mihura; Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. En ellos aparecerá un existencialismo, que derivará después hacia la preocupación social. Es un momento en que aparece un nuevo tipo de público, la censura no es tan férrea y la literatura, en todos los ámbitos, tiende hacia el compromiso social.
Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre muestran en sus escritos su disconformidad ante la España en que viven. Son dos formas distintas de entender la protesta: política, en Sastre, y social, en Buero Vallejo. Sus temas abordan problemas de obreros o gentes humildes, poniendo de relieve las desigualdades sociales y la falta de humanidad; las miserias y angustias de los estudiantes de oposiciones, etc. Se trata de múltiples variaciones sobre el tema de la justicia social y la alienación o necesidad de escaparse de uno mismo para soportar el mundo que le ha tocado. En el estilo predomina el realismo: la escena imita espacios cotidianos, con rasgos costumbristas, y el lenguaje se esfuerza por reproducir el habla correspondiente a las distintas clases sociales. Las dificultades de difusión de sus obras y la llegada de nuevas corrientes condujeron a nuevos conceptos de teatro o al silencio como el teatro “soterrado”, también llamado “underground”, que tendrá su mejor momento en la década siguiente.
ANTONIO BUERO VALLEJO
Cuando Buero Vallejo estrena Historia de una escalera (1949) nace un teatro que, arraigado en la realidad inmediata, va en busca de la verdad y pretende remover la conciencia española. Con sus obras propone lecciones de humanidad. Su temática gira en torno al anhelo de realización humana y a sus limitaciones: la búsqueda de la felicidad, de la verdad, de la libertad se ve rota por el mundo en el que el hombre vive. La plasmación de estos temas se ve en una doble vía: el plano existencial, meditando sobre el sentido de la vida y la condición humana (ilusiones, fracasos, soledad); y el plano social, en que denuncia injusticias desde un exigente sentido moral y político. Atendiendo a este criterio temático podemos organizar su obra en tres grandes grupos:
- Teatro de crítica social: en estas obras se analiza la sociedad española con todas sus injusticias, mentiras y violencias. Aquí incluimos: Historia de una escalera, en la que se plantea la imposibilidad de algunos individuos de mejorar materialmente debido a la situación social, pero, también, a la falta de voluntad.
- Teatro simbolista: a través de la ceguera Buero simboliza las limitaciones humanas, como En la ardiente oscuridad; el tema del misterio, con corte simbolista aparece en La tejedora de sueños.
- Los dramas históricos son obras de trasfondo histórico, a menudo un pretexto para reflexionar sobre la realidad contemporánea: Un soñador para un pueblo (1958), plasma el fracaso del Marqués de Esquilache.
Desde un punto de vista escénico, sus últimas obras en el tiempo, presentan novedades técnicas que atienden a recursos de luminotecnia o de tramoya para obligar al espectador a mirar al escenario desde diferentes puntos de vista, mezclando lo real con lo imaginario, rompiendo el orden cronológico, etc.
La década de los sesenta, hasta 1975
: En la década de los sesenta surge un movimiento de renovación caracterizado por un acercamiento a las corrientes renovadoras que durante el siglo se estaban desarrollando en el mundo, como el teatro épico el teatro underground, el teatro del absurdo, etc. Sigue siendo un teatro de protesta y denuncia, su temática continúa en torno a la dictadura, la falta de libertad, la explotación, la alienación, la deshumanización, la guerra, etc. Surge el teatro independiente el amateur, realizado por aficionados ante un público minoritario; el de cámara, que reduce drásticamente la expresión escénica, los decorados mínimos y escritura depurada; el universitario, minoritario, innovador y no comercial que trata de transmitir un mensaje de crítica social Sus características generales se manifiestan de la siguiente manera: la creación del libreto es colectiva –todos los integrantes forman parte de la estructura y redacción de la obra- y su puesta en escena aprovecha la técnica de la improvisación. Se rompen la convenciones escénicas de espacio y tiempo, buscando la participación del espectador -manifestación interesante de recoger,. El texto tiene menos valor en relación con lo que contribuye al espectáculo: expresión corporal, música, luces..., inspirados en el cabaret, la revista o el teatro de varietés. Su contenido tiene un enfoque político y social. Se desecha el enfoque realista, en favor de una mirada simbólica y alegórica que obliga al espectador a interpretar a modo de parábola el mensaje del autor; los personajes quedan reducidos a símbolos (la víctima, el explotador, el dictador...); el lenguaje, sin renunciar al tono directo, prefiere el tono poético Entre los grupos de teatro independiente contamos con Els Joglars, Los Goliardos, Tábano (Els Comediants), o La Fura dels Baus, Los autores individuales de este periodo se enfrentaron con más obstáculos aún que los representantes del realismo social, ya que continuaron siendo fuertemente críticos y sus novedades estéticas no fueron aceptadas por un público y una crítica muy conservadores. Son los que protagonizan el teatro soterrado. Francisco Nieva y Fernando Arrabal serán los mejores representantes de este momento.Francisco Nieva, caracterizado por la libertad imaginativa, lindante con lo surrealista y fuerte intensidad expresiva. La carroza de plomo candente, Fernando Arrabal, encuadrado en un teatro no realista y experimental, crea el teatro del pánico, desde el que busca nuevos elementos formales, como lo manifiesta en su obra Pic-nic (1952) o El cementerio de automóviles (1966). Es un teatro provocador y rebelde, que recoge elementos de las vanguardias y del teatro del absurdo; manifiesta una clara rebeldía ante el mundo actual, considerado cruel, inhumano y absurdo.