Teatro español desde finales del siglo XIX hasta la Guerra Civil: evolución, tendencias y autores clave

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Teatro español: finales del siglo XIX-1939

A finales del siglo XIX, las obras más representadas eran las llamadas de "alta comedia" de José de Echegaray y sus seguidores. Melodramas que buscaban la emoción del espectador mediante los abundantes golpes de efecto y la truculencia de las escenas. Los gustos del público y el escaso interés de los empresarios teatrales impedían cualquier intento renovador del panorama teatral.

Tendencias del teatro español a finales del siglo XIX

  • La comedia burguesa (alta comedia y drama rural).
  • El sainete de ambiente madrileño o andaluz que evoluciona hacia otras formas como la tragedia grotesca.

El espíritu modernista finisecular desdeñó el teatro realista y cultivó un teatro poético y simbólico que presentaba una visión idealizada de la historia y utilizaba el verso como vehículo principal del lenguaje dramático.

Los intentos renovadores más serios vinieron de los hombres del 98 (Unamuno, Azorín y Valle-Inclán) en principio y, en los años treinta, de los poetas de la generación del 27 (García Lorca).

Los diferentes grupos y tendencias del teatro español anterior al 36 pueden agruparse en los siguientes apartados:

Teatro comercial

La comedia burguesa de Benavente

Jacinto Benavente propuso un teatro con atención preferente a los ambientes cotidianos. Su obra supone una crítica amable de los ideales burgueses. Así sucede en su obra más valorada, Los intereses creados.

El teatro en verso

Supone, ante todo, la presencia en los escenarios del arte verbal modernista. De los cultivadores de esta línea merecen citarse: Francisco Villaespesa con Abén Humeya y La leona de Castilla; Eduardo Marquina, Las hijas del Cid; los hermanos Manuel y Antonio Machado en obras escritas en colaboración como Juan de Mañara o La Lola se va a los puertos.

El teatro cómico

Los tipos y ambientes castizos que habían sido la materia de los cuadros costumbristas del Romanticismo vuelven ahora de la mano de autores como: Los hermanos Álvarez Quintero presentan en sus obras la imagen de una Andalucía superficial. Algunas de sus obras más celebradas son: El ojito derecho o Las de Caín. Carlos Arniches, por una parte, produce sainetes de ambiente madrileño, y por otra parte escribe lo que él mismo denomina "tragedia grotesca", obras en las que se mezcla lo risible y lo conmovedor La señorita de Trévelez. Y Pedro Muñoz Seca, quien usó el astracán, que busca la gracia a toda costa, como La venganza de don Mendo.

Teatro renovador: Valle-Inclán y García Lorca

Muchos son los que pretenden hacer un teatro diferente en estos años y en la mayoría de los casos cosecharon un rotundo fracaso con sus obras.

Teatro en la generación del 98

Destacan Unamuno, Azorín y Valle-Inclán, pretenden hacer un teatro que sirva como cauce para la expresión de sus conflictos religiosos, existenciales y sociales.

Ramón María del Valle-Inclán: teatro en libertad

Incluye novelas, cuentos, poesía, teatro... En todos esos géneros que cultiva se observa una evolución paralela al cambio ideológico por el que pasa de un modernismo elegante y nostálgico. Su obra teatral suele agruparse en tres ciclos:

  • El mito: La acción transcurre en una Galicia mítica, intemporal: Comedias bárbaras, Divinas palabras (1919).
  • La farsa: Obras situadas en un espacio más 'ridículo', propio del siglo XVIII: jardines, rosas, cisnes: La marquesa Rosalinda.
  • El esperpento: Luces de Bohemia (1920) y la trilogía crítica con el ejército Martes de carnaval.

El esperpento es un intento de presentar la realidad española presentando los hechos de una manera exagerada y burlesca. Se presenta en el escenario un mundo insólito y sorprendente, para que el espectador lo relacione con su propia realidad cotidiana. El teatro esperpento es un teatro de crítica de una realidad falsa y de unos valores que ya no tienen sentido.

El teatro en la Generación del 27

Son interesantes las obras escritas por Salinas (El dictador), Rafael Alberti (El adefesio), Miguel Hernández (El labrador de más aire). Alejandro Casona fue un dramaturgo puro con obras como La dama del alba. Max Aub, que en España escribe “comedias de vanguardia”, pero sus grandes obras son las del exilio como Morir por cerrar los ojos.

Federico García Lorca: espectáculo total

La obra dramática de Lorca puede agruparse en tres grandes bloques:

  • Primeras piezas teatrales. En 1920 estrena El maleficio de la mariposa, obra sobre el amor entre una cucaracha y una linda mariposa, que inaugura ya el tema fundamental de la dramaturgia lorquiana: la insatisfacción amorosa. El estreno fue un fracaso del que Lorca se resarció pronto con Mariana Pineda, drama histórico basado en la heroína ajusticiada por Fernando VII en Granada por haber bordado una bandera liberal. A estas dos obras se unen las farsas trágicas sobre amores desgraciados de La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. En esta primera época también compone varias piezas breves de teatro de marionetas, al que dio la denominación de ´Los títeres de cachiporra´; en ellos desarrolla otro de los temas nucleares de su dramaturgia: el conflicto autoridad/libertad.
  • Teatro vanguardista: las comedias imposibles o misterios. Lorca dio este nombre a las comedias creadas bajo el influjo surrealista. Así en El público (incompleta) Lorca defiende el amor como un instinto ajeno a la voluntad, que se manifiesta de formas muy diversas, entre ellas, la homosexual; y critica a una sociedad que condena a todo el que es diferente.
  • La etapa de plenitud. Lorca escribe durante los años treinta obras teatrales que sí alcanzan el éxito comercial: Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y La casa de Bernarda Alba. Todas ellas tienen en común el protagonismo de las mujeres, cuya situación de marginación social es tema común en las cuatro. Bodas de sangre y Yerma son dos tragedias de aire clásico, en las que Lorca mezcla la prosa y el verso, utiliza coros, maneja elementos simbólicos y alegóricos... En Bodas de sangre (una novia huye con su antiguo novio el día de su boda). Yerma aborda otros temas muy lorquianos: la opresión de la mujer, el anhelo de realización que choca con la moral tradicional... Doña Rosita la soltera es un drama urbano, que trata de las señoritas solteras de provincias condenadas a esperar inútilmente el amor en un medio burgués mediocre que ahoga sus deseos de felicidad; el drama de "la cursilería española”. La casa de Bernarda Alba es un apasionado alegato contra el autoritarismo familiar que encarna la figura de Bernarda Alba y que desemboca en muerte y dolor.

Tras el final de la Guerra Civil española, vendrán autores como Antonio Buero Vallejo o Alfonso Sastre.

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