Teatro español: evolución y tendencias desde la posguerra hasta finales de los años 70
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El teatro español de 1939 a finales de los años 70
En la posguerra se agudizan los condicionamientos del género teatral; a la necesidad de tener que agradar al público burgués, se añade la censura, especialmente en los primeros años. Muchos autores han muerto (Lorca, Valle...) y otros se han exiliado (Casona, Max Aub, Alberti...).
Años cuarenta
Es un teatro comercial que sigue la línea del teatro anterior.
- a) Alta comedia al estilo benaventino: piezas bien hechas, dosificación de la intención crítica, teatro cómico o piezas serias, interiores lujosos (José María Pemán, Joaquín Calvo Sotelo, Juan Ignacio Luca de Tena, Edgar Neville, Alfonso Paso...).
- b) Teatro cómico: Destacan Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
Miguel Mihura
Su teatro está, en ocasiones, dentro del teatro del absurdo. Su trayectoria dramática se inicia con Tres sombreros de copa, escrita en 1932, pero no pudo ser estrenada hasta 1952, al no ser comprendida por los empresarios de la época. Tras esta obra, Mihura se dedica a un teatro más comercial, a pesar de no abandonar su tema esencial: el enfrentamiento entre los convencionalismos sociales y el individuo. Otras obras importantes son: Maribel y la extraña familia, Ninette y un señor de Murcia, Melocotón en almíbar.
Enrique Jardiel Poncela
Inicia su producción novelística y teatral antes de la Guerra Civil. Su base cómica es la inverosimilitud y lo fantástico para caricaturizar la sociedad del momento. Se diferencia del teatro de humor anterior en la atemporalidad del conflicto, de los personajes y del escenario. Es un maestro en el encadenamiento de situaciones inverosímiles, en el uso de un lenguaje cargado de ironías, dobles sentidos y juegos de palabras. Destacan Eloísa está debajo de un almendro, Usted tiene ojos de mujer fatal, Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Los habitantes de la casa deshabitada.
Años cincuenta
Al público le siguen interesando las comedias burguesas, las comedias humorísticas, las revistas musicales, las zarzuelas, el cine... Uno de los autores comerciales más importantes de la época es Alfonso Paso (La oficina, Las que tienen que servir...). Pero también hay un público, universitario en su mayoría, que reclama otro tipo de teatro con piezas más críticas. Las nuevas obras giran en torno al tema social, las desigualdades, la alienación del trabajador, la emigración, con una actitud de testimonio y protesta frente a la realidad del momento.
Antonio Buero Vallejo
En su teatro se une lo social y lo político con lo existencial, es un ejemplo de intelectual comprometido con su tiempo. Suele emplear técnicas de inmersión para que el espectador se identifique con lo representado. En un primer momento se observa un enfoque existencial en sus obras y una técnica realista (Historia de una escalera, en la que refleja la vida de los vecinos de una escalera, trata de tres generaciones de familias modestas que tratan de salir de su situación). En la segunda etapa predomina el enfoque social, pero, para evitar la censura, elige en algunas obras la forma de drama histórico (Las meninas, Un soñador para un pueblo). En la tercera etapa aumentan los experimentos escénicos y los contenidos políticos (La fundación). La trayectoria de su teatro resume la evolución del teatro tras la Guerra Civil.
Alfonso Sastre
Inicia su carrera como dramaturgo con Escuadra hacia la muerte. Mantuvo una viva polémica sobre la capacidad de cambiar la sociedad (posibilismo) o la incapacidad para ello (imposibilismo). Buscó nuevas fórmulas dramáticas que sirvieran para transmitir sus preocupaciones, como la fragmentación de la historia en cuadros y personajes con valor simbólico. Desde 1960 escribe las llamadas “tragedias complejas”, con las que pretendía que el espectador se identificase con los personajes y participase de su tragedia. Utiliza la ironía, la fragmentación en cuadros, la intervención de narrador, los elementos extraverbales (carteles, fotografías...) (La taberna fantástica).
Otros autores importantes del teatro social fueron:
- Lauro Olmo (1922-1994), que conecta el teatro social con el sainete y el esperpento con obras como La camisa (1962).
- José Martín Recuerda (1926-2007) evoluciona desde un teatro protagonizado por protagonistas rebeldes en un medio violento y opresor (Como las cañas secas del camino (1962)) hacia un teatro total que busca una fórmula escena cada vez más compleja con coros, bailes, distintos planos escénicos...
- José María Rodríguez Méndez (1925) también aúna denuncia social y naturalismo con sainete y esperpento en obras como Los inocentes de la Moncloa (1960) o Los quinquis de Madrid (1967).
Teatro entre los años 60 y 70: teatro experimental
En esta época contamos con un teatro comercial (Alfonso Paso, Ana Diosdado, Juan José Alonso Millán...). Junto a este teatro se desarrolla otro que se distingue por la superación del realismo y la búsqueda de nuevas formas dramáticas. Su contenido sigue siendo crítico, los autores encuentran dificultades para su representación por su temática crítica y la audacia formal. Se recurre a enfoques simbólicos, elementos esperpénticos y grotescos, se emplean recursos extraverbales: sonoros, visuales. Algunas de las experiencias dramáticas de este periodo son realizadas por grupos de teatro independiente como Els Joglars, Els Comediants, La Fura dels Baus, Los Goliardos o La Cuadra, que unen lo experimental y lo popular. Los autores que sobresalen en esta época son Fernando Arrabal, Francisco Nieva, Manuel Martínez Mediero...
Francisco Nieva
(1929), escenógrafo y autor, ha etiquetado su creación como teatro furioso. El simbolismo, los elementos oníricos y la raíz dadaísta caracterizan obras como La carroza de plomo candente (1971).
Fernando Arrabal
(1932) consigue fama internacional con una producción escrita en su exilio francés. Su teatro pánico, provocador y rebelde, de gran libertad formal, recoge elementos de las vanguardias de entreguerras —dadaísmo y surrealismo— y del teatro del absurdo. Los hombres del triciclo (1958) se estrenó en España, pero fracasó y determinó su decisión de exiliarse. Fando y Lis (1961), El cementerio de automóviles (1966) o El arquitecto y el emperador de Asiria (1967).