Teatro Español: De la Censura a la Diversidad Escénica

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El Teatro Español: Del Exilio a la Diversidad

1. El Teatro del Exilio y la Comedia Burguesa en los Años 40

Tras la Guerra Civil, el panorama teatral español quedó profundamente marcado. El Estado y la Iglesia impusieron una férrea censura sobre las nuevas obras y los repertorios, fomentando la autocensura entre los dramaturgos. La evolución del teatro se vio condicionada por el exilio de autores como Rafael Alberti y Pedro Salinas, y la desaparición de otros durante la contienda.

El teatro del exilio se diferenció del cultivado en España:

  • Pedro Salinas: Sus obras, como Judit y el tirano, reflejan un profundo humanismo.
  • Rafael Alberti: Cultivó un teatro político con elementos poéticos y simbólicos. Destacan Noche de guerra en el Museo del Prado, La gallarda y El adefesio.
  • Max Aub: Su teatro se caracteriza por un fuerte componente narrativo y un lenguaje realista. Aborda temas como los desastres de la guerra, la soledad y el exilio. Ejemplo: San Juan.
  • Alejandro Casona: Creó un teatro de evasión, alejado de las circunstancias sociohistóricas, como en La dama del alba.

La comedia burguesa y el teatro de humor compartían la evasión de la realidad. El teatro de posguerra buscaba entretener y transmitir la ideología de los vencedores, negando las aportaciones de la preguerra y programando autores clásicos.

La comedia burguesa se caracterizaba por su perfecta construcción, su intrascendencia y dosis de humor y ternura. Las obras, divididas en tres actos, con minuciosas acotaciones y diálogos estilísticamente cuidados, exaltaban la familia y el matrimonio. Autores destacados: Jacinto Benavente (Aves y pájaros), José María Pemán (Yo no he venido a traer la paz), Juan Ignacio Luca de Tena (¿Dónde vas, Alfonso XII?) y Joaquín Calvo Sotelo (La vida inmóvil).

El teatro de humor floreció con dos autores principales:

  • Enrique Jardiel Poncela: Optó por la evasión ante una realidad que no le agradaba. Su teatro incorpora lo inverosímil, con toques de locura y misterio. Obras como Eloísa está debajo de un almendro y Cuatro corazones con freno y marcha atrás representan una sociedad feliz centrada en el amor y el dinero.
  • Miguel Mihura: Su teatro idealiza la vida a través de la humanización de sus personajes y el triunfo de la bondad. Distorsiona la realidad con imaginación y fantasía poética. Su humor surge de la asociación inverosímil y la exageración. Tres sombreros de copa es su obra más representativa. Otras obras: Maribel y la extraña familia, Ninette y un señor de Murcia.

2. El Realismo Social de los Años 50: Buero Vallejo y Sastre

El teatro de posguerra tenía una doble función: entretener y transmitir ideología. Esto se lograba negando las aportaciones de la preguerra, estrenando obras que exaltaban los valores de los vencedores y programando autores clásicos. La censura estatal y eclesiástica fomentó la autocensura. A finales de los años cuarenta, surgió el teatro realista, de denuncia.

El estreno de Historia de una escalera (1949) de Antonio Buero Vallejo marcó el inicio del drama realista, que buscaba reflejar la realidad.

Antonio Buero Vallejo: Alcanzó el éxito manteniéndose fiel a su idea de teatro, con las concesiones justas a la censura. Su teatro se centra en los grandes interrogantes de la condición humana y los problemas del hombre contemporáneo, con referencias críticas a la España de su tiempo. Plantea la búsqueda de la felicidad, la verdad y la libertad, y los obstáculos que el hombre encuentra en una sociedad injusta. También aborda problemas morales.

Buero Vallejo aprovechó las fórmulas del teatro comercial, dándoles una nueva dimensión, preocupándose por la técnica y las innovaciones. Sus obras combinan realismo y simbolismo, con contraste de caracteres y conflicto entre personajes. Utiliza efectos de inmersión para una mayor identificación del público con la historia, como en El tragaluz y La Fundación.

Etapas de Buero Vallejo:

  • Primera etapa: Enfoque existencial, técnica realista.
  1. Historia de una escalera: Presenta tres generaciones de familias modestas, con sus sueños, amores, rencores y fracasos, debidos tanto al medio social como a su debilidad para ser fieles a sus ilusiones. La escalera simboliza el espacio inmutable, mientras los años pasan y las vidas no parecen cambiar.
  2. En la ardiente oscuridad: Protagonizada por ciegos, la sala permanece a oscuras. Un ciego que no se resigna llega a un colegio de ciegos alegres y resignados, contagiando su rebeldía. Uno de ellos lo mata para que la comunidad recobre la paz. Se plantea un dilema moral: ¿Es mejor aceptar las limitaciones y ser feliz o rebelarse contra ellas?
  • Segunda etapa: Enfoque social y ético, técnica más compleja (efectos de inmersión, escenarios múltiples y simbolistas). Dramas simbólicos que reflexionan sobre el presente a través del pasado: Un soñador para un pueblo, Las Meninas, El sueño de la razón, El concierto de San Ovidio, El tragaluz.

La doble historia del doctor Valmy fue prohibida por la censura por abordar la tortura y la represión policial.

  • Tercera etapa: Contenidos sociales y políticos más explícitos, experimentos escénicos más intensos.
  1. La Fundación: Los espectadores descubren la realidad a través de la mirada de Tomás: lo que cree ver y la realidad que va admitiendo, y el motivo de su alienación mental. Busca el efecto de inmersión y pone a los personajes en situaciones límite que les enfrentan y les crean problemas éticos.
  2. La detonación: Su protagonista es Larra. Se trata de un desfile de episodios de su vida que pasan por su mente en los instantes previos al suicidio.

Alfonso Sastre: Escuadra hacia la muerte fue retirada y prohibida tras su tercera representación. Unos soldados cumplen una misión suicida y se rebelan contra la autoridad, en alusión a la desconfianza hacia los que inducen la guerra. Sus tragedias complejas incorporan un humor negro y son una evolución del esperpento: La sangre y la ceniza, La taberna fantástica.

3. El Teatro desde los Años 60 hasta 1975

Autores dramáticos, coetáneos de la generación de poetas y novelistas del ”medio siglo”, defendían un teatro comprometido, de inspiración popular y costumbrista, con lenguaje coloquial para acentuar el realismo. Sus personajes eran de extracción humilde, obreros y empleados que malvivían o emigraban para sobrevivir.

Autores destacados: Lauro Olmo (El cuerpo), José Martín Recuerda (Las arrecogías del beaterio de Sta. María Egipciaca), Carlos Muñiz (El tintero).

Surgieron orientaciones dramáticas innovadoras, influenciadas por las innovaciones teatrales europeas, especialmente por dos tendencias:

  • Teatro del absurdo: Conciencia de un mundo degradado y necesidad de denunciarlo.
  • Teatro de la crueldad (Antonin Artaud): Situaciones crueles que subrayan la incomunicación, restaurando el carácter ritual de los orígenes teatrales y buscando el contacto directo entre espectáculo y público.

Autores innovadores:

  • Fernando Arrabal: Su teatro pánico concilia lo absurdo con lo cruel, con elementos surrealistas. Obras: Pic-nic, El cementerio de automóviles, El arquitecto y el emperador de Asiria.
  • Francisco Nieva: El tema básico de sus obras es la represión de la sociedad, que degrada al ser humano. Obras: Nosferatu Pelo de tormenta, La carroza de plomo candente.

A finales de los sesenta, el teatro universitario se transformó en teatro independiente, que rechazaba el espectáculo conservador mediante una estética peculiar y la autofinanciación. Actuaban al margen de los empresarios teatrales.

En las últimas décadas, la característica más destacada es la variedad de tendencias. El público no siempre acepta los montajes vanguardistas, prefiriendo a menudo un teatro más convencional. De ahí el éxito de obras de Antonio Gala (Anillos para una dama), de lenguaje poético simbólico, y obras de estética más realista que se interesan por temas de la vida contemporánea, como la repercusión social de la nueva economía, la marginación, la violencia, el impacto de las drogas o el conflicto generacional. Autores: Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!, Ñaque), José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro, La estanquera de Vallecas), Fermín Cabal (Castillos en el aire), Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano).

En los últimos años, han sido bien acogidas obras de Jordi Galcerán (El método Grönholm) y Juan Mayorga (La tortuga de Darwin, El elefante ha ocupado la catedral, Himmelweg).

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