El Teatro Español Anterior a la Guerra Civil: Éxito Comercial vs. Innovación Dramática
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El teatro anterior a la Guerra Civil Española se vio sometido a fuertes condicionamientos ideológicos y comerciales, buscando complacer a un público burgués que buscaba un rato de evasión. Coexistían dos corrientes principales: un teatro comercial de éxito pero de poca calidad (comedia de salón, teatro modernista, teatro costumbrista y de humor) y un teatro innovador de mayor calidad (el teatro de la generación del 98, Valle-Inclán, Lorca…) que, sin embargo, no gozaba del favor del público.
El Teatro de Éxito
Comedia Burguesa o de Salón
Destaca Jacinto Benavente, que triunfa con obras muy bien acogidas por el público, en las que utiliza una crítica suavizada de las costumbres burguesas, habilidad escénica, ingenio y calidad literaria en los diálogos. Sin embargo, su obra presenta ciertas limitaciones: personajes planos, temas repetidos y tendencias al moralismo y al sentimentalismo. Entre sus obras destacan Los intereses creados y La Malquerida. Otros autores destacados son Luca de Tena y José Calvo Sotelo.
Teatro Modernista
Este tipo de teatro se caracteriza por estar escrito en verso retórico y tener una ideología tradicional que ensalza el heroísmo, la raza, el imperio y la religión. De ahí la preferencia por los argumentos históricos o religiosos. Autores importantes son Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina, con sus dramas históricos Las hijas del Cid o En Flandes se ha puesto el sol. Dentro de esta línea podemos incluir alguna obra de los hermanos Machado y de José María Pemán.
Teatro Costumbrista y de Humor
Se inspira en los sainetes clásicos y de humor popular:
- Los hermanos Álvarez Quintero triunfan con comedias basadas en una Andalucía tópica: diálogos intrascendentes, sentimentalismo, visión optimista de la vida…
- Carlos Arniches es el más destacado dentro de esta corriente; escribe sainetes inspirados en el costumbrismo madrileño y es el autor de la llamada Tragedia grotesca, donde mezcla humor y tragedia para denunciar la ociosidad de las clases pudientes, el caciquismo, el machismo… En esta línea destaca su obra La señorita de Trévelez.
- Pedro Muñoz Seca es un autor de un subgénero humorístico de gran éxito denominado “astracán”, donde solo buscan la risa fácil con chistes, juegos de palabras, situaciones equívocas… Su éxito más notable es La venganza de Don Mendo.
El Teatro Renovador de la Generación del 98
No tiene éxito de público, pero ofrece nuevas e importantes propuestas a la escena española:
- Miguel de Unamuno escribe densos dramas de ideas y diálogos filosóficos, con personajes descarnados y una acción secundaria (El otro).
- José Martínez Ruiz “Azorín” escribe un teatro en una línea de simbolismo vanguardista (Lo invisible).
- Jacinto Grau destaca por escribir un teatro culto e inspirado en temas literarios y míticos (El señor de Pigmalión) que tuvo más éxito en Europa que en España.
- Ramón Gómez de la Serna escribe obras de teatro “para el que no quiere ir al teatro”, al margen de gustos y convenciones escénicas.
Por encima de todos, destaca el teatro renovador y revolucionario de Ramón María del Valle-Inclán con su creación del “esperpento”, nuevo género literario casi vanguardista. A nivel ideológico, encierra una crítica despiadada a los tópicos e instituciones de la España de la época; y a un nivel formal una renovación radical del lenguaje teatral: variedad de escenarios, lenguaje desgarrado y humor ácido, deformación de personajes, juegos de luces-sombras, máscaras… Su teatro es la máxima aportación a la escena española del siglo XX. Obras: Divinas palabras, Luces de Bohemia y Los cuernos de Don Friolera.
Teatro de la Generación del 27
Algunos poetas del grupo del 27 o contemporáneos escriben un teatro renovador, en el que destacan tres aspectos comunes: es un teatro “poético”, que incorpora rasgos de la vanguardia (surrealismo, simbolismo…) y que pretende acercarse al pueblo en una línea de compromiso social.
Pedro Salinas escribe 12 obras de un acto (teatro de cámara) con diálogos poéticos y algunas de compromiso social. Rafael Alberti escribe un teatro surrealista (El hombre deshabitado) y otro comprometido políticamente (El adefesio). Alejandro Casona es un autor vinculado al grupo que triunfa con obras donde combina el humor, la poesía y el simbolismo con una mezcla muy personal de realismo y fantasía (La dama del alba).
Federico García Lorca
Destaca, sobre todo, Federico García Lorca, con un teatro poético, popular, comprometido y vanguardista. El tema central de su obra es la frustración originada por el choque irreconciliable entre dos fuerzas antagónicas: la fuerza de la libertad frente a la imposición externa de una autoridad que aniquila al individuo. Las heroínas de Lorca quieren realizar sus vidas, pero se estrellan contra las convenciones sociales, la incomprensión y, al final, con la muerte.
Los rasgos que definen su teatro son: la convivencia de realidad y poesía, de una dimensión humana y estética, la raíz andalucista y el alcance universal; es un teatro con un claro enfoque social y popular que denuncia la hipocresía, las convenciones sociales, la opresión y la injusticia; y es un teatro que recoge y asimila influencias muy variadas: desde las tragedias griegas a los clásicos de los Siglos de Oro o la influencia surrealista.
Las obras más importantes de Lorca forman la llamada “trilogía rural”: Yerma, Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba (la opresión de unas hijas que sufren el despotismo de una madre llena de prejuicios). Su obra El público reivindica el amor homosexual frente a la incomprensión del público y la moral tradicional.