La Sucesión al Trono Español: Conflicto y Guerra Civil (1830-1839)

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El Problema Sucesorio en la Corona Española (1830-1839)

La era isabelina representó la consolidación del liberalismo en una orientación fundamentalmente conservadora o doctrinaria. Sin embargo, este proceso no estuvo exento de conflictos, como lo demuestra el problema sucesorio que enfrentó a los partidarios de Isabel II con los de Carlos María Isidro.

Las Bases Legales de la Sucesión

La legislación castellana recogida en Las Partidas establecía la sucesión indiferente de varón o mujer en el trono de España. Sin embargo, al entronizarse la dinastía de los Borbones, Felipe V implantó en 1713 la llamada Ley Sálica, que prohibía reinar a las mujeres, siguiendo la costumbre de Francia.

Por motivos que no aparecen claros, Carlos IV decidió su derogación en las Cortes de 1789. Esta derogación sería confirmada por Fernando VII en 1830, cuando su cuarta esposa estaba ya embarazada.

Fernando VII había estado casado en tres ocasiones y no había tenido descendencia. Así las cosas, el llamado a reinar tras su muerte, sería su hermano D. Carlos María Isidro.

Fernando VII hizo publicar el 29 de marzo de 1830 la Pragmática Sanción a petición de María Cristina y previa consulta al Consejo de Estado. Esta norma eliminaba la Ley Sálica y restablecía la línea sucesoria de Las Partidas, favorable a la sucesión femenina. El 10 de octubre de 1830, por lo demás, nace Isabel, convertida en heredera.

La Lucha por Dos Sistemas Políticos

Es necesario decir que no se trataba sólo de la lucha por el trono, sino que el conflicto profundizaba en la lucha por dos sistemas políticos diferentes: el absolutismo inherente al Antiguo Régimen o el liberalismo. El primero quedó representado por D. Carlos y el segundo por la futura Isabel II.

D. Carlos defendía la monarquía absoluta, el tradicionalismo católico y la defensa de los fueros vascos y navarros.

En septiembre de 1832 se producen los llamados Sucesos de la Granja, cuando sucesivas intrigas palaciegas, ante el rey agonizante, consiguen que Fernando VII firme la supresión de la Pragmática Sanción.

La Oposición Carlista a la Monarquía Isabelina

D. Carlos abandona la corte y se traslada a Portugal, mientras Cea Bermúdez buscaba apoyos para la regente, María Cristina, y su tímido proyecto reformista.

Fernando VII muere finalmente en septiembre de 1833. Carlos María Isidro publica el llamado Manifiesto de Abrantes pocos días después, el 1 de octubre. En él se presentaba como nuevo rey con el título de Carlos V. Esto supondrá el inicio de la primera guerra carlista, de extraordinaria crueldad, en la que se enfrentaron no sólo dos candidatos sino dos formas de entender la organización política de España.

La guerra finalizará con el triunfo del bando liberal tras el Abrazo de Vergara (31 de agosto de 1839), acuerdo entre los generales Espartero y el carlista Maroto.

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