Sofistas y Sócrates: Ideas Clave de Protágoras y Gorgias en la Filosofía Griega

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Protágoras (aprox. 481-401 a.C.)

Natural de Abdera, Protágoras viajó a Atenas, donde gozó de la confianza de Pericles. Alcanzó gran fama, pero tuvo que escapar a Sicilia acusado de ateísmo y blasfemia, con un claro trasfondo político. En su libro Acerca de los dioses, mantenía una postura agnóstica, no atea. Sin embargo, su crítica a los usos y ritos religiosos fue considerada peligrosa.

El Relativismo de Protágoras: "El Hombre es la Medida de Todas las Cosas"

Su doctrina más conocida es la célebre frase: «el hombre es la medida de todas las cosas». Aunque la interpretación de este fragmento es objeto de debate, Protágoras defendió un relativismo tanto de las cualidades sensibles como de los valores. Los primeros filósofos consideraban cualidades como el frío, el calor, la humedad y la sequedad como «cosas» en sí mismas. Además, es probable que aquí «hombre» se entendiera en sentido colectivo, lo que llevaría a considerar el relativismo de Protágoras como un relativismo cultural: cada pueblo tiene sus costumbres y leyes, y las considera las mejores.

Para Protágoras, la ley no se basa en la naturaleza, sino que es una invención de los legisladores; existe por convención y es siempre modificable. De esto no se extrae que cualquiera pueda contravenir la ley, sino lo contrario: dado que cualquier otra ley sería igualmente convencional, lo mejor es mantener las que ya se poseen.

El Mito de Prometeo y el Valor de la Cultura

En el «mito de Prometeo», Protágoras defiende el valor de la cultura como aquello que diferencia al ser humano del animal. Gracias a ella, el hombre puede subsistir, a pesar de ser, por naturaleza, un animal desvalido.

Gorgias (aprox. 483-375 a.C.)

Originario de Leontinos (Sicilia), Gorgias abandonó la filosofía para dedicarse a la oratoria, una característica distintiva de la sofística siciliana. Había sido discípulo de Empédocles y, para defender a su maestro, escribió un tratado titulado Acerca de la naturaleza o Del no ser.

La Negación del Ser y el Poder de la Retórica

En su tratado, Gorgias afirma que:

  • Nada existe.
  • Si algo existiera, no podría ser conocido.
  • Si pudiera ser conocido, no podría ser comunicado ni explicado a los demás.

Con estas premisas, intentó demostrar la no coincidencia entre el ser, el pensar y la palabra, destruyendo así el principio fundamental del eleatismo. Renunció al conocimiento objetivo y se despidió de la filosofía, consagrándose a la oratoria, donde destacó como maestro y teórico.

Partiendo de un relativismo ético, Gorgias consideraba que la seducción, la ilusión provocada y el engaño estaban justificados tanto en la oratoria como en el teatro.

Sócrates (aprox. 470-399 a.C.)

Según Aristóteles, a Sócrates se le podían atribuir los razonamientos inductivos y la búsqueda de la definición de lo universal. La pregunta fundamental de Sócrates era «¿Qué es...?», y esperaba que el interlocutor le contestara con una definición. Él nunca daba una definición, sino que ayudaba a que los demás encontraran una por sí mismos.

El Método Socrático: Inducción y Búsqueda de la Esencia

Su método se encaminaba a la construcción de definiciones que debían encerrar la esencia inmutable de la realidad investigada. El procedimiento para llegar a la definición verdadera (la finalidad de la mayéutica: «ayudar a dar a luz») era inductivo: examen de casos particulares y ensayo de una generalización que proporcionara la definición buscada.

La Mayéutica y la Búsqueda de Conceptos Morales

Sócrates centró su búsqueda en conceptos morales, y a menudo la terminaba sin un resultado concluyente. Así, diálogos como Eutifrón (sobre la piedad), Cármides (sobre la templanza) y Lisis (sobre la amistad) concluyen con un aparente fracaso, invitando a la reflexión continua.

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