Sociolectos y Geolectos: Comprendiendo las Variedades del Español
Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Español
Escrito el en
español con un tamaño de 4,23 KB
Sociolectos y Geolectos: Las Variedades de la Lengua Española
Es posible distinguir varias modalidades dentro de una misma lengua. Estas son las geográficas, las históricas y las sociales. Estas conforman el español en su totalidad y permiten explicar los principales cambios que ocurren en nuestro idioma.
Las principales variedades son:
- Geolectos: modalidades geográficas.
- Cronolectos: modalidades históricas.
- Sociolectos: modalidades sociales.
Modalidades Geográficas (Geolectos)
Cuando las lenguas son habladas en una vasta extensión territorial, tienden a diferenciarse. El español se ha extendido desde Europa a América y no escapa a este fenómeno. Hay claras diferencias entre el español hablado en México, en Argentina o en España.
Dentro de los propios países, es posible encontrar las mismas diferencias según el lugar: los chilotes no hablan de la misma manera que los santiaguinos, ni los rioplatenses que los mendocinos.
Si nos ubicamos en un nuevo contexto geográfico, debemos adaptarnos lingüísticamente al uso de la mayoría, familiarizándonos con las expresiones locales y reproduciéndolas, en pro de alcanzar una mejor comunicación y evitar confusiones.
Una persona recién llegada a un lugar distinto del que proviene tendrá que buscar apoyo en el contexto para resolver las posibles ambigüedades que puedan surgir o efectuar preguntas de carácter metalingüístico para resolver sus dudas.
Las expresiones que causen dificultades de comprensión a alguien recién incorporado a una comunidad lingüística distinta de la propia, pero que comparten la misma lengua, se encontrará con variaciones que tienen que ver con palabras y sus significados, expresiones o diferencias en la producción de los sonidos.
Desde el punto de vista lingüístico, no hay modalidades geográficas del español que puedan ser consideradas como mejores que otras.
Modalidades Sociales (Sociolectos)
En una misma ciudad podemos encontrar otras modalidades que permiten ubicar a los hablantes en relación con su nivel cultural, en clases altas o clases bajas, según la manera de expresarse. Estas modalidades lingüísticas son las que nos hacen pensar que alguien habla incorrectamente cuando dice “difierencia” en lugar de “diferencia”.
El español también se habla de manera distinta en cada nivel social. A través de la información sintomática, podemos ubicar socialmente a los interlocutores; así sabemos si se trata de un obrero, un intelectual, un analfabeto, una persona que posee cultura universitaria, un mozo o un alto funcionario.
Estas diferentes maneras de hablar forman las clases sociolingüísticas, que se pueden observar en ejemplos como trabajaste / trabajastes / trabajates. Lo más probable es que quien usa la primera forma pertenezca a un nivel alto y quien usa la tercera, a un nivel bajo.
Las diferencias sociolingüísticas son las que nos llevan a manifestar nuestros prejuicios sociales. Si hablamos con un cubano o un argentino, comprenderemos que su forma de hablar no tiene por qué ser igual a la nuestra: la supondremos adecuada y la aceptaremos.
Las diferencias sociales se manifiestan en el uso del idioma. Hay formas que identifican a los hablantes en cuanto a su pertenencia a una clase o grupo. Fuera de este hecho sintomático, no hay nada en trabajates o haiga que obstaculice la conversación.
En cuanto a la función referencial, unas u otras formas son igualmente eficaces: la diferencia está solo en el síntoma. Es este el que nos hace rechazar palabras que en otras épocas gozaban de prestigio. Cervantes usaba “mesmo”, “acetar”, “perfección”, “recebido” y “priesa”, palabras que en su sociedad eran aceptadas precisamente porque las usaban los grandes escritores, pero que ahora no tienen prestigio porque han quedado reducidas al uso de las clases populares. Esto demuestra que los vocablos no tienen nada en sí de impropio y que el hecho de que en una sociedad aceptemos unos y rechacemos otros se debe al mayor o menor prestigio que concedamos a los usuarios.