Sociedad de Naciones, Relaciones Internacionales y Fascismo en el Periodo de Entreguerras
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La Sociedad de Naciones y las Relaciones Internacionales de la Posguerra
La Sociedad de Naciones
Uno de los 14 puntos de Wilson era una asamblea donde participasen todos los estados. Así, nacía en la Conferencia de París la Sociedad de Naciones, que buscaba garantizar la paz y el concierto internacional, y fomentar la cooperación y el desarrollo social y cultural. Su ideario contemplaba el respeto a la independencia política y la integridad territorial de los países miembros. En caso de conflicto, debería solventarse de forma pacífica.
La sede se estableció en Ginebra (Suiza). Inicialmente la integraron 45 estados que constituían la Asamblea General y que estaba facultada para admitir miembros o expulsarlos. Destacaba el Consejo, compuesto por 4 miembros permanentes (Reino Unido, Francia, Italia y Japón) y 4 temporales. Contaba con una Secretaría (un órgano meramente administrativo) y como organismo asociado tenía al Tribunal Internacional de la Haya. Quedaron excluidos la Unión Soviética, Alemania y los Estados Unidos (por la no ratificación por parte del Senado norteamericano).
La efectividad de la Sociedad de Naciones fue escasa por:
- La limitada capacidad para decidir los asuntos, era necesaria la unanimidad.
- La inexistencia de medios eficientes para hacer cumplir las resoluciones adoptadas.
- La falta de implicación de las potencias.
Su mayor éxito consistió en sacar adelante determinados programas de cooperación económica y humanitaria. Su principal fracaso radicó en no poder evitar el estallido de la II Guerra Mundial. Se disolvió en 1946.
Las Relaciones Internacionales de la Posguerra
Hubo tensiones internacionales. Una de ellas es la cuestión de las nacionalidades. Una cuestión espinosa fue la de las cláusulas del Tratado de Versalles, que enfrentó a Alemania y Francia. El eje del problema se hallaba en las reparaciones de guerra. En la Conferencia de Londres se fijó el montante de las reparaciones alemanas. El gobierno alemán se vio forzado a pedir una moratoria de pago. El gobierno francés se obstinó en que “debía pagar” y ocupó la cuenca industrial del Ruhr. Como consecuencia, la economía alemana se hundió.
Se produjo una distensión del ambiente internacional, basado en el intento de resolver el problema alemán. Los Estados Unidos se erigieron en la mayor potencia del orbe. Este período fue acompañado de comportamientos marcados por el optimismo y el consumismo. La recuperación se debió al Plan Dawes, que redujo significativamente las cantidades que Alemania había de abonar a los vencedores, flexibilizaba el pago de las mismas y arbitraba la concesión de importantes créditos que permitían al Estado germano hacerles frente. El objetivo del plan era hacer que Alemania estuviese en disposición de satisfacer a sus acreedores y que éstos, a su vez, consiguiesen saldar sus obligaciones con ellos.
Se inauguró un período de distensión con los Acuerdos de Locarno, por el que se estableció un sistema de garantías mutuas entre Alemania, Francia, Bélgica, Reino Unido e Italia, por el que se comprometieron a respetar las fronteras occidentales de Alemania. Con este pacto se inauguró un nuevo estilo en las relaciones internacionales basado en el diálogo. En 1926 se admitió a Alemania en la Sociedad de Naciones. Un paso más en favor de la paz fue el Pacto Briand-Kellog, que condenaba la guerra como forma de resolución de los conflictos. Este pacto quedó en una declaración de renuncia a la guerra y de compromiso a resolver los conflictos de manera pacífica.
Democracias y Dictaduras en la Europa de Entreguerras
Hacia 1920, Europa estaba formada por veintiséis Estados democráticos, con el reconocimiento de los derechos y libertades individuales, del sufragio universal y con un modelo pluripartidista. Sólo las dictaduras de Rusia y Hungría suponían una excepción. El fracaso de los gobiernos democráticos para solucionar los problemas económicos, políticos y sociales de entreguerras provocó el descontento y la decepción popular. La democracia solo subsistió en los países en que estaba más consolidada (Francia, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, Suiza, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia y Checoslovaquia). Desde muy pronto, los sistemas democráticos se vieron amenazados por los extremismos políticos que, aparentemente, daban claras y contundentes soluciones a los problemas políticos y sociales.
Mientras las clases altas y medias defendieron la idea de un gobierno fuerte, que mantuviese el orden y la unidad nacional, las clases bajas veían en las revoluciones el modo de solucionar sus problemas. Las sublevaciones socialistas y marxistas, o amenazas de sublevaciones socialistas, fueron una constante. La más notable fue la de Alemania, donde el levantamiento Espartaquista fracasó. En Baviera, los comunistas derrocaron el gobierno y establecieron la República Soviética de Baviera, que duró unas pocas semanas. Una vida de brevedad similar tuvieron las Repúblicas Soviéticas que surgieron en otros estados alemanes y el gobierno soviético establecido en Hungría.
La República de Weimar se hizo más derechista y reprimió con mayor dureza al movimiento obrero. Se impusieron dictaduras nacionalistas radicales de derechas, aunque sólo en Italia y en Alemania se impusieron en el poder dictaduras plenamente fascistas. La mayoría de los sistemas políticos de Europa eran autoritarios y la forma más común eran las dictaduras de derechas. Pero el momento culminante llegará con el contundente éxito del partido nazi, que llevó a Hitler al poder en Alemania e imprimió un nuevo impulso a los movimientos fascistas.
Ideología y Bases Sociales del Fascismo
El fascismo es el modelo político que tuvo su primera expresión en la Italia y la Alemania de entreguerras. Con el tiempo ha adquirido un sentido más amplio que designa una reacción violenta y autoritaria contra la expansión del principio de igualdad entre los ciudadanos. Se sustenta en:
- Nacionalismo exacerbado y racista: Defiende la preservación y exaltación de la raza como un factor crucial para la unidad nacional, justificando la eliminación de otros grupos y la expansión territorial a través del militarismo e imperialismo.
- Exaltación del Estado sobre los derechos individuales: Prioriza el Estado por encima de los derechos y libertades de los individuos, que se subordinan a los intereses estatales.
- Rechazo al liberalismo y la democracia: Niega la igualdad entre los ciudadanos, la soberanía popular y el sufragio, no tolera la separación de poderes ni el parlamentarismo, anulando cualquier oposición y favoreciendo una sociedad dominada por élites.
- Culto al líder carismático: Exalta la figura de un líder carismático que concentra todo el poder, personifica al Estado y lidera el partido único, respaldado por una maquinaria propagandística y una escenografía grandiosa.
- Oposición a la racionalidad y exaltación de lo irracional: Se distancia de la tradición racionalista y materialista, desconfiando de la razón y exaltando los elementos irracionales de la conducta humana, como el fanatismo y la obediencia ciega. Valora la fuerza, rechaza el pacifismo y defiende la legitimidad de la violencia y la guerra como instrumentos de progreso histórico y selección de pueblos, naciones y razas.
La Ideología Fascista
- El estado fascista fue un estado totalitario.
- El partido oficial era la única organización política permitida. Este partido se sustentaba en el principio de liderazgo, según el cual el poder debía recaer en un jefe dotado de un poder «carismático». Así se estableció el culto a la personalidad del líder.
- Otra característica era un radical anticomunismo, antiliberalismo y anticapitalismo.
- El nacionalismo de los partidos fascistas derivó inmediatamente en un nacionalismo agresivo, con sueños expansionistas.
- La ideología fascista era contraria a la idea de igualdad. En este sentido, el fascismo y, muy especialmente, su versión alemana, el nacionalsocialismo, fue una ideología radicalmente racista.
- El fascismo exaltaba los elementos irracionales de la conducta frente a los principios de la sociedad occidental.
- La violencia, frente a los oponentes políticos, se consideraba un valor positivo.
- Los partidos fascistas pretendían movilizar a las masas y encuadrarlas. Las milicias del partido otorgaron importancia a los símbolos, mítines, desfiles y ritos ceremoniales.
- El fascismo promovió los “valores masculinos”. El papel de la mujer quedó relegado al rol tradicional de madre y esposa.
Las Bases Sociales del Fascismo
Los partidos fascistas nunca lograron un completo respaldo popular. La base social del fascismo está constituida por grupos sociales muy heterogéneos:
- Desclasados en buena parte, desarraigados social y moralmente a causa de la crisis general de posguerra.
- También contaron con el apoyo de jóvenes activistas y románticos fuertemente impresionados por la guerra y frustrados por la “ineficacia” del sistema liberal.
- Tras la guerra, las clases medias y la clase obrera prestaron su apoyo a las fuerzas socialistas; aquella vio muy pronto derrumbarse sus ilusiones; al proletariado, esa incapacidad le afectó en ciertos sectores menos concienciados o no ligados a partidos obreros.
- Un apoyo fundamental fue el de los grandes empresarios y terratenientes. Estos grupos financiaron a las organizaciones fascistas para utilizarlas contra el socialismo y el comunismo.
- El fascismo también recibió el apoyo del ejército y la policía, que toleraron e incluso colaboraron con la violencia.