Socialización: Proceso de Integración y Desarrollo Humano en la Sociedad

El Proceso de Socialización

Si de repente nos encontramos en una sociedad remota y desconocida, comprenderíamos lo difícil que puede resultar convivir con los demás. Hablar o no un mismo idioma, compartir unas mismas creencias y tener o no costumbres parecidas puede ayudar a integrarnos en la sociedad para convivir. El proceso de adquisición y asimilación de estas habilidades, pautas y creencias recibe el nombre de socialización.

Definición de Socialización

Hemos tenido que aprender a ser miembros de nuestra sociedad (vivir en compañía de forma plena y satisfactoria con los demás). La socialización es el proceso de aprendizaje mediante el que nos integramos en la comunidad de la que formaremos parte. Consiste en la adquisición de las reglas, los principios y las costumbres de la cultura en que vivimos. Por un lado, necesitamos a los demás para aprender las habilidades, los usos y las normas sociales; y por otro, necesitamos adquirir estas pautas para poder vivir con ellos. Gracias a la socialización, adquirimos conocimientos importantes de quienes nos rodean y además formamos los vínculos afectivos necesarios para llevar una vida rica y plena. Mediante la socialización modelamos nuestra conducta y personalidad. Mediante ella, nos integramos en la sociedad y nos formamos como personas. Gracias a ella, disfrutamos de un poso común que nos une y asemeja, favoreciendo la capacidad de empatizar y la posibilidad de sentirnos comprendidos y reconocidos por los demás. La socialización es imprescindible porque es un proceso de humanización. Mediante la socialización adquirimos y desarrollamos todas aquellas cualidades y actitudes que nos permiten llevar una vida humana.

Mecanismos de Socialización

El ser humano se caracteriza, frente al resto de las especies, por una capacidad de aprendizaje mayor y más larga (juvenilización llamado por algunos autores). Consiste en un período de juventud largo, pues se mantienen durante toda la existencia rasgos que en las otras especies son exclusivos de esta etapa vital (capacidad de aprender). En la infancia parece que el ser humano está dotado para asimilar y adquirir conocimientos de todos los tipos, pero con el paso del tiempo se olvida un poco. Por ejemplo, los niños aprenden rápido a montar en bici, o hablar un idioma extranjero, mientras que a los padres les cuesta. Los mecanismos mediante los que se hace efectiva la socialización son muy diversos (juegos, repetición, observación).

En los primeros años de vida, todos los niños sienten la tendencia a reproducir aquello que ven hacer a los demás. En el niño, este comportamiento imitativo es arbitrario y gratuito, pero los mayores aprovechan esta tendencia innata. Mediante la aprobación y la recompensa ante las imitaciones buenas, y la reprobación y el rechazo de las imitaciones desafortunadas, de esta manera el niño asimila las normas y costumbres convencionales. Superada la infancia, los comportamientos imitativos y la aprobación y desaprobación de los demás ya no tienen tanta importancia, pero siguen determinando la conducta durante la vida. En la adolescencia y la madurez vienen a sumarse a éstos otros mecanismos de la edad adulta. Como en esta etapa se piensa más conscientemente, cobran importancia mecanismos como la comunicación explícita de las pautas.